Asegura que por ciertas características inherentes a la profesión y por la precariedad en que muchas veces se ejerce, los sanitarios son uno de los colectivos “más vulnerables” a enfermar a causa de su propio trabajo. Estrés, ansiedad, desmotivación o el síndrome de burnout o trabajador quemado —algo que sufren seis de cada diez facultativos, según un reciente estudio de la Organización Médica Colegial— son algunos de los síntomas que presentan estos profesionales, acostumbrados a estar del otro lado y que suelen tardar en pedir ayuda. “Priorizamos tanto la atención al otro que nos olvidamos de nosotros mismos”, señala la psiquiatra Carmen Barral, que trabaja en el Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (Paime) del Colegio Oficial de Médicos de A Coruña y que ayer participó en las jornadas online ¿Quién cuida al cuidador?, organizadas por tres doctoras gallegas y que buscan dar las claves a los profesionales para sobrellevar mejor ciertas situaciones y saber dónde pedir ayuda si es necesario.

¿Son los sanitarios un colectivo más vulnerable a enfermar a causa de su trabajo?

Totalmente. Somos un colectivo que está reconocido que somos muy vulnerable porque estamos expuestos a situaciones de inseguridad, de estrés laboral, de agresiones y muchas veces en contextos muy precarios. Aunque nos cuesta mucho reconocerlo es una profesión que nos puede vulnerabilizar mucho y nos puede enfermar.

¿Cuáles son los principales problemas de salud que sufren?

Los síntomas más comunes son a los que muchas veces se hace referencia como el síndrome de burnout o del trabajador quemado y tienen que ver con la sensación de quemazón, la desmotivación en el trabajo, el estrés crónico y con ello más ansiedad, insomnio, depresión... Estos son los síntomas que más se refieren en este contexto laboral y con las consecuencias que esto tiene porque esa desmotivación, esa falta de implicación y compromiso con el trabajo afecta a la calidad asistencial pero también a nivel personal. Ese sanitario se va desmotivado a su casa, con una depresión y esto puede ir más allá de la salud mental porque hay estudios que indican que el burnout lleva a menos cuidado personal y con ello malos hábitos que pueden derivar en hipertensión diabetes tipo 2.

¿Entonces, el síndrome del trabajador quemado es más frecuente entre los sanitarios que en otras profesiones?

No es algo exclusivo de la medicina, pero sí. Hay datos que indican que el síndrome de burnout entre sanitarios se ha multiplicado por dos con la pandemia. El perfil del profesional en riesgo o más vulnerable de sufrirlo es una mujer, médico y menor de 30 años. Y además habría que hablar también de otro problema que es el acoso laboral, donde hay cifras preocupantes. Un estudio de la Organización Médica Colegial de 2017 indicaba que tres de cada cuatro encuestados en el sector sanitario reconocían que habían sufrido algún tipo de acoso psicológico en los últimos meses.

Asegura que se tarda en pedir ayuda cuando es un colectivo que trabaja precisamente detectando problemas de salud en los demás.

Sí, parece que es más difícil. Hay como ese rol de cuidar, de aguantar, de tener que poder con todo.: con las guardias, con no cansarse, el estrés laboral, las agendas... Continúa cierta cultura del sufrimiento que hace que sea más difícil pedir ayuda. Esa tradición que vivimos desde residentes del sacrificio, el hacer guardias, el no librar, y hay que ir rompiendo esa cultura para aspirar a que se mejoren las condiciones laborales y ya no solo por mejorar sino por las repercusiones que tienen en distintos ámbitos.

¿Las condiciones laborales influyen en gran medida en la salud del personal sanitario?

Claro que sí. Es cierto que hay un contexto de la profesión inevitable que es necesario asumir y contextualizar como le que corresponde, pero otras cosas como el hacer dos guardias seguidas, no tener recursos o unas agendas imposibles no se pueden normalizar, banalizar ni asumir y es algo en lo que al final caemos todo. Es importante hablar de ello, visibilizarlo, reclamarlo con el propósito de que el profesional se sienta atendido y por otro lado se cuide a sí mismo.

Es psiquiatra en el Paime, un programa destinado a la atención de médicos. ¿En qué consiste?

Es un programa que otorga ayuda psicológica y psiquiátrica, que existe a nivel nacional y que llevan a cabo los colegios médicos. Se busca hacer más accesible el pedir ayuda con un sistema además que garantiza la confidencialidad. Simplemente el médico tiene que entrar en contacto con el Colegio, se somete a una primera consulta psiquiátrica y a partir de ahí se le realizar un seguimiento o se le pauta el tratamiento necesario.

¿Cuántos médicos coruñeses precisan de esta atención?

Ahora mismo hay unos 40 o 50 profesionales.

¿Aumentó la demanda durante este año de pandemia?

Nosotros pensábamos que iba a haber mucha demanda y hemos visto algún caso más, pero no hubo un gran incremento. Esto me lleva a pensar varios planteamientos. Igual una parte de los médicos han pedido ayuda a otras instancias, otros que han caído en el autotratamiento —que es el gran peligro en el médico—, pero también por otro lado creo que han salido a la luz factores de resiliencia. Yo soy una optimista nata y creo que aunque estos meses se han visto cosas muy duras, sobre todo los que trabajan en primera línea, hay cosas también positivas como el trabajo en equipo o el reconocimiento social de la profesión que para algunos pudo hacer más llevadera toda esta situación. Es cierto eso sí que hay estudios que indican que la autopercepción de los sanitarios es que su salud empeoró en pandemia y que tienen más cansancio.

¿Cuáles son los motivos que llevan a los médicos al Paime?

Suelen venir por el cansancio, la saturación que vive el profesional. Llegan muchos médicos de Atención Primaria, ya antes del COVID, por la sobrecarga de trabajo que tienen que al final les hace mella, gente que pese a que intenta descansar todo lo posible y revitalizarse en su tiempo libre no lo consigue. Suelen venir después de mucho tiempo y de no haber sabido cómo solucionar el problema.

¿Qué consejos da a profesionales que estén en esta situación?

Que es importante hablar, comunicar emociones y no banalizar la situación. Hay que pedir ayuda a los compañeros, a otras instituciones porque es cierto que a veces priorizamos la atención al otro y nos olvidamos de nosotros mismos. Y también es muy importante el autocuidado a nivel personal, dormir bien, descansar y aprender a preguntarse ante un problema laboral, ‘¿qué puede hacer yo?, ¿cómo me cuido?, ¿pido ayuda?’.