Los mayores son las principales víctimas de la pandemia de coronavirus en Galicia. Pese a no ser la franja de edad que registró más contagios en el primer año de crisis sanitaria y a que solo representan al 8,69% de la población gallega, siete de cada diez muertes por COVID en la comunidad gallega entre marzo de 2020 y el 1 de abril de 2021 se produjeron en quienes tenían más de 80 años y protagonizaron uno de cada tres ingresos. Y si la franja de edad se amplía y se incluye a todos los que superan los 70 años, la situación empeora: ellos concentraron el 90% de las muertes y el 54% de las hospitalizaciones. Estas son algunas de las conclusiones de un estudio realizado por el neumólogo del Hospital de A Coruña Pedro J. Marcos junto a los profesores Iván Area y Henrique Lorenzo (de la Universidade de Vigo) y Juan J. Nieto (Universidade de Santiago), que acaba de ser publicado en la International Journal of Environmental Research and Public Health, en el que con los datos oficiales sobre la mesa analizan qué grupos de edad fueron los más afectados por el COVID en el primer año de pandemia y cómo influyó la vacunación en las muertes o las hospitalizaciones.

Los expertos analizaron los contagios, los ingresos y las muertes por franjas de edad registradas entre el 4 de marzo de 2020 y el 1 de abril de 2021, lo que permite en qué colectivos el virus azotó con más fuerza. Los mayores son quienes se llevaron la peor parte. En el primer año de pandemia se infectaron de COVID 20.684 mayores de 70 años y aunque si se compara con los menores de 20 no hay tanta diferencia de contagios (hubo 17.995 positivos en jóvenes), respecto a ingresos y muertes, la diferencia es abismal. Mientras más de la mitad de los pacientes que tuvieron que ser hospitalizados en Galicia tenían más de 70 años (representan el 54,6% del total), los niños y adolescentes solo concentraron el 1% de las hospitalizaciones. No hubo fallecimientos entre menores mientras fueron 2.089 entre los mayores de 70 años, lo que supone el 90% del total de decesos en la comunidad.

En números absolutos, fueron los gallegos de entre 40 y 49 años y de 50 a 59 los que más se contagiaron con 19.919 y 17.443 casos, respectivamente, es esas franjas. Pero la edad juega a favor y esta mayor incidencia no se tradujo en mayor gravedad en los pacientes. Solo uno de cada diez ingresados en Galicia por el virus estaba en la cincuentena y la tasa baja al 8% entre quienes tienen de 40 a 49. Lo mismo ocurre con los decesos, cuyas tasas representan el 2,9 y el 0,3% del total, respectivamente. Entre quienes tienen de 60 a 69 aunque hubo menos casos —12.917—, fueron más quienes acabaron en el hospital —suponen el 18% del total— y quienes perdieron la vida (representan el 6,4%).

A medida que baja la edad, disminuye notablemente el número de ingresos y decesos, pero el estudio demuestra que también se produjeron. De hecho, hubo 804 gallegos menores de 40 años —entre ellos 55 niños de menos de 9 años— que ingresaron por COVID en el hospital y 65 acabaron en la UCI, cinco de ellos adolescentes. Aunque en este informe no se hace referencia a la edad mínima y máxima de los hospitalizados en Galicia, sí en otro estudio realizado en el Hospital de A Coruña. “El más joven fue algún recién nacido que tuvo COVID y tuvimos a cuatro pacientes que superaban los 100 años”, indica Pedro J. Marcos.

El análisis de estos cuatro expertos gallegos permitió también comparar la evolución de la pandemia ya que más allá del cómputo global anual hicieron un análisis pormenorizado de la primera ola y de lo vivido entre enero y abril de 2021 cuando ya había arrancado la vacunación. Aspectos como la tasa de contagiados que ingresan o la mortalidad entre quienes están en el hospital bajaron notablemente entre la primera ola y la tercera. “El coronavirus son matemáticas y aunque es cierto que hay una correlación entre el número de contagios y el porcentaje de ingresos, hubo una evolución y por eso en la primera ola ingresaban un 20% de los infectados mientras que en la tercera, con más casos en números absolutos, la tasa bajó al 8% y también bajó la mortalidad entre quienes estaban hospitalizados del 20% inicial al 12”, señala el neumólogo Pedro J. Marcos, quien asegura que en esta mejora de los datos influye “la edad” —a partir de enero de este año comenzó a bajar el número de mayores ingresados por la vacuna—, pero también el aprendizaje de los sanitarios respecto a una enfermedad nueva. “Con los meses se aprendió a manejar mejor los fármacos que se utilizaban o incluso el manejo de pacientes en UCI. Al inicio, por ejemplo, se optaba primero por la intubación cuando ahora se sabe que puede que no siempre sea la mejor opción”, sostiene.

Los datos también muestran una gran diferencia entre el perfil de quien contraía el virus en la primera ola y en las sucesivas, pero este caso, los expertos destacan que la foto que muestra la estadística no es tan fiable ya que al inicio de la pandemia no había la misma capacidad de hacer PCR que ahora. “En la primera ola parecía que hubo muchos diagnósticos en gente mayor [más de 3.000 casos por encima de los 70 años] y menos en la población infantil [228 en menores de 20], pero hay que tener en cuenta que al principio teníamos poca capacidad diagnóstica y casi sólo se detectaba a quienes acababan en el hospital”, señala Marcos, quien reconoce que una vez que se generalizó el uso de PCR, se vio que no había tanta diferencia por grupos de edades. “Los menores de nueve años supusieron el 7,9% de infecciones cuanto representan el 7,3% de la población, de 10 a 20 fue del 10% y de 20 a 30 el 9,7%, por ejemplo”, añade.

Los expertos resaltan en su artículo además el efecto de la vacuna en el número de hospitalizados. Pese a que solo analizaron los datos hasta el 1 de abril, la inmunización arrancó a final de diciembre y se notó en las cifras. “Desde enero se redujeron significativamente las hospitalizaciones de mayores de 70 por la vacuna. En A Coruña ahora ingresan muy pocos de esta edad y quienes llegan lo hacen por otros motivos y allí se detecta que tienen COVID, pero no desarrollan neumonía”, señala Marcos, quien cree que a medida que se vacune más gente, los ingresos caerán en picado.