Hace una semana, el arzobispo de Múnich, Reinhard Marx, provocó un terremoto en la Iglesia al presentar su dimisión como gesto ante los abusos a menores por parte de miembros de la institución. El Papa rechazó ayer su renuncia, pero compartió su crítica de que ha sido una “catástrofe” la gestión de los abusos. Francisco le insta a “seguir en su diócesis con su rebaño”.