El anteproyecto de ley trans que aprobará hoy el Consejo de Ministros dispone que los menores de 12 y 13 años necesitará una autorización judicial para cambiar su sexo en el Registro Civil, mientras que a partir de los 14 cualquier persona podrá hacerlo con un trámite administrativo, sin pruebas ni testigos.

La Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas Lgtbi establece un mecanismo para evitar el cambio continuo de sexo y, con ello, el fraude de ley: las personas que hayan cambiado la mención registral del sexo, para volver a hacerlo tendrán que obtener una autorización judicial.

El anteproyecto, que llega al Consejo de Ministros tras meses de ardua negociación, despatologiza a las personas trans y acaba con las tutelas de terceros para que éstas cambien el sexo y el nombre en el Registro: bastará tan sólo su voluntad para ello —sin necesidad de informes ni testigos—, esto es, el texto reconoce la autodeterminación del género.

Más allá de los cambios a la hora de cambiar el sexo en el Registro Civil, la futura ley prohíbe las terapias de conversión, aversión o contracondicionamiento destinadas a modificar la orientación, identidad o expresión sexual. Además garantiza a lesbianas, bisexuales y personas trans el acceso a técnicas de reproducción asistida y modifica el Código Civil para que las mujeres lesbianas y bisexuales puedan proceder a la filiación de sus hijos sin necesidad de estar casadas.

En el caso de los bebés intersexuales, se prohíben las cirugías de modificación genital al nacer y da a los padres un plazo de doce meses antes de inscribir su sexo en el Registro Civil.

La ministra de Igualdad, Irene Montero, resaltaba precisamente ayer durante el Día del Orgullo Lgtbi, la aprobación de esta ley que, sostiene, se trata de una norma “feminista”. “Está empujada por las feministas que saben que, o llegamos todas o no llega ninguna”, indicó. Montero agradeció a su equipo el trabajo realizado para poner en marcha el texto que califica de “un paso de gigante”, después de “más de una década sin avances sociales significativos” en este sentido.

La ley llegará en la semana del Orgullo y aunque algunas de las manifestaciones más emblemáticas, como la de Madrid, será el 3 de julio, hubo marchas en distintas localidades del país y del extranjero aunque marcadas por la pandemia. En Nueva York, aunque se organizó un Día del Orgullo virtual con actividades y actuaciones, unas 200 personas decidieron salir a la calle para exigir sus derechos.