Conseguir un extra de protección frente a la radiación solar y llegar donde no lo hace la crema —por el uso incorrecto que suele hacer la población de ella— mediante una simple pastilla ya es posible. Los farmacéuticos alaban las ventajas de los protectores solares orales —especialmente en pacientes inmunodeprimidos, con rosácea, vitíligo o en personas con piel y cabello muy claros, entre otros—, pero recuerdan que en ningún caso permite dejar de utilizar el fotoprotector clásico en formato de crema o espray. “Esta protección por vía oral siempre es un complemento, nunca sustituye a la fotoprotección tópica, a la crema”, remarca la vocal de Dermofarmacia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de A Coruña, Blanca González.

González y sus compañeros con varios fotoprotectores. | // V. E.

Los protectores solares orales no son fármacos sino complementos alimenticios, compuestos por diferentes nutrientes (minerales, vitaminas o betacarotenos, entre otros) que protegen la piel desde el interior del organismo. “La mayoría contienen antioxidantes muy potentes y se convierten en protectores celulares que multiplican la capacidad de defensa de la piel, son reparadores del ADN y neutralizan los oxidantes”, explica González, quien reconoce que pese a llevar varios años en el mercado, “ahora ha mejorado mucho la tecnología” y han pasado de tener una función más estética — “se centraban en incrementar el bronceado”, indica— a dar prioridad a la salud.

¿Y en qué casos conviene recurrir a estos suplementos para tener un plus de protección? Los farmacéuticos reconocen que son muchos “sus beneficios” y que cualquier persona podría utilizarlos ya que es bastante habitual no protegerse correctamente frente al sol con las cremas clásicas, señala Blanca González,quien pone varios ejemplos. “Estos suplementos son muy interesantes porque hay muchos estudios que demuestran que no solemos aplicarnos suficiente fotoprotector —lo adecuado serían 2 milímetros de crema por cada centímetro cuadrado de piel, pero no suele hacerse—, no se renueva lo suficiente —habría que hacerlo cada dos horas o si sudas mucho porque estás haciendo deporte, si te has rozado con algo como por ejemplo los niños que están todo el día en la arena, etc.— y después hay zonas que suelen olvidársenos como las orejas, los empeines, la calva, el cuero cabelludo, los párpados... y hasta ahí sí llegaría el fotoprotector oral”, indica González, que pese a que considera que es un producto que puede ser “importante” para el conjunto de la población, hay ciertos grupos en los que es más aconsejable su uso. Es el caso de los pacientes inmunodeprimidos o que toman medicación que debilita el sistema inmunológico, de personas con vitíligo, melasma o manchas en la piel, que sufren rosácea o tendencia a fotodermatitis, pero también, según reconoce esta farmacéutica coruñesa de quienes “tienen tendencia a quemarse al tener fototipos bajos, es decir, las personas con pelo más rubio y piel clara, y que tienen dificultad para broncearse”.

Y más allá de quienes son algo más sensibles a la exposición solar, protegerse de la radiación con pastillas también puede ser una opción práctica para algunas situaciones. “Cuando los niños van a un campamento o a una excursión y no puedes estar con él para vigilar que se aplique y reponga la crema”, indica González.

Las farmacias cuentan con protectores de este tipo tanto para adultos como para niños y en formato cápsula y pastilla o sobres. “En principio no hay contraindicaciones salvo que una persona tenga alergia a alguno de sus componentes”, explica la vocal de Dermofarmacia del Colegio de Farmacéuticos de A Coruña, que reconoce que las indicaciones sobre el consumo (cada cuánto hay que tomar las pastillas y con qué anterioridad a la exposición solar debe hacerse) varía en función de cada marca. Lo habitual es que haya que tomar las pastillas de forma continua durante cierto tiempo —en algunos casos se aconseja empezar un mes antes de comenzar a exponerse al sol—, pero los más modernos “ya ofrecen protección desde la primera toma”, dicen los farmacéuticos.

Claves para una exposición solar segura

Elegir el factor de protección, saber la cantidad exacta de crema que hay echarse, cada cuanto renovarla, el tiempo máximo que se puede utilizar un mismo frasco o simplemente si debajo del neopreno o de la mascarilla hay que aplicarse fotoprotector son algunas de las dudas habituales entre gran parte de la población. Para darles respuesta y concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de proteger la piel de los rayos solares, el Colegio Oficial de Farmacéuticos de A Coruña presentó ayer, en un barco, su nueva campaña de fotoprotección que este año lleva el lema de Más ganas que nunca de un verano como siempre. Estas son algunas de las dudas más frecuentes a la hora de proteger la piel frente al sol.

¿Qué cantidad de crema hay que echarse? Los farmacéuticos recuerdan que lo ideal para una persona adulta es aplicarse el fotoprotector que cabe en la palma de una mano, unos 30 mililitros. Conviene echársela media hora antes de la exposición del sol y no olvidar zonas sensibles como manos, orejas, escote o empeines. Para los labios y el cuero cabelludo hay productos específicos.

¿Cada cuánto hay que volver a aplicársela? Como norma general cada dos horas, pero debe ser antes si uno se baña — “aunque la crema ponga resistente al agua hay que reponerla porque el agua refleja mucho los rayos solares y siempre al secar y estar en la toalla podemos rozarnos con ella y se quita”, indica la farmacéutica Blanca González—, si se suda (por ejemplo al realizar alguna práctica deportiva al aire libre) o si nos rozamos con algo, como los niños en la arena.

¿En qué situaciones debe usarse fotoprotección? Los farmacéuticos recuerdan que debería usarse fotoprotección durante todo el año, no solo en verano y en cualquier caso, durante el periodo estival, no puede ser algo que solo se asocie a la playa o la piscina. “Debe usarse a la sombra, en días nublados aunque simplemente vayamos a pasear, especialmente en la zona facial”, resaltan los boticarios, que hacen especial hincapié en la importancia de proteger la piel cuando se realiza algún deporte al aire libre —correr, senderismo o actividades acuáticas—, cuando se trabaja en el exterior o simplemente cuando uno está en una terraza al sol.

¿Qué factor hay que utilizar? Los expertos aseguran que lo ideal es usar un factor de protección alto, adecuado al fototipo y tipo de piel de cada uno. “En la farmacia ya no tengo menos de 30 y nunca usaría menos de 15”, indica González, quien asegura que a la hora de elegir el fotoprotector es importante saber la actividad principal del usuario ya que no es lo mismo si lo quiere para hacer deporte o solo para ir a la playa.

¿En qué hay que fijarse a la hora de comprar la crema? Además del factor, que incluya protección UVA. El símbolo con un frasco abierto indica el tiempo máximo que puede usarse.

¿El uso de las mascarillas hace más sensible esa zona? Los farmacéuticos aconsejan usar protección en esa parte de la cara aunque se vaya con ella y renovarla con frecuencia para evitar que desaparezca por el roce. “Llevamos un año sin que esa zona esté expuesta y hay que tener cuidado”, indica González.