A pesar de que Castilla y León lo reclama para atajar la quinta ola y que la ponencia de alertas —un grupo de expertos que asesora al Gobierno— recomienda “limitar la movilidad” a partir de una determinada hora de la noche, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, dejó claro ayer que el toque de queda “no está encima de la mesa” aunque los contagios están desbocados entre la población más joven.

El toque de queda es una medida que afecta a los derechos fundamentales y que las comunidades no pueden aprobar por su cuenta a no ser que haya un estado de alarma. “La ponencia de alertas se reúne periódicamente y lanza propuestas, que son valoradas por las autonomías. Cada comunidad debe adoptar libremente las iniciativas que considere oportunas. Nuestro papel es de apoyar y coordinar”, dijo Darias.

La comparecencia de la ministra ante la prensa tras reunirse con los consejeros y consejeras de Sanidad empezó con un dato demoledor: en pocas semanas la incidencia media en España ha aumentado un 137% hasta colocarse en los 252 casos por 100.000 habitantes. A pesar de ello, Darias explicó que la quinta ola es bastante diferente a las anteriores y pidió no fijarse tanto en la incidencia acumulada sino en otros indicadores, como el nivel de hospitalización, la ocupación de las UCI y la letalidad, que son radicalmente más discretos ahora que en las primeras olas de la pandemia. Al contagiarse población más joven (con efectos menos graves en la salud), los hospitales no están saturados, como ocurrió en 2020, pero la Atención Primaria —que atiende a los casos más leves— está ahora mismo al borde del colapso en muchas comunidades autónomas. Por ejemplo, Cataluña.

La incidencia acumulada media en España (252 casos por 100.000 habitantes) es muy diferente por grupos de edades. Los que tienen entre 12 y 29 años —un segmento de población al que la vacunación apenas ya llegado— son los más afectados al superar los 600 casos por 100.000 habitantes.

Cuidar de los padres

“Tenemos que empatizar con los jóvenes. Son el presente y el futuro de nuestro país. Les tenemos que pedir responsabilidad, aunque no responsabilizarles. Todos hemos sido jóvenes. Entendemos su cansancio y sus ganas de divertirse, pero si supieron cuidar tan bien de sus abuelos al inicio de la pandemia ahora les pedimos que cuiden a sus padres y que se cuiden ellos mismos. Les exigimos solo un poco más. Y, por supuesto, les animamos a que se vacunen”, comentó Darias.

Según la ministra, el Gobierno no se precipitó al “dar la bienvenida a las sonrisas” y eliminar la obligación de la mascarilla en exteriores siempre y cuando se respete la distancia interpersonal. “Fue una medida sensata. La mascarilla sigue con nosotros, en los espacios interiores y también al aire libre cuando no se pueda mantener el metro y media de distancia con otras personas”, destacó tras mostrar su preocupación por las aglomeraciones de jóvenes en los botellones de cada fin de semana en muchas ciudades y pueblos, así como por el macrobrote de Mallorca tras un viaje de fin de curso y que ha afectado a doce autonomías. “Sabemos que hay cansancio. Llevamos un año y medio de pandemia. Pero el virus está ahí y va a por quien no está protegido”, alertó ayer la titular de Sanidad.