Aún quedan días, puede que semanas, para constatar la efectividad de las nuevas medidas adoptadas por la Xunta para frenar el avance de la quinta ola. Con la entrada en vigor, ayer, de las nuevas limitaciones a la hostelería, el ocio nocturno y las reuniones, Sanidade espera que el ritmo de contagios desacelere y así la comunidad deje de encaminarse a su pico epidemiológico. El balance publicado ayer por la Consellería de Sanidade muestra una leve moderación del incremento de nuevos contagios. Los 1.412 positivos registrados suponen casi doscientos menos que el día anterior, aunque la cifra sigue siendo muy elevada. El viernes se batió el récord de la quinta ola con 1.593 infecciones. Galicia alcanza 31 días consecutivos de aumento de casos activos.

Los contagios, que siguen superando a los pacientes recuperados, empujan la cifra de casos activos a los 15.992. Son 883 más que el viernes y 6.575 más que hace una semana. Sin embargo, en estos últimos días no se ha detectado ese crecimiento exponencial de la primera quincena, cuando los casos se multiplicaron por dos. Aun así, la curva gallega sigue siendo una empinada recta vertical. Por otro lado, la presión hospitalaria decayó con seis ingresados menos, hasta los 206. De ellos, 183 se encuentran en planta —29 menoss— mientras que los enfermos en unidades de cuidados intensivos se mantienen en 23. Esta bajada en la presión asistencial viene provocada por el descenso en la cifra de hospitalizados de Ourense, A Coruña o Ferrol. La situación en Vigo (+4), Santiago (+5) presenta una evolución ascendente, mientras que en Pontevedra suben los hospitalizados en planta a 37 —6 smás— y en UCI hasta los 4 —3 más—.

Sanidade notificó ayer un fallecimientodel 23 de julio, un hombre de 86 que murió en el Chuo (Ourense). Tenía patologías previas. Con este son ya 2.448 los decesos por COVID en la comunidad. El 75,92% de la población a vacunar en Galicia cuenta con al menos un pinchazo, mientras que el 67,19% tiene la pauta completa.