El primer ministro de Portugal, António Costa, anunció ayer que el buen ritmo de vacunación permite que las restricciones COVID sean aliviadas a partir del próximo 1 de agosto, cuando comenzará un plan de tres fases que se espera concluya el próximo octubre, horizonte para la libertad tras la pandemia.

“Creo que es el momento de poder pasar a conducir la gestión de pandemia en función de la tasa de vacunación”, dijo ayer el mandatario portugués.

El camino se abre, explicó, por el favorable impacto de la vacunación, que ha permitido una “gigantesca diferencia” entre la actual cuarta ola de COVID que vive el país, impactado por la variante delta, y la devastadora tercera ola que llevó a Portugal al límite en enero.

Los cambios empiezan este domingo, cuando se unificarán las reglas en todo el territorio nacional (hasta ahora diferían según la incidencia COVID del municipio) y se eliminarán “genéricamente limitaciones horarias”, devolviendo a la vida normal al comercio y restauración, con límite hasta las dos de la madrugada.

Para entrar en restaurantes los fines de semana y festivos, en gimnasios, eventos culturales y deportivos y casinos seguirá siendo necesario presentar el certificado digital o un test negativo.

El día 1 arranca también la primera de las tres fases para aliviar restricciones, porque para entonces el 57% de la población portuguesa estará “completamente vacunada”.