Inundaciones repentinas que convirtieron apartamentos en bajos y sótanos en trampas letales, el metro anegado e inutilizado, carreteras que parecían ríos, tornados, destrucción y parálisis, decenas de miles de personas sin luz y cientos de vuelos cancelados... Lo que hace unos días era el huracán Ida que el fin de semana golpeó Luisiana y Misisipí llegó a la región de Nueva York el miércoles por la noche degradado ya a tormenta tropical pero con una fuerza que azotó a la gran urbe y a zonas vecinas, de Nueva Jersey a Connecticut y Pensilvania.

Lo hizo con una furia que los expertos no habían previsto y para la que las autoridades no se habían preparado. Por el momento hay contabilizados al menos 22 fallecidos.