Apenas un par de horas después de haber pisado territorio español después de una odisea de casi un año retenido en Yemen, Pablo Costas se dirigió a los medios de comunicación en Madrid para dar las gracias a todos los que colaboraron en su liberación, con especial hincapié en “los compañeros del sindicato y la movilización popular del pueblo de Bueu, un lugar con un profundo sentimiento marinero”. 

El antiguo capitán del pesquero “Cobija” se mostró mucho más crítico con la gestión política, a la que recurrió tras meses de intentar resolver el conflicto por los medios habituales. “El primer contacto lo tenemos con la embajada española en Riad, pero no merece la pena ni hablar de ello”, señaló, antes de añadir que “la vía tenía que ser la de arriba, y hasta que no hubo una llamada del ministro no se hizo nada. Me lo supongo yo, porque información no tengo ninguna”.

Costas criticó también la actitud de las autoridades australianas y la indefensión que sentía al no haber un proceso legal justificado. “No había notificaciones, ni papeles, ni Juzgados… Nos dejaron allí y arréglatelas”, aseguró. Su sospecha era que se buscaba lo peor para él y su tripulación. “Si muriera yo mucho mejor. Era el objetivo número uno”, manifestó, y subrayó asimismo que “casi acaban con mi salud, pero no con mi mente”.

Sobre su estado físico admitió que se encontraba “mal. Me canso, tengo agujetas por todo el cuerpo, pero me haré ahora un chequeo”. Costas estuvo acompañado en su comparecencia por sus hermanos Isabel y Víctor, que fueron a recogerlo al aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid, y por el representante de la Central Unitaria de Trabajadores, Manuel Camaño. Costas pernoctará esta noche en Madrid y previsiblemente será mañana cuando llegue a su domicilio en Bueu.