Con la quinta ola del COVID-19 en retirada y la vacunación muy avanzada —el 78% de toda la población gallega tiene la pauta completa—, la Xunta está dispuesta a dar nuevos pasos para el alivio de las restricciones. Tras intensas negociaciones con el sector de la hostelería, ayer se llegó a un principio de acuerdo que luego examinó el comité clínico que asesora al Gobierno gallego en la gestión de la pandemia. El protocolo acordado, lo detalló este mediodía el presidente, Alberto Núñez Feijóo, en una comparecencia pública. A partir del 15 de septiembre se establecen dos niveles para los restaurantes, cafeterías y bares y serán los establecimientos los que decidan en cuál se sitúan, en función de las medidas de protección que estén dispuestos a asumir. El horario de cierre permanece, por el momento, invariado, en la 1:00 de la madrugada.

El nivel básico tendrá un aforo del 50% en el interior y un 75% en las terrazas, sin posibilidad de usar las barras. Estos son los requisitos:

  • Distancia de 1,5 metros entre mesas.
  • Medidor CO2 con anotación mínima cada cuatro horas
  • Exposición pública de aforos
  • El personal tendrá uso obligatorio de mascarillas quirúrgicas a cambiar cada cuatro horas.
  • Dos horas de formación COVID para el personal.

El nivel máximo contará con un aforo del 75% en interior y un 100% en las terrazas, con la posibilidad de usar las barras de manera individual o en parejas de convivientes, y siempre con 1,5 metros de distancia. Los requisitos "plus", como los denominó Feijóo, para estar en este nivel son estos:

  • Distancia de 1,5 entre personas, no mesas.
  • Funcionamiento continuo del medidor de CO2.
  • Se recomienda (no se obliga) un mecanismo que active automáticamente el aire acondicionado en caso de sobrepasar los niveles de CO2.
  • Registro de clientes par restaurantes.
  • Dos horas de formación COVID para el personal.
  • El personal tendrá uso obligatorio de mascarillas quirúrgicas a cambiar cada cuatro horas y se darán FFP2 para quien las pida.
  • Pruebas diagnósticas de SARS-CoV-2 cada 7 o 14 días para empleados.

Se reserva un tercer "nivel de seguridad" para casos extraordinarios cuando así lo requiera la gravedad de la situación epidemiológica y la ocupación asistencial. Las medidas se concretarían para cada caso, de hacer falta recurrir a este nivel.

A diferencia de la reapertura en el sector hostelero, las reuniones de familiares y amigos siguen con las mismas limitaciones hasta el 18 de septiembre, seis personas en interior y 10 en exterior, aunque el presidente de la Xunta deslizó que, si la situación epidemiológica se mantiene, se modificará en próximas fechas. Feijóo también avanzó que se trabaja en protocolos inspirados en el de bares y restaurantes para otros dos ámbitos: el ocio nocturno, que se espera que entre en vigor en octubre, y para la actividad deportiva no federada y gimnasios, para el que no fijó un horizonte tan concreto. "Los nuevos protocolos nacen con vocación de permanencia, es lo que vamos a aplicar en los próximos meses", esgrimió el presidente. Estarán vigentes siempre que las condiciones sanitarias no cambien de forma "abrupta".

Además, el mandatario explicó que se traslada a Galicia el acuerdo sobre los aforos en los recintos deportivos. En los que estén al aire libre podrá entrar un máximo del 60% —de acuerdo con el estado actual de las obras de Balaídos podrían acceder unas 10.000 personas— y los que sean cerrados tendrán un límite del 40%. Se hará una excepción para aquellas instalaciones más pequeñas para las que estos porcentajes supondría menos capacidad de la que tienen ahora.

Feijóo también lanzó dos anuncios sobre el proceso de vacunación. Este sábado abrirán todos los centros de vacunación masiva para que los rezagados puedan inyectarse con la primera dosis sin cita previa. Además, el 13 y el 14 de septiembre se instalarán centros da vacunación en los campus gallegos, para facilitar la inmunización de estudiantes y personal universitario.

El presidente insistió en la idea de que el certificado COVID debería poder utilizarse en más ámbitos que los viajes en avión. Citó, en ese sentido, otros países europeos en los que es obligatorio para realizar determinadas actividades, en línea con lo que había impuesto la Xunta antes de que el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) le echase abajo la medida. Por ello, a falta de que el Tribunal Supremo se pronuncie sobre el recurso del Gobierno gallego, insistió en que el Ejecutivo central debería introducir reformas legales que habiliten está opción.