Con la ilusión de verse de nuevo las caras, tras un año y medio “largo” de distanciamiento obligado por la emergencia sanitaria, la Junta Provincial de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) en A Coruña abre su agenda de actividades gratuitas, EnRede 2021-2022. El programa ofrece una amplia variedad de alternativas de ocio para pacientes con cáncer y sus familiares —incluidos los que están en proceso de duelo—, y también para la población en general, enfocadas, en este último caso, a la prevención. En total, más de 420 plazas para toda la provincia coruñesa. “Tras el parón impuesto por la pandemia de COVID, estamos muy motivados y vamos a por todas, eso sí, con toda la precaución del mundo”, subraya Ainhoa Carrasco, psicóloga de la AECC, quien reivindica la importancia de los apoyos y el ocio para “vivir mejor” con la enfermedad, e insiste: “Todo es gratuito. El único coste, a devolver, es la reserva de plaza. Nos interesa que quien más lo necesite pueda participar, por eso nuestro equipo sociosanitario dedica tiempo a estudiar cada caso de manera individual”. Los interesados en contactar con la AECC para obtener más información pueden hacerlo a través del teléfono gratuito 900 100 036 (Infocáncer), operativo las 24 horas de los siete días de la semana.

Con el lanzamiento de ‘EnRede 2021-2022’ retoman plenamente el cara a cara, aunque algunas actividades de ocio mantuvieron la presencialidad, pese al COVID.

Así es. Salvo en el confinamiento duro (durante la primera ola de la pandemia, y también en la segunda, que coincidió con el verano de 2020), hemos intentado mantener la presencialidad extremando precauciones, y lo hemos combinado con la modalidad online, que ha venido para quedarse, como en casi todos los ámbitos. Ciertas actividades, como los roteiros saludables o la marcha nórdica, siguieron llevándose a cabo, siempre respetando los aforos que, incluso al aire libre, nos marcaba la Xunta para grupos de no convivientes; y también continuó el yoga, ampliando espacios, aumentando la distancia entre las colchonetas que usan los pacientes, desinfectando y garantizando una mayor ventilación cruzada, como se ha estado haciendo en cualquier empresa, centro educativo, etc.

Y ahora, por fin, van “con todo”.

Hemos ido ampliando poco a poco la oferta, conforme las restricciones impuestas por el COVID nos lo iban permitiendo, hasta decidir que tenemos que aprender a convivir con esta situación. Por eso, no solo vamos a lanzar la propuesta de actividades que ya teníamos pensada. Iremos a por más.

¿Más?

Sí, estamos trabajando en una nueva línea de ocio, que aún no está cerrada (lo haremos en breve), pero podemos avanzar que se incluirán actividades que nos diferencien, como tiro con arco, bautismo de vela, pádel... Actividades que quizás algunos pacientes con cáncer no se pueden permitir económicamente, o que no se atreven a realizar por temor a mezclarse, en el momento actual, con el colectivo no oncológico. Aparte de diversificar la oferta, hemos intentado también ampliar las plazas a nivel provincial, y no solo en la ciudad de A Coruña. Y aunque los enfermos continúan siendo, por supuesto, nuestro objetivo principal, nos orientamos también a los familiares, incluidos los que han perdido a un ser querido y están en proceso de duelo, y a la población en general, para fomentar hábitos de vida saludable y promover la prevención.

¿Es la primera vez que abren su oferta de ocio al colectivo no oncológico o hubo alguna experiencia previa?

Ciertas actividades dirigidas a la población en general, como los roteiros solidarios o los huertos urbanos, no son nuevas de este año, pero es como si lo fuesen, porque arrancaron con el inicio del curso 2019-2020 y, por tanto, tuvieron muy poco recorrido. La pandemia de COVID nos cogió, como a casi todos, a contramarcha, pero la asociación fue muy prudente y, en febrero de 2020, estábamos ya disolviendo grupos. Ahora, nuestra intención es no tener que cortar estas actividades. Esta vez vamos a por todas, y la apuesta es amplia. Si antes teníamos un par de grupos de marcha nórdica, por ejemplo, en esta ocasión son cuatro o cinco. Solo en la ciudad de A Coruña hay 50 plazas disponibles para este tipo de rutas saludables. En términos numéricos, es nuestra mayor apuesta por la prevención.

La pandemia de COVID ha sido especialmente complicada para los pacientes con cáncer y sus familiares. ¿Con qué tipo de situaciones se encontraron en el último año y medio?

Hemos visto un poco de todo, porque las situaciones, y cómo son percibidas, dependen de en qué momento de la enfermedad se esté. El paciente que estaba pendiente de un diagnóstico, o que lo acababa de recibir, lo vivió con mucha ansiedad, porque todos sabemos que, de alguna manera, se paralizó la actividad sanitaria en pro de la atención global al COVID. El que estaba en tratamiento pasó miedo, por la bajada de defensas y la inmunosupresión que genera, por ejemplo, la quimioterapia. Y el que acababa de superar la enfermedad, lo vivió con cierta sensación de injusticia: “Después de un año y medio con cáncer, ¿ahora esto?”.

¿El confinamiento fue lo más duro o lo peor vino después?

La percepción global de nuestro equipo psicosocial es que los pacientes con cáncer y sus familiares llevaron el confinamiento domiciliario de la primera ola mejor de lo que esperábamos, y que después comenzó el cansancio. Nada que no le haya pasado a la población en general. Tras el impacto inicial, todos nos hicimos muy fuertes, pensamos “yo puedo con esto”, y pusimos en marcha todos los mecanismos de afrontamiento que conocemos. Pero cuando vino la segunda ola, y detrás de ella la tercera, la cuarta... vimos que esto no se acababa, y que la mascarilla seguía ahí... empezamos a notar mucho hastío. Durante el confinamiento sí advertimos, no obstante, que los familiares que estaban en duelo lo pasaron peor, al encontrarse sin las estrategias de comprensión y distracción habituales ante un proceso de ese tipo: “Lloro en casa, pero luego quedo con una amiga para tomar un café y desahogarme”, “salgo a dar un paseo y así me distraigo”, etc.

Hay pacientes oncológicos que viven solos. ¿Cómo actuaron ante esos casos, sin poder llevar a cabo el voluntariado de manera convencional?

Tocó reinventarse, de manera que muchos de nuestros voluntarios actuaron como una especie de teléfono de la esperanza, llamando a los pacientes, semanalmente, para facilitarles un desahogo al margen de las tres o cuatro personas de su círculo habitual. Eso evidentemente sumó, porque hubo mucha soledad.

Un año y medio después, con el 80% de la población gallega vacunada contra el COVID, ¿cómo están los ánimos entre el colectivo oncológico?

A día de hoy, los pacientes están esperanzados. De hecho, muchas personas que no se atrevían a acercarse a nuestra sede para recibir la atención solicitada, después de ponerse la vacuna, empezaron a venir, con todas las medidas de precaución que, evidentemente, tomamos en nuestras consultas. También notamos que empieza a haber movimiento para apuntarse a las actividades de ocio. En las primeras tres horas, solo en la ciudad de A Coruña se preinscribieron trece personas.

Y para los que aún no se animen con la presencialidad, comentó usted antes que van a mantener las clases y sesiones online.

Sí, la modalidad virtual continuará en paralelo a la gran oferta presencial. Y no solo por el temor que aún puedan tener algunos pacientes a la hora de llevar a cabo actividades en grupo, sino porque hemos aprendido que se pueden hacer muchas cosas desde casa. Por ejemplo, a una persona de Cee le puede apetecer mucho hacer con nosotros expresión corporal, relajación basada en yoga o pilates, pero quizás no esté dispuesta a coger el coche para desplazarse, una vez a la semana, a A Coruña, Ferrol o Santiago, donde están nuestras principales sedes. Conectándose desde casa, puede llevar a cabo todas esas actividades al mismo tiempo que el resto. Y también mantenemos, por supuesto, las consultas online.

¿Han venido para quedarse?

Sin duda. En nuestra asociación ofrecemos, de forma gratuita, todo tipo de servicios —desde logopedia, hasta psicología, atención social o voluntariado, entre otros—, que llevamos a cabo de manera telefónica, mediante videollamadas o de forma presencial. Y yo como psicóloga, en nombre de todo el equipo, puedo decir que, en los últimos meses, hemos anulado muchas menos citas al poder jugar con esas tres modalidades. Esto para nosotros resulta maravilloso, hemos aprendido muchísimo y es de lo poco positivo que hemos sacado de esta pandemia.