Entre el “optimismo” y la “cautela”, y en algún caso con “escepticismo”, afrontan el nuevo curso los responsables de parte de los servicios hospitalarios del área sanitaria de A Coruña y Cee más implicados en el abordaje del COVID. Todos aplauden la disminución de la incidencia del SARS-CoV-2, tras una quinta ola más virulenta de lo esperado por la irrupción de la variante Delta, y el gran avance de la vacunación, pero insisten en “no bajar la guardia”, ahora que (otra vez) se alivian restricciones. Con el horizonte de la normalidad “cada vez más cerca”, pero sin arriesgarse a ponerle fecha, comparten con los lectores de LA OPINIÓN sus retos para esta nueva etapa y ponen deberes a las autoridades sanitarias. De los más urgentes, apuntalar la vacunación —promoviéndola, también, en los países menos desarrollados—, atender el “desgaste” de los sanitarios y “normalizar” toda la función asistencial.

Con “la necesidad y el propósito” de retomar la actividad de su Servicio “en todos los aspectos relegados por el COVID”, encara las próximas semanas la jefa de Medicina Preventiva y Salud Laboral, María José Pereira, un rostro habitual en estas páginas, durante el último año y medio, al formar parte del comité clínico que asesora a la Xunta en la emergencia sanitaria. Su especialidad, sin embargo, tiene un trabajo “no muy visible”, que “busca la seguridad de pacientes y profesionales, la prevención y control de las infecciones en nuestro entorno” y que ahora, insiste “debe incluir al SARS-CoV-2”.

“Nuestro Servicio está, en estos momentos, casi al 100% de sus funciones, al haberse activado ya los programas de vigilancia. Las consultas de vacunación en pacientes de riesgo no las dejamos en ningún momento, y pretendemos trabajar para que la cultura y prácticas de seguridad e higiene que se han relanzado con la pandemia de COVID perduren en el tiempo”, avanza la jefa de Medicina Preventiva, quien considera que la actual situación invita a que la “normalidad” sea ya “el objetivo principal”. “Lo prioritario será volverá al día a día de la forma más segura posible, pero sin limitaciones, con la necesidad de que los más susceptibles tomen conciencia de la autoprotección, y el conjunto de la población asuma el menor riesgo posible dentro del normal funcionamiento”, explica la experta, convencida de que “cada vez se aleja más la posibilidad de la desaparición del SARS-CoV-2”. “La comunidad científica aboga por que se convierta en un virus endémico, y debemos trabajar en ese sentido”, apunta la doctora Pereira. Por ello, lanza un mensaje a la población: “Entre todos estamos consiguiendo controlar la pandemia. No es el fin, pero estamos más cerca de lograrlo”, reitera.

Más pesimista se muestra el jefe de la UCI, David Freire, quien admite estar “algo escéptico” ante el momento actual. “Es cierto que la quinta ola de la pandemia está en descenso en los marcadores de la población general, pero seguimos teniendo ingresos en UCI”, advierte el doctor Freire, quien especifica que su Unidad alberga, en la actualidad, a “trece pacientes” con COVID, “la mayoría conectados al respirador, y dos de ellos con sistema de oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO)".

Ante este panorama, el jefe de la UCI del Chuac considera que el horizonte de la normalidad “no está cerca todavía”. “Y no le pondría fecha”, destaca el doctor Freire, quien urge a “continuar con la vacunación de toda la población, incluso niños (una vez que se demuestre que la vacuna es segura)” , y a “mantener el uso de la mascarilla y la distancia de seguridad, al menos en espacios cerrados”. “Creo que tendremos que convivir con el virus y que en la UCI tendremos pacientes con COVID de manera regular”, reitera, antes de “animar” a vacunarse a los “escépticos”: “Hace mucho más daño el virus que la vacuna”.

“Con la esperanza de que las próximas olas de COVID, que las va a ver, provoquen menos casos graves que precisen hospitalización” y esto “permita recuperar la adecuada atención del resto de patologías” enfrenta el nuevo curso el jefe de Medicina Interna, Fernando de la Iglesia, quien resume así la actual situación en su Servicio: “Al inicio de la quinta ola, la mayoría de los ingresados con COVID estaban sin vacunar o sin la pauta completa, y había una alta proporción de pacientes de menos de cincuenta años. Ahora, los no vacunados suponen un tercio del total y la media de edad aumentó a los 64 años. A día de hoy, mantenemos una planta dedicada a enfermos COVID, así como algunas habitaciones idóneas para administrar oxígeno a alto flujo”.

El doctor De la Iglesia se muestra “convencido” de que, a corto y medio plazo, el SARS-CoV-2 “se comportará como hasta ahora” y de que “llegarán nuevas olas”. “La cuestión es cuánto de altas y prolongadas serán, porque eso determinará la presión asistencial, tanto en Atención Primaria como en los hospitales”, apunta el jefe de Medicina Interna, quien no ve “muy razonable” plantear una fecha exacta para el levantamiento de todas las restricciones, y apuesta por “utilizar el principio de la prudencia, relajándolas paso a paso, y vigilando sus consecuencias”. “Tengo la sensación y la esperanza de que la capacidad del SARS-CoV-2 para producir enfermedad relevante va a ir disminuyendo y de que, a la larga, acabará siendo parecida a la de los coronavirus que provocan un catarro común, una infección viral habitualmente leve y autolimitada “, refiere.

También con “optimismo”, aunque “con cautela”, encara las semanas venideras el jefe de Microbiología, Germán Bou, quien insiste en que las experiencias pasadas han demostrado que “no se puede bajar la guardia”, y que “las predicciones que se hacen con el SARS-CoV-2, muchas veces, no se cumplen”. “Los datos microbiológicos son claramente mejores. El porcentaje de PCR positivas disminuye de manera paulatina. Hace días que estamos por debajo del 5%, y los nuevos casos se asocian a la variante Delta (B.1.617.2 o India) prácticamente en un 100%. No obstante, seguimos trabajando a través de la secuenciación genómica para detectar la posible aparición de nuevas variantes del virus”, destaca este especialista.

El doctor Bou cree también que, “al menos durante un tiempo” , tendremos que convivir con el SARS-CoV-2. “Este virus nos ha mostrado su extraordinaria capacidad de transmisión, independiente de cualquier situación estacional o climatológica. Hemos tenido grandes olas, tanto en invierno, como en verano. Por otro lado, la vacunación (hasta la fecha) no evita el contagio y la transmisión, aunque si la enfermedad. Además, la cobertura vacunal no llegará posiblemente al 100% en los países desarrollados, y mucho menos en los países o continentes en desarrollo, por lo que vamos a seguir teniendo circulación del virus un tiempo. Y esta circulación es mucho mayor en los países con menor cobertura vacunal, con el riesgo de generar nuevas variantes”, explica.

Desde el punto de vista del Servicio al que representa, el jefe de Urgencias, José Manuel Fandiño, asegura que la actual situación, con respecto a la pandemia de COVID, es “estable y mantenida”. “Seguimos garantizando la asistencia y permanecen activos los dos circuitos, el de patología general y el de COVID. Nos mantenemos con igual compromiso de atención presencial las 24 horas, los 7 días a la semana, pero con la fatiga de estos 18 meses de trabajo continuo en una situación de catástrofe biológica mantenida en el tiempo”, apunta el doctor Fandiño, quien resalta que su equipo ha atendido “a más de 23.000 pacientes sospechosos o infectados por COVID”. “Ahora estamos en una situación de valle. Disminuyen la incidencia y la demanda de atención por patología COVID, pero continuamos con casos positivos”, señala.

En este contexto, insta a “ser cautos”: “Nos hemos equivocado muchas veces, y aunque nuestra visión es la del mundo occidental, y en especial el europeo, la vacunación a nivel mundial es esencial, y queda mucho camino por recorrer. De la apuesta y el apoyo decidido de los gobiernos occidentales dependerá el control del surgimiento de nuevas variantes, que es lo que determinará, también, el control de la pandemia y la vuelta a la normalidad”, recalca el doctor Fandiño, quien traslada al conjunto de los ciudadanos “ánimo” y su “enhorabuena” por “lo logrado entre todos, sanitarios y sociedad”, al tiempo que les insta mantener “el sentido común”. A los negacionistas, los invita a “mirar la literatura científica rigurosa, de fuentes contrastadas”, y a que se vacunen. “Hemos visto morir a mucha gente, especialmente en la última ola, que no se había vacunado”, advierte.

María José Pereira. L.O.

María José Pereira, jefa de Medicina Preventiva: ‘‘Urge normalizar higiene, uso de EPI, prevención de riesgos laborales...’’

“A corto plazo”, uno de los principales retos del Servicio de Medicina Preventiva y Salud Laboral del área sanitaria de A Coruña y Cee es “la campaña vacunal de la gripe”, apunta su responsable, la doctora María José Pereira. Una campaña de inmunización en la que, hace hincapié, “todos deberemos participar de forma activa, como hasta ahora”.

“En la población en general, los centros de Atención Primaria, y sobre todo el personal de enfermería, son los que asumen la carga de trabajo y su operatividad. Nuestro objetivo será trabajar como dinamizadores de la campaña, tanto entre los ciudadanos, como en los propios trabajadores sanitarios”, sostiene la responsable de Medicina Preventiva de la demarcación sanitaria.

Sobre los cambios en las “formas de hacer” que la pandemia de COVID ha traído al Servicio que dirige, la doctora Pereira destaca uno por encima de todos: “la conciencia de trabajo en equipo”. “Hemos visto la necesidad de articular la actividad del Servicio de forma que podamos dar respuesta a la demanda de manera ágil y uniforme. Conocemos las necesidades de los profesionales y de los pacientes, y debemos ser capaces de resolver sus demandas”, refiere la doctora Pereira, e insiste en que, en la situación actual, “es prioritario informar y formar” sobre aspectos como la “higiene, la prevención de riesgos laborales o el uso de EPI (Equipos de Protección Individual)”. “Urge normalizar todos estos elementos”, concluye.

David Freire. L.O.

David Freire, jefe de la UCI: “Hay que prepararse para otra posible ola, que ojalá no se produzca”

La Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña ha sufrido con virulencia los envites de la pandemia de COVID, especialmente durante la tercera ola —a principios de este año—, cuando llegó a haber un centenar de enfermos con SARS-CoV-2 ingresados en críticos, una situación que a punto estuvo de colapsar el edificio principal del Chuac.

Con el recuerdo de lo vivido durante el último año y medio grabado a fuego en sus retinas, el responsable de esa Unidad, David Freire Moar, admite que el reto de su equipo es “continuar luchando contra el COVID”, e “intentar normalizar el trabajo” con el resto de pacientes. “Que la presencia de enfermos con SARS-CoV-2 no interfiera en el tratamiento de los pacientes no COVID”, aclara el doctor Freire Moar, quien considera que “lo más urgente” es “estar preparados para enfrentarnos a otra posible ola”, que “ojalá no se produzca”, recalca.

El responsable de la UCI del Chuac está prácticamente convencido de que su equipo “va a tener que regular, quizás de forma continua, pacientes con COVID”, de ahí que sea preciso “contar con un lugar y personal específico” para atender a esos enfermos, y “permitir que se trabaje con normalidad con el resto de pacientes”. Insta, además, a “mantener las medidas de protección para evitar la transmisión dentro del hospital”. “Como se viene haciendo hasta ahora”, concluye.

Fernando de la Iglesia. L.O.

Fernando de la Iglesia, jefe de Medicina Interna: “Mantener los medios materiales y humanos es clave para mejorar la atención sociosanitaria”

“El virus sigue entre nosotros, provocando enfermedad aguda, complicaciones, secuelas y efectos colaterales en otras dolencias”, advierte el jefe del Servicio de Medicina Interna del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac), Fernando de la Iglesia, quien insta a las autoridades sanitarias a tener en cuenta esta realidad, así como el agotamiento de los profesionales sanitarios.

“Un esfuerzo extraordinario lo realiza cualquier sanitario durante un período de tiempo corto, pero mantenerlo de forma sostenida provoca un gran desgaste que lleva al agotamiento físico y mental”, subraya el doctor De la Iglesia, quien insiste en que es “urgente”, y “responsabilidad fundamentalmente del ámbito político”, mantener “los medios materiales y, sobre todo humanos, que se precisan” para “seguir afrontando esta crisis” y “mejorar la atención sanitaria y sociosanitaria de la población”.

El responsable de Medicina Interna del Chuac admite que, en el último año y medio, han cambiado “muchas formas de hacer” en su Servicio, y es que, desde la irrupción del SARS-CoV-2, “es imprescindible tener mucha agilidad y flexibilidad para modificar de forma rápida la organización” y “poder dar cobertura en la atención de todos los pacientes”. Además, “urge disponer de infraestructuras sanitarias que permitan adecuar con rapidez el uso de los espacios físicos a la situación en cada momento”, apunta Fernando de la Iglesia, quien también recuerda que, en la actualidad, “parte de la asistencia sanitaria” se presta mediante telemedicina, “que irá aumentando de forma progresiva”, y añade: “Se debe promocionar, cada vez más, el establecer relaciones multidisciplinarias con otros servicios y profesionales sanitarios y sociosanitarios, para trabajar en equipo y no en compartimentos estancos”.

José Manuel Fandiño. L.O.

José Manuel Fandiño, jefe de Urgencias: “Es prioritario recuperar el ánimo del equipo, siempre en primera línea”

“Continuar con el proceso de vacunación” contra el COVID y “retomar la situación prepandémica, la vuelta a esa reiterada nueva normalidad”, son los principales desafíos, de cara a las próximas semanas, a ojos del jefe del Servicio de Urgencias del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña, (Chuac), José Manuel Fandiño, quien considera que “lo más inmediato, a nivel estratégico global” es “la decisión sobre el futuro de la vacunación”. “La necesidad de administrar una tercera dosis y a quién”, apunta. A nivel particular, el doctor Fandiño plantea la urgencia de “recuperar anímicamente a todo el personal” del Servicio que dirige que, recalca, “ha estado en la primera línea” durante el último año y medio, “desde el inicio de la emergencia sanitaria”.

El responsable de Urgencias del Chuac reivindica la “plasticidad-adaptación” de ese Servicio a la “situación cambiante”, al “variar circuitos casi de manera inmediata, con lo que significa estructural y organizativamente”, y su “innovación permanente”, para “dar la mayor información en tiempo real a los pacientes”. “Seguir con el proceso de humanización, cuando todo parecía ir en contra, apostar por la seguridad del paciente, participar en estudios clínicos a nivel nacional... Cuando el COVID lo centraba todo, nuestro Servicio seguía evolucionando. Nos convertimos en referentes asistenciales para la población, sabían que siempre estábamos ahí. Todos esos cambios, seguro, quedarán”, subraya.

Germán Bou. L.O.

Germán Bou, jefe de Microbiología: “Toda la inversión generada con el SARS-CoV-2 debe rentabilizarse”

La “readaptación” de los recursos humanos, físicos y materiales destinados para al COVID, “que han sido muchos”, es uno de los retos más urgentes, en las próximas semanas, para el jefe del Servicio de Microbiología del área sanitaria de A Coruña y Cee, Germán Bou.

“Durante un tiempo, la sensación general ha sido que solo existía un patógeno en el mundo, el SARS-CoV-2. Obviamente, esto es absolutamente falso y el laboratorio de Microbiología ha tenido que trabajar para diagnosticar todas las infecciones del área sanitaria, además de ese coronavirus”, reivindica el doctor Bou, quien considera que “toda la inversión generada con el SARS-CoV-2 debe rentabilizarse para conseguir un Servicio de Microbiología de mayor calidad y que diagnostique más y mejor”. “Se han generado nuevos espacios físicos y laboratorios que se van a destinar a nuevas áreas diagnósticas, y pretendemos automatizar muchas otras, incluyendo la bacteriología, e impulsar el diagnóstico molecular con metagenómica. Queremos ser rápidos, fiables y coste-efectivos”, destaca. Germán Bou recuerda que, al inicio de la emergencia sanitaria, “se implementó una guardia de 24 horas siete días a la semana” que “se va a quedar, con una nueva cartera de servicios”.

“El diagnóstico microbiológico rápido del SARS-CoV-2 debe estar operativo 24 horas al día, ya que un paciente puede acudir al hospital para un procedimiento quirúrgico o de otro tipo en cualquier momento”, apunta, y rememora: “Se creó también un laboratorio de secuenciación genómica que se mantendrá para vigilar y monitorizar variantes del SARS-CoV-2 que puedan surgir, y que se puede aplicar también al estudio de las bacterias resistentes o el microbioma”.