¿Qué volumen de menores juegan en Galicia? ¿Dónde lo hacen? ¿De qué manera? ¿Cómo lo pagan? ¿Lo saben sus padres? ¿Cómo impactan todas esas prácticas en su salud mental, sus emociones o, incluso, en su comportamiento? A todas estas preguntas, y algunas cuantas más, pretende dar respuesta el mayor estudio sobre el uso que los niños y adolescentes gallegos hacen de internet, los videojuegos y las apuestas online, impulsado por la Fundación Barrié y la Universidade de Santiago (USC). Una investigación en la que participarán 10.000 jóvenes de entre 12 y 20 años, que se encuentren cursando Educación Secundaria Obligatoria (ESO), Bachillerato y ciclos de Formación Profesional (FP) en centros públicos, privados o concertados de la comunidad. Habrá entrevistas, grupos focales y se estudiará, también, a sus familias y profesores, para conocer la magnitud del problema, “aquí y ahora”, y poner en marcha políticas de prevención. 

Aunque el estudio, titulado Videojuegos, apuestas y adicciones sin sustancia entre los jóvenes y adolescentes gallegos: análisis de la situación actual y claves para la prevención, arrancará en octubre y se prolongará seis meses, ayer dio sus primeros pasos, con la firma del correspondiente convenio entre el presidente de la Fundación Barrié, José María Arias Mosquera, y el rector de la USC, Antonio López Díaz. En el acto, celebrado en la sede coruñesa de la Fundación Barrié, estuvo también presente Antonio Rial Boubeta, profesor titular del Área de Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la USC y responsable científico de la investigación, quien reivindicó que se trata del “trabajo empírico de mayor envergadura” encargado hasta la fecha, sobre esa problemática, en Galicia y en cualquier otra autonomía española.

Rial Boubeta insistió en que la investigación que están a punto de iniciar no pretende, en ningún caso, “demonizar” los videojuegos —“a día de hoy, el principal canal de ocio y entretenimiento de buena parte de los adolescentes gallegos y españoles”, destacó—, sino “aportar datos” que ayuden a movilizar a las instituciones (comenzando por las propias familias), para velar por un uso saludable y responsable de los mismos.

“El juego constituye, sin lugar a dudas, una de las herramientas más potentes de aprendizaje y desarrollo personal de las que dispone el ser humano. Pero no es menos cierto que un uso intensivo de determinado tipo de videojuegos, a determinadas edades, con determinados contenidos y sin la debida supervisión parental, puede tener serias implicaciones, tanto a nivel de salud como de convivencia. Tanto es así, que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de una nueva forma de adicción, otorgándole un papel prioritario”, expuso el responsable científico del estudio, mucho más vehemente con respecto al juego y las apuestas online. En este caso, el profesor Rial Boubeta reclamó un papel “más valiente y activo” por parte de la Administración en la protección de los menores, así como “un mayor compromiso con la prevención”.

Y es que, aunque el juego patológico es una “adicción reconocida” desde 1980, en España no se publican datos sobre su uso por parte de los menores “desde hace más de una década”, subrayó el profesor Rial Boubeta, quien advirtió de que la industria del juego online “crece exponencialmente” cada año, y tiene entre su clientela a adolescentes que ven cómo “figuras deportivas de referencia” promueven apuestas a las que, aseguró, son adictos “uno de cada diez” chavales que se inician en esas prácticas. “En muchos casos, además, los menores pagan para tener recompensas en los videojuegos o utilizan programas inadecuados para su edad que les hacen normalizar patrones de violencia”, sentenció.