“Yo soy un ejemplo de TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad). En mi caso, acabé con éxito, pero podía haber sido un niño frustrado. Por eso es muy importante entender que todos somos distintos, es lo normal, además, en la especie humana. Hay que entenderlo y la educación debe tenerlo en cuenta para que todos los niños y niñas puedan progresar, detectar sus habilidades y poder ser felices en profesiones en las que puedan ponerlas en práctica”. El genetista Ángel Carracedo fue uno de los protagonistas de la primera jornada del V Foro de Educación, con su taller sobre hiperactividad: “Las razones biológicas de la diversidad: el TDAH como ejemplo”.

Tras explicar algo de genética, y que todos somos resultados no solo de los genes sino también del ambiente, que nos modela, Carracedo, experto internacional en genética, catedrático de Medicina en la Universidade de Santiago, además de director de la Fundación Pública Galega de Medicina Xenómica y director del Centro Nacional de Genotipado, desglosó los tipos de TDAH, poniendo el foco en que hay TDAH primarios y secundarios, este último rasgo suele estar asociado a otros trastornos o síndromes.

En todo caso, Carracedo, presidente de la Fundación Ingada-TDAH (institución elegida este año para la donación de lo recaudado en las entradas de los talleres del foro), indicó que la diversidad forma parte de la propia existencia: “la existencia de las especies está condicionada a la diversidad”. Por eso se preguntó en la charla: “¿por qué nos quieren uniformizar si somos todos distintos, con habilidades distintas?”. “No se entiende”, indicó el profesor. Y añadió: “¿y por qué evaluar a todos igual cuando somos diversos; es que es lo más antibiológico del mundo; somos distintos, hay que valorar las habilidades de cada persona”, comentó el profesor. Con esto quería decir que la educación “tiene que cambiar muchos aspectos”. “Una de las cosas que tienen que actualizarse son los contenidos; no puede ser que sean los mismos que hace tanto tiempo. Y después también la evaluación, porque deberían evaluarse más cosas, por ejemplo, los valores. ¿Por qué no evaluar los valores? Es tan importante como saber el temario”, expresó Carracedo. Y tener en cuenta la diversidad supone entender que cada persona tiene habilidades distintas y y todas ellas son importantes: “tengo la sensación de que se sigue priorizando lo memorístico, la concentración. Y, ¡ojo!, que eso es bueno, eh. Pero no solo. ¿Qué pasa con la curiosidad, la imaginación, la creatividad? Que a medida que avanzamos en cursos se va perdiendo. Pues es tan importante la memoria como la creatividad. Lo que habrá que hacer será sacar esas habilidades para que el niño/a pueda tenerlas como referencia en su futuro, en su profesión”, afirmó Carracedo.

En cuanto a la actualización de contenidos, el profesor explicó que tienen que vincularse a la vida: “no puede enseñarse lo mismo que hace 40 años porque el mundo ha cambiado y las habilidades que se necesitan, también”. “Por ejemplo, no tiene mucho sentido saber un listado de autores o escritores si no se experimenta el placer de leer un libro, una novela, poesía, escuchar música... O saber resolver un problema de un coche que sale de aquí y otro que sale de tal sitio, ¿en qué punto se cruzan? Vale, que está bien, pero también sería bueno hablar de esos países de los que sale el coche, o de saber coger un vuelo si queremos viajar a uno de ellos”, comentó el profesor.

Además, según sus palabras, la actualización de contenidos tiene que vincularse con cambios en la evaluación, para que todo tenga coherencia y poder evaluar las distintas habilidades. Apuntó Carracedo que el camino para que sea así “es complejo, de hecho lo desconozco, yo solo pretendo abrir un espacio de reflexión sobre lo que habría que cambiar”, apuntó. Para Carracedo, si la educación fuese más individualizada, atendiendo a las habilidades, habría menos casos de TDAH”, refiriéndose a la situación en las aulas. De hecho, indicó que en sistemas más flexibles, menos rígidos, el índice de niños/as con TDAH es inferior. Y añadió que el riesgo de frustración es alto, por ello es muy importante que las familias y los coles trabajen a una. “En mi caso, hasta los 15 años mi educación fue en casa, guiado por mi madre. Creo que esto fue positivo porque fue una educación muy libre. Desarrollé habilidades para saber llevar el TDAH, por decirlo de algún modo”, añadió el genetista, que indicó que estudiaba caminando. “¡Y caminando rápido, eh!”.