El volcán de Cumbre Vieja no se apiada de nadie. Tras varios días manteniendo en vilo al millar de vecinos de Todoque, finalmente en la tarde de ayer la lava se adentró lenta pero igualmente destructora en el corazón de este barrio de Los Llanos de Aridane y engulló bajo un manto de piedras incandescentes el emblemático campanario de la iglesia, el consultorio médico y la asociación de vecinos, entre otras edificaciones.

La colada que empezó a formarse el viernes desde una nueva fisura en el cono volcánico, avanzó durante el fin de semana con gran fluidez sobre la lengua que se había formado en los primeros días de erupción, para continuar imparable en dirección al mar. Algunos vecinos de esta zona se encontraban en sus viviendas tratando de salvar sus pertenencias, acompañados por efectivos del plan de emergencias, cuando fueron sorprendidos por la cercanía del magma y tuvieron que evacuar sus casas con celeridad.

La iglesia de Todoque, que había resistido varias jornadas la cercanía de la lava, casi estática en este punto durante muchas horas, se había convertido en un símbolo para los feligreses llanenses. Encomendándose al patrón, San Pío X, con la esperanza de que intercediera y detuviera la colada como muchos creyentes palmeros creen que hizo con su templo la virgen de Fátima durante la erupción del San Juan, en 1949. En esta ocasión no hubo milagro, pero ese tiempo sin avanzar permitió al párroco poner a salvo el patrimonio escultórico de la iglesia. El caprichoso camino elegido por el magma amenaza también con sepultar el cementerio de la localidad, aunque los efectivos desplegados en la zona afirman que de momento cuenta con una protección generada por la primera colada. Al río de lava le quedan unos 1.500 metros para desembocar en el mar, porque ya ha rebasado la montaña de Todoque por el flanco derecho y se adentra en los cultivos de plataneras.

El director técnico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, explicó ayer que la colada norte circula fluida y con rapidez sobre el terreno cubierto inicialmente por el magma y que la lava proviene de zonas más interiores de la caldera, a una temperatura de 1.237 grados aunque, “debido a su composición, sufre frenazos y disminuye su velocidad” volviéndose más viscosa cuando baja de temperatura. Esta colada ha ocupado zonas que se mantenían a salvo hasta ahora y, según Morcuende, se observa que la tendencia de la nueva lengua volcánica es la de unirse a la colada sur, que apenas recorre 30 metros por hora. “Es complicado saber qué va a pasar y por dónde va a seguir, aunque se está monitorizando y vigilando su comportamiento”, apuntó Morcuende.

La directora del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en Canarias, María José Blanco, puntualizó que el magma ha cubierto un perímetro de 17,07 kilómetros y que la zona dañada ha alcanzado una anchura máxima de 550 metros, con un espesor de entre cuatro y diez metros de altura.

Según los últimos datos recabados por el sistema de satélites de observación terrestre europeo, Copernicus, que corresponden a la mañana del sábado, la superficie de la isla afectada por el recorrido de la colada asciende hasta las 210 hectáreas y se calcula que ha afectado a 494 edificaciones, de las que 449 se dan por destruidas. Además, el volcán ha dañado 17,7 kilómetros de carreteras, de los que 16,4 kilómetros han sido sepultados por el magma. Precisamente para ayudar a la reconstrucción de las vías, hoy viajan a La Palma seis operarios y cuatro vehículos del Cabildo de Gran Canaria que colaborarán en las tareas de limpieza de las carreteras de la isla en las que se acumula ceniza y piroclastos.

Tras dos jornadas en las que el volcán pasó por una fase explosiva, el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) ha registrado un proceso de deflación en la zona de la erupción, lo que indica una disminución de la presión en el sistema magmático, pero no que el proceso geológico esté llegando a su fin. Esta circunstancia permitió que ayer regresaran a sus casas los 160 vecinos de Tacande de Arriba, Tacande de Abajo y Tajuya, que fueron desalojados el viernes de manera preventiva ante el incremento de la explosividad del volcán. No obstante, los científicos continuarán monitorizando el proceso eruptivo en todo momento por si fuera necesario tomar alguna decisión ante nuevos episodios y volver a actuar de manera preventiva sobre los núcleos habitados.

La morfología del volcán es variable y, como explicó Blanco, pasará por fases de construcción y otras en las que el cono superior colapse a causa de las deflagraciones o el propio peso de la colada. “Ya hemos tenido dos episodios de desaparición y no es descartable que puedan repetirse en el futuro”, señaló. Según Morcuende, la erupción fisural de carácter estromboliano mantiene el comportamiento que ha seguido hasta ahora y la sismicidad continúa en niveles bajos.

Debido a los vientos, que soplan desde el suroeste en alturas superiores a los 1.400 metros, ha llovido ceniza en 1.314 hectáreas de la isla, según datos de Copernicus. Las calles y techos de municipios alejados del centro emisor, como Santa Cruz de La Palma, Villa de Mazo, Breña Alta, Breña Baja y Puntallana, han quedado cubiertos por un espeso manto negro.