La entrada de polvo sahariano con calima y la debilidad de los vientos alisios ha añadido inquietud a los equipos de emergencia y a la población porque este fenómeno provoca que la nube de ceniza y gases que emanan del volcán de La Palma y la lava no se disipe y que se acumulen más elementos tóxicos en el aire. La zona del Valle de Aridane y alrededores se encuentran en un proceso de inversión térmica debido a esta entrada de aire procedente del este que provoca una tapadera que impide las corrientes habituales.

Esta circunstancia supone que en cualquier momento se pueden producir más confinamientos de la población hasta que los alisios entren con normalidad y acaben con la inversión térmica. El comité del Pevolca decidió este sábado levantar el encierro de los barrios que hacía varios días que estaban confinados y también las zonas que se habían restringido la noche del viernes. Ante la evolución cambiante del fenómeno volcánico y de la circulación del aire, a partir de ahora en vez de confinar de forma generalizada se avisará a la población mediante megafonía cuando la nube de ceniza y gases sean más perjudiciales para la salud.

De hecho, en la orden de finalización del confinamiento se reconoce que las condiciones de calidad del aire pueden sufrir cambios bruscos, por lo que se recomienda a la población de riesgo –niños, mayores, asmáticos, embarazadas y personas más vulnerables– que eviten estar expuestos en el exterior durante mucho tiempo y a la población en general que esté atenta a la información oficial y a los avisos por megafonía.

El Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) detectó este sábado a través de un dron la existencia de otra boca eruptiva situada en la parte superior del volcán que emite cenizas y gases, lo que puede tener como consecuencia que se desestabilice el cono por la parte superior. Los expertos monitorizan tanto esta nueva boca como las que irrumpieron el viernes para medir de forma continua tanto la expulsión de magma como la densidad de cenizas y gases que se liberan hacia la atmósfera. Ante la fuerza explosiva que está adquiriendo el volcán por momentos no se descarta la aparición de nuevas bocas y fisuras de emisión.

La irrupción de la lava procedente de las nuevas bocas abiertas el viernes ha confluido con las coladas anteriores pero de forma lateral. La nueva colada discurre hacia el oeste paralelamente a la lava que desemboca en el mar. Aunque no ha alcanzado el océano, el temor está en el paso destructivo que dejar tras de sí con más terrenos y edificaciones arrasadas.

Los últimos datos reflejan que ya supera el millar las construcciones afectadas, de ellas 880 totalmente destruidas y el resto afectadas en mayor o menor medida. La ceniza expulsada por el volcán ha cubierto una superficie de 3.304 hectáreas. Esta ceniza puede llegar al Hierro en función de la dirección del viento pero adonde sí ha llegado es al archipiélago portugués de Azores, según el Instituto Portugués del Mar y la Atmósfera (IPMA). La Palma y Punta Delgada, la capital de Azores, distan más de 1.200 kilómetros pero el viento ha transportado partículas de la erupción del volcán, que han llegado a las islas lusas «en forma de aerosol sulfato», según el organismo portugués. Estos «aerosoles» contribuyen a una «dispersión de la luz» y provocan una reducción «significativa» de la visibilidad, agrega el IPMA, en especial en zonas inferiores a los 800 metros de altitud.

Aunque los movimientos sísmicos se sienten por la población, el director técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende, precisó ayer que los seísmos que se han detectado hasta ahora forman parte del proceso eruptivo del volcán porque están asociados al magma que circula por el interior, por eso Morcuende pidió tranquilidad ante las teorías que circulan en relación con estos terremotos porque siguen produciéndose en profundidad. El responsable técnico advirtió que este escenario cambiaría si los temblores fueran más cerca de la superficie. La sismicidad se detecta a profundidades de entre 10 y 15 kilómetros e incluso hasta 20 kilómetros. El mayor terremoto localizado alcanzó del 3,6 grados.

La principal desgracia material provocada este sábado por la lava fue el destrozo de la última conexión de riego que había en El Remo y que servía para regar las plataneras de la zona hasta Puerto Naos y aledaños. Aquí se concentra el 25% de la producción platanera de la isla, con un total de 300 hectáreas afectadas. La preocupación de los agricultores es que si en menos de un mes no se riegan las plataneras se echará a perder la cosecha, por lo que se están buscando alternativas que lleven el regadío y se ha decidido instalar desaladoras portátiles y buques cisternas hasta que se planifique una solución más duradera. El choque de la lava con el agua de la tubería provocó una columna de humo blanco que fue visible a varios kilómetros de distancia.

La fajana que ha generado la lava a su llegada al mar sigue creciendo por la colada que no cesa de verter en su recorrido hasta el océano. La superficie ganada al mar por la colada ya está cerca de las 28 hectáreas y se ha observado un aumento lateral hacia el norte y hacia el sur. El frente del delta lávico está a una distancia superior a 540 metros de la línea de costa y ya alcanza una profundidad de 35 metros. A pesar de las concentraciones de nubes de vapor de agua y ácido clorhídrico que se producen alrededor del contacto de la lava con el agua salada, no provoca afecciones a la población porque se dispersa en el aire con cierta prontitud.