Los restos atribuidos al apóstol Santiago el Menor y custodiados en la catedral compostelana pertenecen en realidad a Santiago el Mayor. Esta la hipótesis que plantea un estudio forense de Fernando Serrulla, uno de los más prestigiosos especialistas en antropología forense de España, y encargado de la Unidad de Antropología Forense del Hospital de Verín, de referencia en Galicia. Este experto, conocido también por haber analizado los restos de la joven Diana Quer y de víctimas del 11-M, realizó este estudio en 1991 por encargo de la Xunta, pero no fue publicado hasta hace poco más de un mes. Aparece en la revista especializada Forensic Anthropology, de la Universidad de Florida (Estados Unidos).

En el resumen del trabajo, que destapó ayer el diario El País, Serrulla concluye que los restos pertenecen “a un varón adulto maduro, y las lesiones en el cráneo probablemente fueron producidas por un pequeño instrumento contundente, como una espada”. “Estos resultados nos llevan a dudar de la identidad de los restos”, señala. Esas lesiones producidas en la calavera por una espada son las que llevan a este reputado forense a plantear que el cráneo no pertenece a Santiago el Menor, hijo de Alfeo, sino a Santiago el Mayor, hijo de Zebedeo, el apóstol patrón de España y al que está dedicada la catedral compostelana. En los Hechos de los Apóstoles (Hch 12:2) del Nuevo Testamento está escrito que el rey de Judea, Herodes Agripa I, “ordenó matar a filo de espada [decapitado o degollado] a Santiago, el hermano de Juan”. Las señales analizadas por Serrulla en el cráneo atribuido a Santiago de Alfeo son compatibles con la decapitación, ajusticiamiento por el que mataron a Santiago de Zebedeo entre los años 41 y 44 de nuestra era. Al cráneo analizado le falta la apófisis mastoides derecha, el saliente óseo inferior situado detrás de la oreja, lo que es consistente con la hipótesis de la decapitación.

Fernando Serrulla, responsable de Antropología Forense del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) y presidente de la Asociación Española de Antropología y Odontología Forense, señala que estamos ante “un caso de ejecución por la llamada muerte de los tres golpes” de espada: el primero aturdía, el segundo mataba y el tercero aseguraba la muerte al seccionar el cuello. El cráneo presenta una lesión frontal previa a otra parietal, lo que apoya esta teoría. En cambio, los textos religiosos apuntan que Santiago el Menor murió por un traumatismo craneoencefálico producido por un objeto contundente al ser apedreado o golpeado, y no hay en esa cabeza vestigios de esos supuestos golpes.

El Cabildo de la Catedral no dejó sacar del recinto los restos para realizar radiografías y datarlos. Además, al haber quedado prácticamente carbonizados por un incendio hace ahora un siglo hubiera sido también difícil o imposible encontrar ADN. Según publica El País, el investigador tuvo que realizar todo el trabajo forense en 10 días en la Capilla de las Reliquias, donde se guardan los restos de Santiago Alfeo y de otros setenta santos.

Se apunta al conflicto del siglo XII entre el arzobispo de Compostela Diego Xelmírez, impulsor de la catedral, y el de Braga, Mauricio Burdino, como el origen de las disputas por hacerse con las reliquias del apóstol y que provocaron que los restos cambiasen de manos varias veces, propiciando la confusión. El estudio cuestiona el proceso de autentificación de los restos que realizó la Universidade de Santiago en 1879. Serrulla ya había hablado en otras ocasiones de este estudio, limitado al análisis de los restos atribuidos a Santiago el Menor, pero hasta ahora no había vinculado los resultados del mismo con Santiago el Mayor.