El volcán de La Palma acumula en su interior energía térmica equivalente a la que producirían 4.000 bombas atómicas, similares a la que lanzó EEUU sobre la ciudad japonesa de Hiroshima al final de la Segunda Guerra Mundial, cuya explosión generó una ola de calor de más de 4.000 °C en un radio de aproximadamente 4,5 kilómetros. Se calcula que hay 100 millones de metros cúbicos de lava a una temperatura de 1.200 grados centígrados y por 1.700 kilogramos por metro cúbico de densidad de piedra. El calor que desprende la erupción volcánica es igual a lo que consumiría la totalidad de la población de la isla bonita en 200 años con energía eléctrica.

La empresa HDMeteo, que desarrolla el portal meteorológico del Cabildo de La Palma, suministra estos datos como demostración de la elevada capacidad geotérmica que alberga el volcán palmero. La magnitud de las erupciones volcánicas se mide en la escala del Índice de Explosividad Volcánica con valores entre 0 y 8; en el caso de esta erupción el índice estimado hasta ahora es de 2, pero también una característica de las erupciones es la emisión de calor y, en el caso de Cumbre Vieja, está determinándose la acumulación geotérmica que se encuentra en su interior, energía que seguirá en la zona mucho tiempo más una vez finalice la erupción, que sigue en plena fase explosiva.

Más seísmos, más coladas de lava y más dióxido de azufre a la atmósfera reflejan cinco semanas después que el volcán de La Palma, lejos de finalizar, sigue en plena actividad y expulsando el ingente magma que discurre por las profundidades de la isla bonita. Y ante este escenario los palmeros están con el corazón en un puño porque, sin prisa pero sin pausa, la destrucción de cultivos y edificaciones va aumentando por momentos. Tanto el Instituto Geográfico Nacional (IGN) como el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) certifican que la erupción está en plena fase efusiva con alternancia de episodios explosivos intensos y que hay cuatro bocas eruptivas, aunque han llegado a ser nueve centros de emisión. También se enumeran las coladas de lava, que ahora son diez tras la irrupción de un nuevo flujo de magma detectado hacia el sur y que vuelve a amenazar la zona de Las Manchas.

La Villa de Mazo y las zonas colindantes a la erupción volcánica se despertaron ayer con nada menos que 135 seísmos detectados entre la madrugada y la mañana. La intensidad de los movimientos sísmicos la refleja el hecho de que en 48 horas —del 22 al 24 de octubre— el IGN registró 307 seísmos con un máximo de 4,9 grados el sábado. Ayer la mayoría de los terremotos se detectaron a 12 kilómetros de profundidad, mientras nueve de los 135 se registraron a 30 kilómetros. Según los expertos que monitorizan el volcán, éste ha aumentado la emisión de piroclastos en el cono secundario, coincidiendo con el aumento ayer del tremor volcánico y la mayor sismicidad desde la noche del domingo a 10-15 kilómetros de profundidad. En la tarde de ayer se sintió un nuevo seísmo de cuatro grados también de profundidad media.

El fuerte incremento de la sismicidad ha provocado más salida de lava y una colada que avanza hacia el sur, en la zona ya evacuada de Las Manchas, amenazando a la zona del Corazoncillo, una planta fotovoltaica y al cementerio. Los técnicos del Pevolca han detectado que esta colada se ha frenado por la cantidad de ceniza, aunque está muy cercana a este barrio. A última hora de la tarde se comprobó la apertura de un nuevo foco que ha supuesto nuevos derrames importantes de lava y desbordes de otros focos eruptivos.

En la actualidad hay activos cuatro centros de emisión que aportan carga a las coladas, y a lo largo del proceso ha habido hasta nueve, explicó ayer el director técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende. Enumeró diez las coladas que han ido emanando del volcán, siendo la décima la nueva surgida en sentido sur.

La superficie afectada por el proceso eruptivo era ayer de unas 852,27 hectáreas, 3,31 más que el día anterior y 260 de ellas, de cultivos. Las construcciones destruidas o dañadas suman total de 2.270 edificaciones: 2.143 destruidas y 127, dañadas o en riesgo.