La deformación de la superficie, con un aumento de unos 10 centímetros en una zona próxima al cono volcánico de La Palma, presagian que aún queda bastante magma en las entrañas de la tierra. Así lo indicó ayer la directora del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en Canarias, María José Blanco, quien adelantó que los dos anteriores episodios de estos aumentos de altura fueron la antesala de una mayor actividad en el flujo de lava y la apertura y cierre de nuevos centros eruptivos.

Este parámetro, junto con los seísmos y la emisión de dióxido de azufre, siguen estando “lejos” de pronosticar el final del proceso eruptivo, como indicó el director técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende. Blanco reseñó que aún hay que “corroborar la veracidad” de la deformación del terreno, para la cual se van a recoger datos a través de una técnica de radar denominada InSAR con los que hoy se espera verificar la hipótesis. A lo largo de los 37 días de erupción se han producido dos situaciones similares a la actual, una de ellas durante el mes de septiembre y otra el pasado 12 de octubre. Esta última ocurrió justo antes de que se produjera la ruptura al norte del cono principal, que provocó un gran reboso de material volcánico y que durante los siguientes días avanzó con dirección al norte. Esa fractura fue la causante de que la lava engullera todo el polígono industrial de Los Llanos de Aridane, el barrio de El Callejón de la Gata y gran parte de La Laguna.

“Al no observarse en el resto de la red, tiene que ser algo muy superficial”, indicó Blanco, quien explicó que si se confirma se trataría de un “embolsamiento de material magmático” que estaría “justo debajo de la estación”. “Repito”, añadió, “esto hay que corroborarlo” porque debido a la situación en la que se encuentra la atmósfera puede perturbar los datos.

Por el momento esa mayor profusión de lava tras las sucesivas recomposiciones del cono principal sigue repercutiendo en la colada primigenia, la que atravesó Todoque y acabó formando una fajana, y en otra que avanzó por el sur de la montaña de La Laguna y cuyo frente sigue a unos 120-130 metros del mar.

En un principio, el frente de la colada que se coló en el casco urbano de La Laguna tiende a unirse con aquella, a la espera de comprobar si los aportes de lava de los últimos días la hacen avanzar con mayor rapidez y en qué dirección, de lo que depende que haya más o menos viviendas sepultadas. En cuanto a la última de las coladas en surgir, la que desciende por Las Manchas, se ha parado a unos 150 metros de una planta fotovoltaica, a 250 metros de unas viviendas en la zona del Corazoncillo y a unos 600 metros del cementerio.

Por su parte, la sismicidad se redujo de forma notable después de que se detectaran más de 500 terremotos entre el lunes y el martes. Y es que si entre la medianoche y las 19 horas del pasado lunes se llegaron a registrar hasta 202 seísmos, en la jornada de ayer esta cifra se redujo hasta los 70. Pese a esta disminución, se volvieron a producir movimientos de intensidades altas. A las 16.25 horas se produjo el de mayor potencia, con una magnitud 4,8 a 34 kilómetros de profundidad en el municipio de Mazo —sureste de la isla—, que fue sentido en las cuatro islas de la provincia de Santa Cruz de Tenerife. Asimismo, la amplitud de la señal de tremor volcánico que indica la cantidad de lava que está moviéndose en los conos volcánicos se mantiene en niveles medios altos, con pulsos de intensificación, según indicó el IGN en su informe diario sobre la sismicidad del volcán.

Otro de los indicadores que pueden predecir el estado en el que se encuentra el proceso eruptivo es la emisión de dióxido de azufre asociado al penacho eruptivo, que continúa en niveles muy altos para atisbar un posible final El pasado domingo y el lunes se registraron 53.600 y 40.800 toneladas, respectivamente, por las menos de 100 que indicarían que el volcán se encuentra en su tramo de desactivación. En este sentido, Morcuende señaló: “Nos dice que el fin de la emergencia está lejos, es uno de los indicativos más claros de que hay erupción para un tiempo medio-largo”.

A este dato se une la cantidad de este gas que se emite en el edificio de Cumbre Vieja, que, como apuntó Blanco, había presentado una “tendencia decreciente” entre el 12 y el 22 de octubre, pero “desde entonces se está constatando una tendencia ascendente” con hasta las 1.121 toneladas diarias.

Miguel Ángel Morcuende reseñó en la rueda de prensa que el cono volcánico continúa con su proceso de “reconfiguración”, en referencia a las nuevas bocas aparecidas y al derrumbe del cono principal el lunes. A ellos se unió en la tarde de ayer otro nuevo colapso de este cráter, aunque en esta ocasión hacia el interior del mismo, como apuntó el Instituto Vulcanológico de Canarias (Involcan), que además informó de que la explosividad aumentó anoche con una fuente de lava que tenía una altura aproximada de 600 metros. Esto provocó que se expulsara una gran cantidad de material volcánico. Sin embargo, este incremento aún no ha generado un crecimiento en la longitud de los frentes de las diferentes coladas, que permanecen prácticamente paradas.