Rigor, calidad, tenacidad, brillantez e incansable interés por el conocimiento definieron su trayectoria profesional. La austeridad y la discreción su vida personal, y ayer la comunidad científica se rindió con inacabables adjetivos al “mito” de Margarita Salas y a un sintagma nominal que debe servir de ejemplo de excelencia para muchas generaciones: mujer y científica. Pero el emotivo homenaje que la ciencia le dedicó en Madrid sirvió, además, para prolongar su ejemplo y su legado, con el anuncio de la puesta en marcha de la Fundación Margarita Salas impulsada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad Autónoma de Madrid y las comunidades de Madrid, Asturias y Extremadura.

A punto de cumplirse dos años —mañana— de su fallecimiento, la sede principal del CSIC reunió ayer en ese homenaje a la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, a los consejeros responsables de Ciencia de Madrid, Asturias y Extremadura (Enrique Ossorio, Borja Sánchez y Rafael España); a la presidenta del CSIC, Rosa Menéndez, a la de la Fundación Cotec, la exministra Cristina Garmendia; a varios rectores y a numerosos científicos, entre ellos Mariano Barbacid, Jesús Ávila o Marisol Soengas.

Todos valoraron el ejemplo científico y las virtudes personales de Margarita Salas; su labor investigadora desde que comenzó junto al nobel Severo Ochoa en la Universidad de Nueva York hasta sus últimos días; el tándem que formó con el científico Eladio Viñuela; y el desarrollo de su actividad investigadora en los centros más pioneros de Madrid.