Aunque reconoce que el principal objetivo de la actual ley antitabaco no era reducir el consumo de los cigarrillos sino proteger a los no fumadores con espacios libres de humo, considera que es el momento de dar “un paso más” y reorientar la normativa “para ayudar a los adolescentes a no caer en esta adicción”. Para ello, la neumóloga y responsable de la Unidad de Deshabituación Tabáquica del Hospital de A Coruña, Julia Tábara, cree que es clave que “el tabaco no se vea como algo normal ni natural”. “No puede ser que a las puertas de los colegios e institutos haya profesores o alumnos fumando, esto tiene que estar vigilado y prohibido para que fumar no se considere algo normal, tampoco puede ser que haya padres en los parques infantiles fumando”, explica esta doctora, quien también apuesta por reducir la publicidad, eliminar las marcas y logos de las cajetillas y hacer los dispositivos electrónicos neutros para que “no sean tan atractivos para los adolescentes que se inician en el tabaco con 13 o 14 años”.

Aunque la pandemia ha provocado el cierre temporal de la unidad que ayuda a dejar de fumar a pacientes con patologías graves en el Hospital de A Coruña ya que los neumólogos se tuvieron que centrar en la atención a pacientes COVID, Tábara asegura que ya trabajan para la reapertura, pero no se atreve a dar una fecha concreta. Quienes acuden a su consulta son enfermos de enfisema o cáncer que, pese a ello, no logran dejar el pitillo ya “que es una adicción muy fuerte”.

Tábara anima a todos los fumadores a dar el paso de dejarlo ya que asegura que siempre es posible cuando hay “interés y persistencia”. “Lo primero es que ellos mismos hagan un intento serio de dejarlo sin tratamiento, algo que sobre todo es posible entre los jóvenes. El deporte, por ejemplo, ayuda mucho a dejar el hábito”, indica esta doctora, quien reconoce que si no es posible así se puede acudir al centro de salud, donde se le asesorará sobre los pasos a seguir.

Tábara deja claro que las recaídas son habituales y no deben desanimar a quien intenta olvidar los pitillos. “Es una droga muy fuerte que causa dependencia. Es un error decir ‘voy a una boda, me fumo unos cuantos y no vuelvo’ porque no es tan sencillo. Además, somos humanos y si aparecen problemas económicos o personales se puede volver a caer en el cigarrillo. Siempre digo que esto es como los niños al andar, hay quien camina a la primera y quien necesita caerse mucha veces para lograrlo, aquí igual, lo importante es el resultado final”, sostiene esta neumóloga, quien asegura que lo ideal es dejar el hábito de golpe y no intentar reducir el número de cigarrillos diarios progresivamente —eso solo sirve los primeros días y si la cantidad previa era muy elevada—.