Un “orgullo” por el reconocimiento al “trabajo realizado desde hace años”, pero también un “reto y un revulsivo” para intentar no bajar el nivel y mantener la excelencia en la atención a los pacientes. De este modo resumen desde la Unidad del Dolor y el área de Neurociencias del Hospital de A Coruña lo que sienten al haber sido designados como los mejores servicios en su categoría de toda España en los premios Best in Class que se entregaron el pasado martes y en los que se analizan más de un centenar de indicadores —desde los tiempos de asistencia, la tasa de mortalidad, la calidad en la atención al paciente o su trabajo en investigación— para designar a los mejores servicios hospitalarios. Estas dos áreas debutan en los galardones anuales, pero el centro coruñés vuelve a situar al servicio de Nefrología como el mejor del país (posición que ya logró en 2020) y repite, por tercer año consecutivo, como el mejor hospital de alta complejidad de España.

Los dos servicios que debutan en estos galardones se caracterizan por ser unidades multidisciplinares en cuyo funcionamiento es clave la colaboración entre diferentes especialistas sanitarios. La Unidad del Dolor —donde trabajan ahora ocho personas— reúne a anestesistas, enfermeros o psicólogos y están en “estrecha colaboración con otros servicios como Traumatología, Neurocirugía y Rehabilitación”, explica una de las integrantes, la doctora Aurora de la Iglesia. Y lo mismo ocurre con Neurociencias, nombre con el que se conoce ahora al abordaje en común de los pacientes que realizan los expertos en Neurología, Neurocirugía, Neurofisiología, Neurorradiología y Neurorrehabilitación. “Es uno de los mejores ejemplos de coordinación, algo que es habitual en medicina. Si llega un paciente que sufre un ictus, por ejemplo, lo tiene que ver el neurólogo, pero radiología ayudará al diagnóstico con la imagen, puede que para el manejo del enfermo sea preciso que intervenga el neurocirujano y se precise rehabilitación posterior”, explica la neuróloga Mar Castellanos.

A la Unidad del Dolor acuden todos aquellos pacientes a los que el médico especialista que aborda su enfermedad no logra eliminar el dolor con los tratamientos para la patología que sufren o con analgésicos convencionales. “Se le hace una valoración integral y con el apoyo de las pruebas que sean necesarias se le aplican tratamientos y técnicas para intentar o bien aliviar totalmente el dolor o si no es posible que tenga menos dolor y pueda mejorar su calidad de vida y su movilidad”, señala De la Iglesia, quien explica que entre los cientos de pacientes que cada año pasan por la Unidad —hay tres consultas diarias con una decena de enfermos—, “los dolores lumbares, cervicales o musculoesqueléticos son los más habituales”, añade.

También el área de Neurociencias cuenta con un perfil de pacientes muy variado que les llega desde Urgencias (ictus o aneurismas, por ejemplo) o que atienden en las consultas externas: pacientes con cefaleas, esclerosis múltiple o demencias, entre otras dolencias.

Los trabajadores de ambos servicios se muestran muy satisfechos con el premio. “Supone un orgullo porque es un reconocimiento a la labor en la atención a pacientes con dolor y es importante porque tener una unidad de este tipo otorga calidad superior a un hospital”, indica Aurora de la Iglesia. “El premio es una gran alegría porque supone el reconocimiento a un trabajo bien hecho. Que alguien de fuera de tu centro te evalúe y reconozca que lo hacemos bien es una gran alegría y sirve de revulsivo para seguir así y hacer así o mejor las cosas”, añade Mar Castellanos.

Aurora de la Iglesia con parte del equipo de la Unidad del Dolor. L.O.

"El dolor es algo difícil de valorar y aún no tenemos un método objetivo para medirlo"

Por la Unidad del Dolor del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña pasan cada semana decenas de pacientes que buscan aliviar un dolor que ni su médico especialista ni los analgésicos han podido con él. Allí les recibe un equipo de ocho profesionales —enfermeros, anestesistas o psicólogos entre otros— que tienen un único objetivo: “Según la patología puede desaparecer todo el dolor o en caso de no que sea posible, que tenga menos y mejore su calidad de vida y su movilidad”, señala la doctora de la unidad Aurora de la Iglesia, que asegura que para ello recurren a las técnicas más innovadoras.

“Se les hacen infiltraciones, bloqueos, la radiofrecuencia en determinados sitios del cuerpo, electrodos, etc.”, explica De la Iglesia que reconoce que la medicina centrada en paliar el dolor está en constante innovación. “Ha mejorado muchísimo, todos los años aparecen técnicas nuevas y tenemos que formarnos y aprenderlas”, explica esta doctora, que reconoce que el dolor “es algo subjetivo” y en lo que no se ha avanzado es en contar con un sistema que permita medirlo objetivamente.

“Es algo subjetivo, difícil de valorar porque hay personas con una patología leve y que sienten más dolor que otras con la columna peor, por ejemplo”, indica Aurora de La Iglesia, quien explica que cuando llega un paciente nuevo a la Unidad del Dolor “se les realiza una valoración integral y con lo que él nos cuenta y la clínica que vemos, siempre que sea congruente, acordamos qué técnicas usar”. A partir de ahí, el paciente acude periódicamente para intentar o erradicar o paliar en la medida de lo posible ese malestar frecuente.

Mar Castellanos con parte del equipo de Neurociencias. L.O.

"Este área nace con la idea de una atención coordinada entre servicios al paciente"

Ya trabajaban de la mano en muchas ocasiones, pero ahora lo hacen bajo protocolos de actuación comunes y con el mensaje al paciente de que todo el equipo de Neurociencias es clave en el abordaje de su patología. “Esta área nace de la idea de que el paciente con dolencias del sistema nervioso debe tener una atención coordinada por diferentes servicios bien para llegar al diagnóstico o para su abordaje o en la rehabilitación”, explica Mar Castellanos, de Neurología, quien tiene claro que para su trabajo es vital “el soporte” y la colaboración con compañeros de “Neurocirugía, Neurorradiología o Neurofisiología”.

Por la premiada área de Neurociencias pasan pacientes muy dispares como quienes sufren esclerosis múltiple, algunas demencias, cefaleas o un derrame cerebrovascular. Y para Castellanos, este reconocimiento de los Best in Class también les ayuda de cara a que los propios enfermos estén satisfechos con el servicio. “Este premio es un reconocimiento a que se hace un buen manejo de los pacientes, a que en el hospital se hacen las cosas bien y a la gente le gusta saber que está bien atendido”, sostiene Mar Castellano.

Para esta neuróloga, el premio es todo “un orgullo” y a la vez “una responsabilidad y un impulso” para seguir trabajando en la misma línea. Además, Castellano —del área de Neurología— destaca también la importancia de que este servicio quedase entre los finalistas. “Hay muchos hospitales compitiendo y esto da energía”, sostiene.