Alemania sumó ayer de nuevo máximos de incidencia y contagios diarios, lo que le obligó a realizar el primer traslado a gran escala de pacientes intensivos dentro del país, mientras observa con preocupación la aparición de la nueva variante del coronavirus en Sudáfrica.

Las autoridades sanitarias alemanas notificaron 76.414 nuevos contagios en 24 horas y 357 muertes, mientras la incidencia acumulada en siete días se sitúa en 438,2 nuevas infecciones por cada 100.000 habitantes y el número de casos activos ronda los 774.300.

La situación es “más grave que nunca” en esta pandemia, “pero se hace demasiado poco y con frecuencia demasiado tarde” a pesar de las reiteradas advertencias, lamentó el ministro de Sanidad en funciones, Jens Spahn. Advirtió de que la cuarta ola no ha hecho más que empezar, por lo que urgió a reducir drásticamente los contactos y, al menos a nivel regional, minimizar la vida pública, al tiempo que declaró que el actual periodo de transición política en el país “no puede traducirse en demoras”.

El presidente del Instituto Robert Koch (RKI) de virología, Lothar Wieler, recordó que Alemania ya ha superado la cifra de 100.000 muertos por o con COVID-19 desde el inicio de la pandemia. “¿Cuál es la cifra de muertos que nos convencería de que la COVID-19 no es una ‘enfermedad leve’ y que nos movería a vacunarnos? ¿Cuántas personas más tiene que morir aún para que reajustemos nuestro comportamiento para reducir la carga en hospitales y del personal asistencial?”, preguntó.