Futbolista e ingeniero, Marcos Souto ha cumplido 30 años este mismo otoño. De Cedeira, defiende la portería del Somozas. Inmerso en unas oposiciones, también araña horas para otro de sus grandes sueños, Blade Hats. Y es que Souto puso en en marcha una firma de sombreros con la que hace realidad otra pasión: el cruce de caminos entre el rock y el diseño que rodea a este estilo musical.

"Poco a poco, va consolidándose", dice sobre un proyecto efectivizado en los últimos meses tras un año y medio de proceso de lanzamiento. Subraya que está "haciendo un producto de calidad y la gente que lo ha comprado lo está reconociendo" por puntos como "la materia prima".

Souto habla con conocimiento de causa sobre elementos completamente ajenos al gran público, como la paja toquilla de Ecuador, "la mejor del mundo". Recurre al fieltro de conejo y de castor, la gama "más top a nivel mundial", para que salga del horno el fruto de "muchas horas de trabajo, de amor y de pasión". Valora que el "producto es único" y relata que todo empezó al llamarle "mucho la atención los sombreros de los artistas" que él mismo escuchaba, de Guns N' Roses a Motörhead o el mismísimo Jimi Hendrix.

"Siempre quise uno, pero no básico, y no encontraba dónde; conocí a un artista que hace chaquetas de cuero para estrellas de rock, vestía sombrero y gracias a él descubrí a uno de Hollywood que los hace para estas leyendas", rememora con entusiasmo.

Asiduo a festivales como el Resurrection de Viveiro, indica que fue entonces cuando le hizo "un clic la cabeza".

Habló con su padre, le avanzó que le "tenía que hacer herramientas" y todo arrancó "de manera artesanal", también con respaldo de su novia.

Afirma Marcos Souto que las "herramientas son caras, todo procedía de Estados Unidos y era carísimo", pero además él tampoco sabía a ciencia cierta "si podía llegar a hacer un sombrero o no".

Su progenitor, "un verdadero artista", le ayudó a dar el empujón definitivo. Se puso manos a la obra con "herramientas y moldes sin tener ni idea de nada, autodidacta y todo desde cero", y fue "mejorando y solucionando los errores".

"Ahí empezó todo, un mes antes de la pandemia ya tenía las herramientas básicas", cuenta.

Aprovechó el período de confinamiento y los meses posteriores para dar grandes pasos hacia adelante y Blade Hats es ahora una feliz realidad. "Me han comprado varios tatuadores, no era consciente de la repercusión que tenían; guitarras que escuchaba desde pequeño los tengo de contacto en el WhatsApp", señala el emprendedor.

Blade Hats, el portero e ingeniero que soñaba con sombreros KIKO DELGADO

Souto no oculta su "satisfacción" al comprobar que la idea "va dando sus frutos" pues ahora envía sombreros a países que, en su mayoría, no ha visto con sus propios ojos.

Detalla cómo unas horas antes llegó un "repartidor a buscar un sombrero para Canadá y otro para Estados Unidos", donde también están dejando huella. Sombreros que en un "95 %" están "inspirados en el rock", pero también sale a relucir alguno basado "en alguna película o sus protagonistas".

Los clientes, añade, "buscan un buen producto y algo distinto" y las redes sociales, fundamentalmente Instagram, están siendo su gran pasarela de presentación.