En plena ola impulsada por la variante delta, Europa sigue con preocupación la evolución de la variante ómicron, identificada por primera vez en Sudáfrica. El Gobierno de Reino Unido confirmó ayer que los primeros indicios muestran que ómicron es “más transmisible” que delta, que ya es entre un 40% y un 60% más contagiosa que la cepa original. El lunes, el ministro de Salud británico, Sajid Javid, había advertido que hay transmisión comunitaria de esta variante en el país europeo.

En Europa se han detectado ya cerca de 623 casos en 23 países. Reino Unido (437) y Dinamarca (261) son los estados europeos que más casos de ómicron han detectados. No por casualidad son también los que más secuenciación realizan. Probablemente detectan más porque buscan más. El director de la OMS en Europa, Hans Kluge, reconoció ayer que ómicron está aumentando y que lo correcto es estar “preocupados” y ser “prudentes”.

Parece claro que ómicron se encuentra ya en buena parte del mundo, y se han reportado casos en países teóricamente tan remotos como Nepal. También son varios los expertos que pronostican que se hará dominante en la mayor parte del planeta en cuestión de meses o incluso semanas. Pero todavía no es seguro si causa enfermedad más grave o no. Algunos científicos, como el célebre inmunólogo estadounidense Anthony Fauci, han señalado que podría ser más leve, una declaración que incluso hizo subir las bolsas.

A este respecto, Kluge resaltó la necesidad de mantener la cabeza “fría” y esperar a tener más datos porque es “demasiado pronto”. El director de la OMS en Europa señaló que “la obligación respecto a la vacuna es un absoluto último recurso y solo aplicable cuando todas las opciones viables para mejorar los índices de vacunación se hayan agotado”.

Se baraja también que el tiempo de incubación de ómicron podría ser inferior al de delta. Así lo apuntó el ministro de Salud de Reino Unido. Para frenar su expansión, todos los viajeros que lleguen a Inglaterra deberán presentar un test negativo de COVID-19, incluso los que tienen la pauta completa de vacunación.

La gran pregunta sigue siendo la severidad de la enfermedad que pueda causar ómicron. Aris Katzourakis, de la Universidad de Oxford, ha declarado a la publicación New Scientist que duda mucho de que las mutaciones de esta variante resulten en una disminución de la gravedad, pero que es demasiado pronto para saberlo.

La variante beta, detectada también por primera vez en Sudáfrica, causó una importante ola en ese país pero apenas prosperó en el resto del mundo. Ómicron sí parece haberlo logrado. La ministra de Salud de Gales, Eluned Morgan, señaló ayer que las autoridades galesas esperan una ola significativa de contagios con ómicron que alcanzaría su pico en enero.

Los expertos coinciden en que pese al escape vacunal moderado que parece mostrar, las actuales vacunas seguirán protegiendo frente a ómicron contra enfermedad grave y muerte. Lo que les preocupa es que, aunque sea igual de virulenta o algo menos que delta, el enorme aumento de casos provoque un colapso hospitalario.

Darias delega en la UE la decisión de pedir PCR a los viajeros europeos vacunados

Tras apostar por la cogobernanza hacia abajo con las comunidades autónomas, el Gobierno de España apunta a una suerte de cogobernanza hacia arriba, al delegar en la Unión Europea (UE) la decisión de pedir prueba PCR a los viajeros europeos vacunados. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, apeló ayer a la coordinación entre países de la UE para acordar las restricciones por coronavirus sin aclarar si España es partidaria de este requisito o imponer otras medidas a los europeos vacunados que viajen a su territorio, como ya están haciendo socios como Portugal. “Cualquier acción a nivel europeo tiene que ser coordinada en la Unión Europea, España estará en lo que dentro del seno de la Unión Europea se decida”, declaró Darias a su llegada a la reunión de ministros de Salud europeos que se celebró ayer en Bruselas. El pasado julio, los Veintisiete acordaron que el certificado COVID permitiría a los europeos desplazarse sin restricciones adicionales dentro del espacio sin fronteras Schengen, algo que podría resultar insuficiente para frenar la actual ola de delta y contener la expansión de la variante ómicron.