“El paso fundamental en la lucha contra el cáncer de pulmón es la prevención, y esta pasa por las campañas de deshabituación tabáquica y por la educación en salud desde etapas muy precoces. Es un aspecto fundamental que no debemos olvidar. Tenemos que explicarles, ya no a los adolescentes, sino a los niños un poco más pequeños, qué es el tabaco y los daños que produce. Educación, por tanto, y campañas de deshabituación tabáquica, y luego podemos hablar del cribado”. Así de contundente se manifiesta la jefa del Servicio de Oncología del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac), Rosario García Campelo, al dar su opinión sobre la posibilidad de implantar, para la población en general, un programa nacional de cribado (screening) de cáncer de pulmón, tal y como sugirió, hace un par de meses, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, al anunciar que el Gobierno estaba estudiando la “factibilidad” de ese tipo de screening.

El cáncer de pulmón tiene una causa fundamental, que es el consumo de tabaco. El 85% de los tumores pulmonares se relacionan con el hábito tóxico de fumar, por tanto, vayamos a la raíz del problema”, reitera la doctora García Campelo, quien especifica que el cribado, “con TAC de baja tasa en población de riesgo —que podemos definir en función de la edad, el consumo de tabaco previo o incluso de algunas patologías pulmonares crónicas—, puede reducir la mortalidad asociada al cáncer de pulmón” porque esta enfermedad es, desafortunadamente, “un enemigo silencioso”. “Cuando da la cara, lo hace en etapas más avanzadas, de ahí que ganar la batalla a este tipo de cáncer pase por detectarlo lo antes posible. Los programas de cribado se han llevado a cabo en poblaciones muy específicas, pero el salto de incorporar un programa a nivel nacional es un gran reto, que requiere equipos multidisciplinares, dotación tecnológica y recursos humanos. Los programas piloto que se desarrollan, en la actualidad, son la mejor manera de avanzar en este sentido en España”, señala.

La jefa de Oncología del Chuac insiste en que el cribado del cáncer de pulmón es “más complejo” que otros programas de ese tipo que se desarrollan desde hace años a nivel general, como el de mama o el de colon. “En el caso del de pulmón, hay que identificar muy bien a la población diana a la que se dirige, y este es uno de los primeros retos. También necesitamos esa dotación que ya comenté a la hora de implementar este cribado. Equipos radiológicos. Profesionales dedicados a la interpretación de esos estudios. Además, hay que definir qué se hará con los pacientes que participen en los cribados. Cuántos se someterían a cirugía, y cuántos no. Dicho esto, yo soy una gran defensora del cribado implantado de una forma sensata, lógica y homogénea en todo el país”, resalta la doctora García Campelo, quien refiere, no obstante, su “preocupación” ante la posibilidad de que grupos de población que entrasen en un hipotético cribado “se relajasen en cuanto al consumo de tabaco”. “Que ciertos ciudadanos puedan llegar a pensar ‘como ya estoy en un programa donde me pueden detectar el cáncer pronto, puedo seguir fumando’. Con todo, creo que tenemos que avanzar hacia la implementación de los programas de screening”, reitera.

La doctora Rosario García Campelo. Queiruga/ Roller Agencia

“Se requieren equipos multidisciplinares, dotación tecnológica y recursos humanos”

Rosario García Campelo - Jefa del Servicio de Oncología del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña

A la hora de poner en marcha un cribado nacional de cáncer de pulmón, Rosario García Campelo considera que otro aspecto “fundamental” en el que “ya se está trabajando” es “la aplicación de técnicas menos invasivas, como la biopsia líquida, para la detección precoz”. “Esto aún está en fase experimental, es una promesa, pero en la que muchos estamos esperanzados. Que estas técnicas tan sofisticadas de biopsia líquida nos permitan identificar poblaciones de riesgo quizás sea también una camino a seguir”, remarca.

Por otro lado, la jefa del Servicio de Oncología del complejo hospitalario coruñés recuerda que “aunque siempre se tiende a pensar en cribado y cáncer de pulmón”, lo cierto es que el tabaquismo “está asociado a múltiples patologías que impactan, por supuesto, en los resultados en salud y en la calidad de vida de las personas”. “La cardiopatía isquémica, la EPOC o la patología vascular están asociadas al consumo de cigarrillos, al igual que muchos otros tipos de tumores, con lo cual, la magnitud del problema de este hábito tóxico es mucho mayor que el cáncer de pulmón. No se trata solo de atajar un problema oncológico que es la principal causa de muerte por cáncer a nivel mundial. El tabaco está detrás de muchas otras enfermedades”, incide la doctora García Campelo. En este sentido, aplaude “cualquier medida que dificulte su consumo en el ámbito social y del ocio”. “Está claro que el coste del tabaco en nuestro país puede ser mayor incluso. También urge facilitar el acceso de los fumadores a los programas de deshabituación tabáquica. Empezar antes las campañas educativas e instaurarlas mucho más en los colegios. Aún a riesgo de resultar repetitivos, no nos debemos cansar de lanzar este mensaje. Y creo que la clave no es dirigirse a los chavales de 14 años, sino empezar antes”, considera.

Ambas especialistas urgen priorizar la prevención: “Atacar la raíz del problema”

En términos similares a la responsable de Oncología del Chuac se expresa su homóloga del Servicio de Neumología, Carmen Montero, quien recuerda que el cáncer de pulmón es “una enfermedad muy grave, la primera causa de muerte por patología oncológica a nivel mundial, y está relacionado fundamentalmente, en más del 80% de los casos, con el tabaquismo, algo que se puede prevenir”, subraya la doctora Montero, quien reconoce que, en los últimos años, se han producido “avances muy importantes” en la “prevención primaria” de esa adicción, no obstante, cree que el sistema sanitario tiene una “deuda social”, porque “el cáncer de pulmón no aparece de forma inmediata al fumar, hay un decalaje y se puede llegar a manifestar hasta 15 o 20 años después” de apagar el último pitillo. “Si en su momento no se hizo bien la prevención, hay una población que sí ha dejado de fumar pero que tiene riesgo de desarrollar cáncer de pulmón. Diagnosticar lo antes posible la enfermedad es clave, en estos casos, para poder realizar un tratamiento curativo”, apunta la jefa de Neumología del Chuac, e incide: “Es muy importante la prevención primaria, evitar tanto el tabaquismo activo como pasivo, los factores de riesgo en el medio laboral, tener en cuenta la contaminación ambiental y, a partir de ahí, ya entraríamos en el tema de implantar un cribado de cáncer de pulmón”.

La doctora Carmen Montero. L. O.

“El cribado perfecto debería combinar el TAC de baja radiación con el análisis de un marcador más sencillo”

Carmen Montero - Jefa del Servicio de Neumología del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña

Un cribado que en este caso, refiere, “es un poco diferente al de otro tipo de tumores”. “Hay que tenerlo muy organizado, tiene que haber un equipo multidisciplinar muy entrenado porque el pulmón es un órgano vital, y las técnicas para confirmar el diagnóstico entrañan a veces un riesgo para el paciente”, advierte Carmen Montero, quien recuerda que, “hace unos años se inició el cribado con citología de esputo y radiografía de tórax, y se vio que ahí no disminuía la mortalidad de los pacientes”. “En la actualidad, estos cribados se están llevando a cabo con TAC de baja radiación a aquella población que tiene riesgo de padecer cáncer de pulmón, fundamentalmente ciudadanos de 50 a 80 años que fumaron más de 10-15 paquetes al año. Pero si el TAC no es lo suficientemente específico para determinar si un paciente sufre esa enfermedad puede dar lugar a los llamados falsos positivos, que generan mucha ansiedad en los pacientes y conllevan realizar otras pruebas no exentas de riesgos. Estas son las limitaciones más importantes del screening en el cáncer de pulmón”, indica.

La responsable del Servicio de Neumología del complejo hospitalario coruñés cree que el “cribado perfecto” de cáncer de pulmón debería “combinar el TAC de baja radiación con el análisis de un marcador más sencillo, por ejemplo, en sangre periférica”. “En este sentido, se está avanzando mucho en el estudio de técnicas de microRNAs”, apunta la doctora Montero, quien especifica que se parte de la base de que “la mayoría de los pacientes con cáncer de pulmón son o han sido fumadores, y tienen otras patologías asociadas al tabaquismo, en un 60% de los casos EPOC". "Esta circunstancia los hace más vulnerables a posibles riesgos en el cribado —por ejemplo, si hay que someterlos a una punción transtorácica—, y también provoca que algunos pacientes, con enfermedad muy evolucionada, no puedan recibir el tratamiento adecuado”, expone.

La doctora Carmen Montero recuerda también que “hay muchas enfermedades pulmonares relacionadas con el tabaquismo, no solo el cáncer, también la EPOC o la fibrosis pulmonar están causadas por el hábito tóxico de fumar”. “Incluso se sabe que los pacientes con asma evolucionan mucho peor cuando fuman. Por todo ello, creo que la prioridad ha de ser promover la prevención primaria. Desarrollar programas de cribado es muy importante, pero el de cáncer de pulmón es un poco más complejo, con ciertas peculiaridades que hay que tener en cuenta”, reitera.