La vacuna de refresco es la principal herramienta de la que dispone Alemania para reducir el impacto de una quinta ola COVID (en ese país, la sexta en España) vinculada a la variante ómicron que ya no es posible detener, según afirmó ayer el ministro de Sanidad, Karl Lauterbach.

La cuarta ola, relacionada con la variante delta, está remitiendo gracias a que las medidas implementadas “tienen efecto”, según dijo, como demuestra la caída de la incidencia acumulada a siete días a menos de 300 nuevas infecciones por cada 100.000 habitantes. No obstante, pronosticó Lauterbach, ya no será posible evitar el embate de una quinta ola, como corroboró el presidente del Instituto Robert Koch de virología (RKI), Lothar Wieler, que hizo referencia a la vertiginosa expansión de ómicron en países vecinos como Francia y Dinamarca.

Wieler destacó que hasta la fecha se confirmaron en Alemania 540 casos, dato que sin embargo refleja la situación de hace catorce días debido a la lentitud del proceso de secuenciación, y avanzó que en tres semanas a lo sumo será la variante dominante en Alemania.