La ola de contagios de COVID asociada al auge de la variante ómicron continúa creciendo a un ritmo nunca antes visto en la pandemia, con un aumento del 70 % de los casos en el mundo la semana pasada, aunque al mismo tiempo las muertes siguen bajando, según informó ayer la Organización Mundial de la Salud (OMS). En un solo día se registraron 2,3 millones de contagios en el mundo. El número de muertes sigue cayendo, lo que confirma que la letalidad de la pandemia es cada vez menor.

La semana pasada se registraron 41.000 muertes por COVID en el planeta, un 10% menos que en los siete días anteriores, y se trata de la cuarta semana consecutiva de descensos en ese indicador, pese a que en regiones como América los contagios se duplicaron en el periodo estudiado, de acuerdo con el último informe epidemiológico.

Las cifras invitan a confiar en que la pandemia evolucione a formas menos letales, aunque el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

“Aparenta ser menos grave que la delta, especialmente en personas vacunadas, pero no hay que categorizarla como ‘leve’, porque también está causando hospitalizaciones y está matando”, advirtió el experto etíope, tras recordar que muchos sistemas sanitarios en el mundo están saturados en el actual “tsunami de contagios”.

¿Será la última?

El director del organismo para Emergencias Sanitarias, Mike Ryan, añadió en la misma rueda de prensa que la creciente opinión de que la variante ómicron podría ser la última de la pandemia, ya que podría inmunizar a ese importante porcentaje de la población que se está contagiando, es excesivamente optimista. “Es hacerse ilusiones, porque también hubo altos niveles de transmisión con anteriores variantes”, advirtió el experto irlandés, quien recordó que otras previsiones similares acabaron resultando erróneas, como la de que la “versión delta” iba a ser el culmen de la evolución del coronavirus.