Las trabajadoras del hogar se impacientan. PSOE y Unidas Podemos se comprometieron en el pacto de coalición a impulsar “con carácter prioritario” la plena integración de las empleadas domésticas en el régimen general de la Seguridad Social y a ratificar el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Sin embargo, dos años después estas promesas aún no se han materializado.

La dilación en los trámites preocupa al colectivo de las trabajadoras domésticas, que lleva muchos años esperando el justo reconocimiento de sus derechos laborales. “¿Qué significa esto para nosotras? Que nos seguimos quedando atrás, que este Gobierno sigue dejándonos atrás. (...) Sospecho que lo van a dejar para el final de la legislatura y entonces va a ser muy tarde para todas las empleadas del hogar esperanzadas en que el Gobierno cumpliera la promesa de cambiar su situación”, subraya en una entrevista con El Periódico de España, del mismo grupo editorial que LA OPINIÓN, la portavoz de la asociación Sedoac (Servicio Doméstico Activo), Carolina Elías.

La vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, anunciaba en abril del pasado año que el Ejecutivo había comenzado los trámites para la ratificación del 189. Fuentes de su departamento explican que la ratificación, desde cero, es un procedimiento complejo, y matizan que Trabajo ya ha completado todos los trámites que dependen de este Ministerio y ha remitido el asunto a Exteriores para su culminación.

Elías explica que el colectivo vive con “preocupación y decepción” que en España aún no se haya ratificado el 189, que la OIT impulsó hace más de una década. Una ratificación, indica, que abrirá las puertas a sus grandes reivindicaciones: “Lo que realmente queremos es tener derecho a paro, poder cotizar por nuestros salarios reales, hacer desaparecer ese sistema especial en que nos encontramos y pasar al régimen general como el resto de trabajadores, ser tratadas como el resto”.

El Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo, sobre las trabajadoras y trabajadores domésticos, vio la luz en 2011 y obliga a aquellos Estados que lo ratifiquen a eliminar la discriminación de este colectivo en materia de empleo y ocupación.

Desde la Asociación de Trabajadoras de Hogar de Bizkaia, Lorea Ureta asevera que la legislación española podría haberse cambiado ya sin esperar a la ratificación del convenio con el objetivo de mejorar la seguridad y la salud de las trabajadoras del hogar.

“Equiparar los derechos que faltan, sobre todo en materia de Seguridad Social: desempleo, cotización por salarios reales, cobertura de vacíos igual que en régimen general a la hora de calcular la jubilación... Realmente para que el Gobierno incluya estos asuntos que faltan ni siquiera es necesario ratificar el convenio, lo que hace falta es voluntad política», subraya Ureta.

La portavoz de la Asociación de Trabajadoras de Hogar de Bizkaia apunta que el capitalismo “pega fuerte en el Estado español y no corren buenos tiempos para la lucha de una clase social obrera”.

“Es agotador y desesperanzador, ¡diez años desde el 189! (...) Y llevamos más años en lucha por el reconocimiento de nuestros derechos y es agotadora, pero no vamos a parar hasta conseguirlo porque es justo tener condiciones dignas por realizar un trabajo tan importante como es cuidar de las familias españolas”, concluye la portavoz de Sedoac.

Salario mínimo

En su perfil de atención al ciudadano de la red social Twitter, la Seguridad Social ha recordado cuál es el salario mínimo que hay que pagar a las trabajadoras del hogar y qué cantidades hay que abonar por las cotizaciones de estas personas.

La Seguridad Social explica en la plataforma de trámites online Import@ss que dar de alta a los empleados del hogar es obligatorio e implica el pago de cuotas a la Seguridad Social y que las cotizaciones tienen el objetivo de “asegurar determinados riesgos y da derecho a futuras prestaciones”.

Dado que la cuota depende del salario que se abone a estos trabajadores y trabajadoras, la Seguridad Social deja claro que “el salario pactado tiene que ser igual o mayor al SMI establecido cada año”. En casos de una jornada completa, la cantidad mínima ha de ser 965 euros en 14 pagas o 32,17 euros por día.

La subversión de las ‘kellys’

El investigador predoctoral de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Verna Alcalde es el autor principal de un trabajo sobre la lucha reivindicativa de las kellys. Para sus conclusiones ha entrevistado a 40 camareras de pisos de 13 provincias diferentes. Según Alcalde, “hay una evidencia de colaboración de las kellys con otras trabajadoras feminizadas y precarizadas como las empleadas del hogar o de ayuda domiciliaria. Es decir, la lucha de las kellys se ha extendido a otros trabajos de cuidados que están devaluados y están altamente feminizados y precarizados”. “El colectivo de las kellys”, prosigue el investigador, “ha sido olvidados por los sindicatos. Que se autoorganicen estos colectivos no es óbice para que haya después un trabajo conjunto con los sindicatos. Porque, tal y como está el juego distribuido, son los sindicatos los que tienen capacidad real de negociación”. Sin embargo, Alcalde añade que “es importante que sean las propias trabajadoras las que tomen la lucha de sus derechos y que lo hagan de manera autónoma. Si lo que se busca en realidad es una transformación social es importante que lo hagan a través de una autoorganización que esté al margen de organizaciones más burocratizadas como los sindicatos”. El investigador asegura que este colectivo emplea en su lucha lo que denomina “tácticas de subversión”. “Son tácticas que inciden en tres niveles. Por un lado, el laboral u ocupacional. En este punto, las kellys resignifican su trabajo como una actividad gratificante y cualificada, en contra de lo que siempre se ha dicho, que era un empleo no cualificado y alienante. Esto lo hacen a través de su discurso, que aporta un nuevo valor a su oficio. Emplean por ejemplo las redes sociales para explicarlo. También tenemos otras tácticas que ellas aplican en el campo organizacional o empresarial. Y, por último, en el terreno sociopolítico”.