El Aliste, río más caudaloso de Zamora a la que da nombre, tan venerado por sus bondades como temido por sus crecidas, ha entrado en el invierno y cambiado del año 2021 al 2022 sin recuperar su característico e imponente caudal que durante siglos ha rendido tributo al gran Esla y desde diciembre de 1934 al embalse de Ricobayo. Las inundaciones propias de estas fechas han dado paso a un cauce de tierra, polvo, arena y piedras.

Nunca jamás en la historia conocida el bravo río Aliste había llegado al invierno (21 de diciembre) y menos aún al Año Nuevo seco. Dice el refrán alistano que “si el Aliste no corre por los Santos, mal año”: 69 días después y ya en plena inverniza el río superó el valle de “La Aguilera” de Valer y llega al término de Flores camino de Gallegos del Río. En su camino habrá de ir llenando profundos pozos como los de “El Frenón” y “La Tabla” en Flores y los de “Las Barandas” y la “Saya Verde” en Gallegos del Río. Lleva seco desde el 14 de junio de 2021: hace hoy 208 días.

Aunque muchos creen que el Aliste ya está corriendo en todo su recorrido desde septiembre, la realidad no es así. Se trata de las aguas procedentes del río Frío que tras nacer en la “Fuente de Moya Pan” (Sierra de Culebra), entre Ferreras de Arriba y Sarracín de Aliste, pasa por Riofrío y Valer, donde recoge las aguas del río Espinoso, (de Cabañas y Campogrande) manteniendo su caudal durante todo el año. Pasado el verano el Frío llega a Gallegos del Río donde tributa al Aliste. Sus aguas son las que llevan ya varios meses ayudando a sobrevivir al embalse del Esla. El Aliste dejo de correr en junio con lo cual en 2021 estuvo más tiempo seco que activo: solo en sus inicios por San Pedro y Mahide.

El río Aliste nace en el entorno del Portillo de San Pedro, de San Pedro de las Herrerías, Sierra de la Culebra, a alrededor de 1.110 metros de altitud. Junto a él, en sus inicios, se sitúa el antiguo Campamento Juvenil “San Ignacio de Loyola” donde han utilizado en sus estancias veraniegas sus aguas miles de niños de España y Portugal.

Es el Aliste el río con más longitud de la comarca natural recorriendo 72 kilómetros y 50 metros desde el acuífero de la Sierra de la Culebra hasta desembocar en el Esla. Su aportación media estimada es de 133,8 hectómetros cúbicos de agua al año.

Su caudal suele ser muy variable durante su recorrido al depender tanto su acuífero como los de la mayoría de sus tributarios de las lluvias: seco en verano y temerario por sus inundaciones en otoño, primavera e invierno.

Sus principales afluentes son el río Frío y Espinoso que procedentes de Valer se le unen por la izquierda en Gallegos del Río, el Mena de Tolilla, Mellanes y Tola y el Cebal, de Grisuela y Villarino que se le une en “El Rodillón” (Raya de Fradellos, Valer y Flores) a donde tampoco ha llegado todavía. A ellos se suman 37 regatos o arroyos secos, muchos de ellos dependientes de las lluvias, entre ellos el “Valdeladrón” que le llega desde Ferreruela.

En su recorrido cruza un total de 18 pueblos de las tierras de Aliste y Alba: San Pedro de las Herrerías, Mahide, Pobladura, Las Torres, Palazuelo, San Vicente de la Cabeza, Bercianos, Valer (La Aguilera), Flores, Gallegos del Río, Domez, Vegalatrave, Losacino, Castillo (Bordea la fortaleza del Condado de Alba de Aliste), Muga de Alba, Carbajales de Alba (su ribera era un paraíso antes de retroceder el embalse), Videmala y Villanueva de los Corchos.

Una ribera que antaño abastecía molinos, ganado y huertas

El río Aliste ha sido paraíso de uno de los manjares piscícolas, las anguilas de río, peces eurihalinos que pasan la mayor parte de su vida en el mar y otra parte en los ríos, con comportamiento catádromo: dejan los ríos para ir a desovar al mar. En el caso de la anguila europea (esa era la alistana) los lugares para el desove se sitúan en el mar de los Sargazos, un lugar elegido desde hace 140 millones de años a más de 1.400 kilómetros de Aliste. Así, su recorrido era desde e Mar de los Sargazos hasta el océano Atlántico para llegadas a Oporto (Portugal) subir por el río Duero y desviarse por el río Esla en busca de las templadas aguas del Aliste.

El origen de su extinción es obvio: la construcción y cierre del salto de Ricobayo en 1935 que modificó el curso natural y le cortó su entrada al Aliste. Entre los más ancianos aún recuerdan que “las hembras eran más grandes que los machos y las había de más de un metro; eran un manjar”. De hecho, las anguilas pueden medir de 70 centímetros a 2 metros y vivir 8 años los machos y 12 las hembras. Ello supuso que siguiera habiendo anguilas hasta casi 1960. Otro de los manjares del Aliste extinguido era el cangrejo de Río, al que se sumaban los barbos y los escallos. Hasta los años setenta del siglo XX el río Aliste mantenía su caudal hasta los pueblos de Valer y Flores incluso en verano donde las abundantes y frondosas huertas, hoy todas abandonadas, se regaban son sus aguas por su propio peso o con las norias.

“Antes nevaba y llovía mucho, llegaba mayo y no se podía salir de casa todos los días lloviendo, en enero nevando, ahora nada. No es extraño que se sequen los ríos porque la mayoría de las fuentes urbanas como campestres están secas” asevera un pastor alistano. El río Aliste y su ribera eran antaño un auténtico vergel que abastecía de agua a pueblos, huertas, ganados, batanes y molinos harineros, y alimentos (pesca y hortalizas). En sus riberas murieron dos santos: San Víctor Bracarense (patrono de San Vitero) por Palazuelo y Santa Engracia degollada por su enamorado no correspondido en Carbajales. El cambio climático ha llegado también para los ríos, que en tiempos pasados gozaron de muy buena salud con abundantes caudales.