Reorganización de turnos, suspensión de vacaciones, contratación de profesionales jubilados... La sangría de bajas y la sobrecarga que el tsunami de ómicron está dejando entre el personal sanitario ha empujado a muchas comunidades a tener que tomar medidas para garantizar la asistencia.

Los sanitarios no son una excepción en la sexta ola y, como el resto de la población, están acusando un incremento de contagios que se está dejando notar en el sistema de salud, especialmente en la atención primaria, ahogada por la saturación que la explosión de casos y su tramitación está acarreando una vez más a este nivel asistencial. Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, 9.143 trabajadores sanitarios se han infectado en los últimos 14 días, 4.053 solo en la última semana. En el informe de la semana anterior, eran 7.341 y 3.952, respectivamente.

De acuerdo con la Estrategia de Detección Precoz, Vigilancia y Control de COVID-19, recientemente actualizada, el personal sanitario y socio-sanitario contagiado que no requiera ingreso hospitalario deberá guardar, como el resto de ciudadanos, 7 días de aislamiento.

7 días de cuarentena

En el día 7 se les realizará un test de antígeno antes de su reincorporación, y podrán volver siempre que permanezcan sin síntomas respiratorios ni fiebre al menos 3 días y tras la realización de una PCR negativa o que, aún siendo positiva, lo sea a un umbral de ciclos elevado.

Aquellos que sí hayan necesitado ingresar pueden recibir el alta si su situación clínica lo permite aunque su PCR siga siendo positiva, pero deberá mantener aislamiento domiciliario con monitorización al menos 14 días desde el inicio de síntomas.

Si son contactos estrechos de un positivo, y como ocurre con toda la población (salvo que lo sean de casos de beta y gamma o inmunodeprimidos), están exentos de hacer cuarentena si están vacunados y utilizan equipos de protección adecuados.