El COVID persistente continuará cuando ya no despunten más olas dominadas por nuevas variantes del SARS-CoV-2, o cuando la gran parte de la población haya tenido tres o cuatro dosis de vacunas combinadas con infecciones previas que refuercen su inmunidad. Cuando alcancemos el control de la situación pandémica con mejores tratamientos y la evolución del virus nos permitan recuperar cierta normalidad, es entonces cuando nos quedará la última de las batallas, el COVID de los transportistas de larga distancia, o COVID persistente. Sin duda alguna nos estamos enfrentando a una de las mayores amenazas del sistema de salud pública y socioeconómico, y tenemos que estar preparados. Para entender mejor el COVID persistente, nos planteamos las siguientes diez cuestiones.

1. ¿Qué es el COVID persistente?

La OMS la define como la afección post-COVID que ocurre en personas con antecedentes de infección probable o confirmada por SARS-CoV-2, generalmente tres meses desde el inicio, con síntomas que duran al menos dos meses, y no pueden explicarse con un diagnóstico alternativo. Estas afecciones y secuelas debilitantes pueden arrastrar diferentes tipos y combinaciones de problemas de salud durante diferentes períodos de tiempo post-infección.

2. ¿Qué otros nombres se usan para COVID persistente?

Entre varias denominaciones, nos referimos a COVID de larga duración (o long-COVID), secuelas, post-COVID, efectos a largo plazo, o secuelas post-COVID agudo (PASC), son algunos de los términos que se han usado para denominar la enfermedad que continúa presentando síntomas meses después de infectarse con el SARS-CoV-2.

3. ¿Cuáles son los síntomas o secuelas más predominantes?

Los síntomas de COVID pasadas las dos semanas de la fase aguda se pueden transformar en secuelas que permanecen meses después de la infección. Pero también pueden aparecer una constelación de síntomas nuevos asociados al COVID persistente. En este estudio se han identificado más de 50 síntomas o efectos del COVID persistente tras recoger los datos de todos los trabajos publicados en 2020 y examinarlos en un metaanálisis publicado en la revista Scientific Reports. Los síntomas más comunes son: fatiga, dolor de cabeza, trastorno de atención, caída de cabello, disnea, ageusia (pérdida del gusto), anosmia (pérdida del olfato), dolor articular o tos, y una variedad de problemas neurológicos, reumáticos, enfermedades infecciosas u otras subespecialidades. Aunque la mayoría de las personas que padecen COVID persistente se recuperan parcialmente después de tres meses y aprenden a controlar sus síntomas más debilitantes, algunas de ellas arrastran estos síntomas y superan el año después de la infección.

4. ¿El COVID persistente afecta también a menores de edad?

Sin duda alguna sí, aunque la prevalencia es mucho menor, así como la severidad de los síntomas, pero no se puede negar que es una realidad y que debemos de proteger a los más pequeños de las infecciones. Los síntomas persistentes del COVID pediátrico van desde fatiga, problemas cognitivos, cambios de humor, irritabilidad, falta de atención o dolor de cabeza, asociados a la gravedad de la enfermedad aguda, aunque también se diagnosticó COVID persistente tras pasar la enfermedad leve o sin síntomas.

5. ¿Puede la vacuna prevenir COVID persistente?

Las personas vacunadas pueden también padecer COVID persistente. Los datos hasta el momento indican que una de cada cuatro personas con COVID persistente que se vacunan interrumpen sus secuelas, pero se necesitan más estudios. También sabemos que las vacunas reducen a la mitad el riesgo de sufrir COVID persistente, aceleran el doble la recuperación de estos síntomas o atenúan su sintomatología.

6. ¿El COVID persistente varía con las nuevas variantes?

Todavía es muy pronto para entender si las nuevas variantes como delta o ómicron pueden causar distintas presentaciones de COVID persistente. Se desconoce si algunas variantes que causan una sintomatología aguda más leve de COVID en personas vacunadas pueden a largo plazo presentar las mismas manifestaciones, atenuadas o peores. Por eso debemos siempre evitar contagiarnos.

7. ¿Por qué se produce COVID persistente?

Se desconoce con certeza la causa de COVID persistente, pero se plantean diferentes teorías, y probablemente algunas de ellas coexistan. La hipótesis más destacada es que la inflamación crónica causada después de la exagerada respuesta inmune y que no se ha podido eliminar, junto por la inflamación persistente desencadenada por los reservorios del virus, son los desencadenantes del COVID persistente. Esta respuesta inmune continua puede dañar el sistema nervioso y probablemente esté asociada a muchos de los problemas neuropsiquiátricos. Otra dirección apunta a que la activación de la autoinmunidad que destruye nuestros tejidos mediante autoanticuerpos generados tras la infección que atacan a los receptores ACE2 causando disfunción endotelial y agravamiento de otras enfermedades. Y la última teoría es que el SARS-CoV-2 interacciona con otros virus que tenemos “dormidos” como puede ser el Epstein-Barr.

8 ¿Por qué se manifiesta diferente en determinadas personas?

La susceptibilidad de sufrir COVID persistente no se presenta igual en todas las personas, podría tratarse de distintas etiologías. Se han sugerido los siguientes subtipos de asociaciones a COVID persistente: multi-secuelas, secuelas de fibrosis pulmonar, encéfalomielitis miálgica o el síndrome fatiga crónica, síndrome de taquicardia postural ortostática, síndrome post-unidades de cuidados intensivos (UCI) o secuela clínica. También sabemos que las mujeres de media de edad de 50 años y con problemas de salud subyacentes están en un mayor riesgo. Por lo tanto se necesita investigar en mayor profundidad para establecer los factores de riesgo y hacer diagnósticos diferenciados.

9. ¿Cuál es el tratamiento?

No existe un tratamiento específico para el COVID persistente, aunque hay varios en fase de desarrollo. Algunos de los síntomas o secuelas se tratan de la misma manera que si se presentarán sin ser diagnosticados como post-COVID. Dependiendo de los síntomas se necesita: rehabilitación pulmonar, cardiaca, músculo esquelético, psicológica, neurológica o ejercicio. La alimentación es fundamental porque puede modificar la flora intestinal considerada como uno de los mayores componentes reguladores del sistema inmune. Hay que comer saludable incluyendo probióticos en la dieta, hacer ejercicio moderado y dormir bien. Dormir debe de ser una prioridad ya que los síntomas o enfermedades a las que tenemos predisposición pueden empeorar. Desafortunadamente todavía algunos especialistas médicos afirman que COVID persiste tiene un origen psicológico y se limitan a recetar medicamentos para tratar la ansiedad o la depresión. Con estas interpretaciones no podremos llegar a la raíz del problema y esta mentalidad de muchos clínicos debería cambiar y ceñirse a las evidencias científicas.

10. ¿Qué puedo hacer para evitarlo?

Sin duda para prevenir la aparición de COVID persistente hay que evitar contagiarse del virus que la causa. Para ello implementar todas las capas de protección y tomar las siguientes medidas: vacunarse, usar mascarilla, evitar espacios cerrados, ventilar, guardar distancia con otras personas, y hacer pruebas rápidas y periódicas para detectar contagios y evitar la propagación del virus. También deberíamos lavar las manos para evitar que la infección se propague a otras partes del cuerpo, al tocar los ojos, oídos o la boca.

Bajo este panorama, nos afrontamos a una realidad que tienen que considerar con urgencia los sistemas de salud al planificar y diseñar políticas de apoyo a nivel global. Sin duda alguna el COVID persistente es la enfermedad emergente que nos acompañará los próximos meses y años. Sin embargo, aún no tenemos un régimen terapéutico o un diagnóstico exacto y se requieren enfoques integrados cuanto antes para detectar y tratar estos síntomas, especialmente los más debilitantes: la fatiga, la confusión mental y las disfunciones en el corazón y en el pulmón. Cada vez un número más creciente de personas con COVID persistente son incomprendidas y se desesperan por obtener respuestas. Se necesita un equipo multidisciplinario, por lo tanto, están emergiendo las clínicas post-COVID, compuestas por varios especialistas.

*(Médica epidemióloga por la Universidad Erasmus de Rotterdam, Países Bajos)

**(Neurocientífica y profesora en el Instituto de Investigación del Hospital Methodist, Houston, Texas, EE.UU.)