Ya han pasado dos años desde el estallido de la pandemia de COVID-19 y, aunque el mundo ya dispone de una decena de vacunas para mitigar la expansión y gravedad de este virus, todavía no se ha dado con una ‘pastilla antiCOVID universal’ para cortar, de raíz, los posibles daños causados por esta infección. El fármaco definitivo contra el COVID-19 es, por ahora, todavía un espejismo. Meses de investigación y ensayos clínicos han conseguido reunir un pequeño arsenal de fármacos para ayudar a los pacientes en situación más grave, pero ninguno de los compuestos hallados puede considerarse una panacea. También se han logrado resultados prometedores de algunos fármacos para pacientes con infección leve, aunque por ahora estas píldoras siguen siendo inaccesibles para la inmensa mayoría de la población.

La búsqueda de tratamientos contra el COVID-19 ha cotejado, en poco más de dos años, la efectividad de cientos de fármacos, moléculas y compuestos. Desde un principio, farmacéuticas y laboratorios de todo el globo se han centrado en “rebuscar” en el botiquín de medicamentos ya aprobados para ver si alguno de ellos era efectivo frente al COVID-19. Es decir, si había algo capaz de “ganar la batalla al virus en pacientes ya enfermos” o, mejor dicho, de suprimir la replicación del virus una vez entrado en el organismo. Por eso mismo, tras una exhaustiva búsqueda y extensos ensayos clínicos, la gran mayoría de fármacos aprobados hasta la fecha para luchar contra el coronavirus son, a su vez, medicamentos ya usados contra otras enfermedades.

En estos momentos no hay un consenso universal sobre qué medicamentos tienen vía libre para utilizarse para frenar los daños provocados por este coronavirus. Cada agencia del medicamento mantiene su propio balance sobre qué fármacos están aprobados (tienen el ok definitivo para comercializarse), los que están autorizados (condicionalmente durante el periodo de emergencia) y los que permanecen bajo estudio. En Europa, por ejemplo, ahora mismo hay seis fórmulas autorizadas, tres que han pedido autorización y una más que se está revisando. En Estados Unidos, en cambio, solo hay un fármaco con aprobación oficial y un puñado más que se pueden utilizar bajo el paraguas de la autorización de emergencia.

El balance, con matices

Según recoge la Organización Mundial de la Salud (OMS), el balance de estos fármacos incluye muchos matices. Solo hay tres compuestos con una evidencia científica sólida que avala su uso (en pacientes graves y críticos). También hay un par de fármacos con una evidencia limitada sobre su efectividad. Finalmente, la lista concluye con un compendio de fármacos que, hoy por hoy, cuentan con evidencia científica contraria a su uso. Mientras, la investigación y los ensayos clínicos siguen su curso. La buena noticia es que, tras dos años de pandemia, aunque no exista una pastilla universal que evite el contagio, sí sabemos que en caso de contraer el COVID-19 el paracetamol es el mejor aliado para aliviar los síntomas.