Portugal regresó ayer al trabajo presencial después de tres semanas de teletrabajo obligatorio, aunque el Gobierno aconseja, siempre que se pueda, desarrollar la jornada laboral desde casa para evitar la expansión del virus. El país, con 10,3 millones de habitantes, registró la pasada semana máximos de contagios diarios que rondaron los 40.000, la cifra más elevada desde que comenzó la pandemia en marzo de 2020.

El alivio de las restricciones alcanza también al ocio nocturno, con apertura de bares y discotecas, que exigen un test negativo a la entrada, y se ha levantado también la prohibición de consumir alcohol en la vía pública.

En las tiendas se mantiene la limitación de una persona por cada cinco metros cuadrados y para acceder a grandes eventos o a los estadios deportivos se requiere presentar un test negativo o documentación de haber recibido la tercera dosis de la vacuna con al menos catorce días de vigencia.