La insuficiencia cardíaca es la principal causa de hospitalización en mayores de 65 años, y el primer motivo de ingreso, también, en el Servicio de Medicina Interna del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac). La incidencia de esta patología crece por el aumento de la esperanza de vida, ya que se incrementa con la edad, y si en la franja de 45 a 55 años puede rondar el 1%, a partir de los 75 se dispara, incluso, por encima del 15%. También influye el hecho de que la supervivencia a infartos o valvulopatías es cada vez mayor, ya que la insuficiencia cardíaca es la fase terminal de bastantes enfermedades del corazón. Antes, como muchos pacientes fallecían ya en la etapa aguda de esas dolencias, no llegaban a desarrollar esa afección.

La nueva realidad de este colectivo de enfermos urge implementar estrategias para facilitar su seguimiento y, sobre todo, continuar mejorando su supervivencia y su calidad de vida. Con este doble objetivo, el Chuac acaba de iniciar un programa piloto con la farmacéutica Novartis, consistente en monitorizar “a un grupo determinado” de afectados por esa patología, para realizarles un control “más cercano” si cabe, “sobre todo a aquellos susceptibles de ver disminuidas, así, sus visitas no programadas al hospital”, apunta Fernando de la Iglesia Martínez, jefe de Medicina Interna del complejo hospitalario coruñés.

“Realizar, de forma sistemática, un seguimiento a los pacientes con episodios previos de insuficiencia cardíaca se ha demostrado eficaz para reducir sus visitas a los servicios de Urgencias, sus reingresos y, lo más importante, para mejorar su calidad de vida y, por ende, su supervivencia”, resalta el doctor De la Iglesia, quien refiere que el objetivo del plan piloto que el complejo hospitalario coruñés acaba de iniciar de la mano de Novartis, y que se probará también en dos grupos de pacientes reumatológicos —con espondilitis axial y artritis psoriásica— es “mejorar, en la medida de lo posible, ese circuito” para seguir a los ciudadanos del área sanitaria aquejados por la insuficiencia cardíaca. Lograr, en definitiva, que el control de su enfermedad sea “el más adecuado posible”. “Este proyecto es una oportunidad. Revisar, de forma sistemática, qué es lo que estamos haciendo, cuáles son los puntos de mejora y organizarlo todo nos ayudará a progresar en ese sentido”, añade el experto.

“La gran ventaja de los médicos internistas es nuestra capacidad para atender no solo la insuficiencia cardíaca, sino también otras patologías concomitantes que repercuten en esa dolencia”

Fernando de la Iglesia Martínez - Jefe de Medicina Interna del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña

Cuenta el responsable de Medicina Interna del Chuac que los pacientes con insuficiencia cardíaca que ingresan en el complejo hospitalario coruñés “son, muchas veces, personas mayores y con otras comorbilidades”, e incide en que, “precisamente” en esa circunstancia es donde los profesionales de su servicio “más pueden actuar” . “La gran ventaja de los médicos internistas es nuestra capacidad para atender no solo la insuficiencia cardíaca, sino también otras patologías concomitantes que repercuten en esa dolencia”, subraya el doctor De la Iglesia, quien reconoce que, entre ese grupo de enfermos crónicos, los que “quizás se beneficien más” del plan piloto puesto en marcha por el Chuac con Novartis “son aquellos que —entre comillas — están peor, siempre que su situación les permita venir al hospital de vez en cuando, o que cuenten con un apoyo familiar que posibilite hacerles un control mucho más cercano”. “Lo que buscamos con este tipo de consultas es, de alguna manera, personalizar el seguimiento de cada paciente y conseguir que sean atendidos en base a sus necesidades. Es habitual que, después de un ingreso, los afectados por la insuficiencia cardíaca precisen ser vistos por un médico internista en poco tiempo, no obstante, a medida que su situación se estabiliza, ese control se puede ir espaciando. Este proyecto piloto se dirige, inicialmente, a ese tipo de enfermos que ingresan más a menudo en el hospital y que disponen de algún cuidador o familiar que nos puede transmitir los datos de los índices a monitorizar en el domicilio”, refiere.

Este tipo de actuaciones “aportan calidad de vida a los pacientes, y también calidad al quehacer médico”, enfatiza De la Iglesia, quien avanza que el primer paso del plan piloto con Novartis consistirá en “identificar a todos los afectados por la insuficiencia cardíaca que se puedan beneficiar del proyecto” para, “de alguna manera, garantizar la equidad de la asistencia sanitaria”. Una vez reconocidos los potenciales beneficiarios, “porque ya han tenido que ingresar en el hospital por insuficiencia cardíaca”, les será “activada” una “consulta específica, atendida por médicos y enfermería”, de forma que puedan recibir “educación sanitaria sobre la enfermedad y su manejo”, al tiempo que “se les hace un seguimiento programado” que permitirá “pautarles fármacos, ajustar esos tratamientos o establecer los controles que sean necesarios” para el manejo de las distintas comorbilidades que padecen. “A la vez, dispondrán de un punto de comunicación rápida por si sufren alguna descompensación, para que puedan contactar con nuestros especialistas. De momento, en jornada de mañana está siempre disponible el teléfono de la enfermera asociada a las consultas de insuficiencia cardíaca de Medicina Interna, que muchas veces se encarga de resolver el problema. De no ser así, pueden contactar con nuestros médicos, que se encargarán de ajustarles la medicación, si fuese preciso, o de programarles una consulta rápida a mayores de lo que tenían ya previsto. Procuramos que estos pacientes tengan la máxima accesibilidad posible al sistema, con el objetivo final de que sobrevivan más y mejor”, recalca.

Unas de las herramientas “fundamentales” para ofrecer esa accesibilidad a los pacientes, apunta Fernando de la Iglesia, es “la consulta del hospital de día”, donde se les puede “poner y ajustar la medicación, si es necesario”. Otra parte que el jefe de Medicina Interna del Chuac considera “muy importante”, en este sentido, es “desarrollar un sistema para detectar rápidamente a los pacientes con insuficiencia cardíaca cuando ingresan en el hospital”. “El hecho de que nuestro centro cuente con hasta tres edificios distintos dificulta a veces que identifiquemos, de forma inmediata, cuándo ingresa un paciente de estas características. En la medida de lo posible, nos gustaría tratar de automatizar esa detección a través de herramientas informáticas, ya que eso permitirá derivar antes a los enfermos a ese circuito más personalizado”, señala.

De la Iglesia aplaude que la telemedicina haya “venido para quedarse”, e insiste en que esa modalidad asistencial “complementa el acto médico principal en algunos casos, pero no lo sustituye”, enfatiza, frente a las “reticencias lógicas” que esa modalidad asistencial puede llegar a suscitar en parte de la población. “Es evidente que la telemedicina ha venido para quedarse en algunos casos concretos. No para sustituir al acto médico presencial, pero sí para complementarlo y evitar ciertos desplazamientos innecesarios de los pacientes a los hospitales para recibir, por ejemplo, los resultados de una analítica o ajustarles una medicación”, subraya el experto, y hace hincapié, de nuevo, en que “uno de los grandes logros que se busca con este tipo de actuación es que el paciente tenga accesibilidad, lo más rápido posible, al lugar o el especialista más adecuado para llevar una patología concreta”. “Y en esa dirección estamos caminando”, concluye.