Más de 1,6 millones de toneladas de residuos al día. Esto es lo que, desde hace ya dos años, genera la humanidad en su lucha contra la pandemia de COVID-19. En su intento de frenar la expansión del virus, esquivar los contagios y tratar a los afectados por esta enfermedad, el mundo ha generado una cantidad hasta ahora inédita de material sanitario desechable.

Según un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la campaña de vacunación masiva contra el coronavirus ha producido cerca de 143 toneladas de residuos, la fabricación de pruebas diagnósticas ha sumado alrededor de 2.600 toneladas de residuos plásticos y 731.000 litros de residuos químicos y el uso de material sanitario en hospitales se ha multiplicado por 10, añadiendo a su vez cientos de miles de toneladas más de “basura sanitaria” en los ecosistemas.

El análisis de Naciones Unidas, elaborado en colaboración con hospitales y oenegés de todo el mundo, denuncia que la pandemia ha multiplicado por dos el volumen de residuos plásticos producidos y desechados por nuestra especie. Y que este tsunami de basura amenaza con “profundizar, aún más, la crisis ambiental y climática en la que está inmersa el planeta”. Por eso mismo, señala el informe, urge replantear “las implicaciones ambientales y climáticas sobre cómo se adquiere, usa y gestiona el material sanitario” utilizado para hacer frente al COVID-19. Sobre todo en los países de bajos recursos y en las comunidades empobrecidas donde, en muchos casos, la falta de infraestructuras para gestionar los residuos acaba por abocar enormes cantidades de basura directamente al medio ambiente.

Uno de los escenarios más preocupantes sobre el impacto del plástico generado por la pandemia queda reflejado en uno de los estudios que cita el informe. Según una investigación liderada por las universidades de Nanjing (China) y San Diego (EE UU), la actual crisis sanitaria ya ha generado más de ocho millones de toneladas de desechos plásticos. En su mayoría, de productos de un solo uso. Como las 3.400 millones de mascarillas sanitarias de un solo uso que, según varios estudios, se descartan a diario en todo el mundo y que en la mayoría de las ocasiones no se gestionan correctamente.