El pueblo de Traspinedo (Valladolid) despidió ayer a Esther López de la Rosa, de 35 años, quien desapareció el pasado 12 de enero y fue hallada muerta en una cuneta de su pueblo el 5 de febrero, durante la misa de funeral desarrollada en una abarrotada Iglesia Parroquial de San Martín de Tours. Allí los asistentes compartieron no solo dolor sino también la incertidumbre de desconocer aún las causas de su fallecimiento.

Así, las investigaciones continúan sin que hasta el momento se hayan despejado las incógnitas del caso y no se descarta ninguna vía de las tres apuntadas por la autopsia: la muerte por una paliza, por una caída accidental o incluso por un atropello.

El caso es que ayer cerca de 400 personas acudieron a la misa de funeral en el templo mientras que otro centenar mostraron su respeto y dolor a la familia de la víctima en la calle. A las puertas de la iglesia la recibían sus padres, Miguel y María Jesús, y su única hermana, Inés, junto con otros miembros de la familia. La misa, en la que se vivieron visibles momentos de dolor de los allegados, contó con la intervención de una prima de la fallecida, que leyó una emotiva carta al final de la eucaristía. Además, uno de los sacerdotes cooficiantes dio a conocer un escrito enviado por el arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, quien remitió un abrazo a los progenitores y destacó la entereza, el sufrimiento y la expectación con la que el padre de la fallecida vivió estos días los momentos de su desaparición.

Además, varias coronas de flores, distribuidas en tres vehículos fúnebres, mostraron el sentimiento de familia, amigos y conocidos de Esther, con distintos mensajes.