La inversión de 10.000 millones de euros de los fondos europeos para luchar contra la despoblación que ha anunciado el Gobierno corre el riesgo de malgastarse, porque no se ha producido un debate serio sobre cuáles son las políticas eficientes, señalan varios expertos a EFE.

“Es imprescindible, dada la gran inversión millonaria, desarrollar un debate previo y serio, porque sin él, gastar dinero en masa no será funcional”, advierte en declaraciones a EFE el economista Toni Roldán, director del Centro de Políticas Económicas de Esade, desde donde acaba de publicar el estudio “Despoblación y políticas de lugar: un análisis de la brecha demográfica, económica y de actitudes”.

Javier Esparcia, catedrático de Geografía de la Universidad de Valencia y doctor en Sociología, señala que el formato adoptado por el ejecutivo para distribuir la inversión millonaria no es acertado.

Y María Luisa Bustos Gisbert, profesora de Geografía Humana en la Universidad de Salamanca, resume en declaraciones a EFE una idea compartida por todos los expertos consultados: "Los grandes remedios contra el despoblamiento no funcionan, las grandes estrategias no valen por sí solas. Hay que ir a políticas muy específicas de cada territorio”.

"Deberían haber contado mucho más con los Grupos de Acción Local, integrados por alcaldes, iniciativa privada, actores sociales… Ellos conocen mucho más el territorio. Haber destinado mucho dinero a estos grupos hubiera sido una buena decisión, dotándoles de buenos equipos técnicos habrían conseguido mucho más”, señala Esparcia en esta misma línea.

Esparcia, al igual que Roldán, manifiesta además que es un error pensar en que puede impedirse la despoblación, entre otras razones, dice el catedrático, porque “se piensa que la población que no está en zonas rurales, está en las urbanas, pero eso no es exactamente así: estamos perdiendo población en términos generales, aunque se note más en las zonas rurales”.

Bustos también coincide en este diagnóstico: "Hay lugares donde este fenómeno ya no es reversible, y en otros puedes mitigarlo con políticas muy pegadas al territorio. Dicho lo cual, es necesario mejorar infraestructuras, equipamientos, servicios, pero no es lo único, ni va a ser siempre una solución. Hay que tener en cuenta que España es un país muy diverso, no puedes aplicar grandes estrategias para todo el país. Hay que contar con los recursos de cada lugar”.

En términos más críticos, pero orientados en la misma dirección, se expresa el profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Zaragoza Luis Antonio Sáez.

En un artículo que acaba de publicar en la revista especializada "Ager", titulado "Análisis de la Estrategia Nacional frente a la Despoblación en el Reto Demográfico en España", Sáez apunta a que la estrategia gubernamental parte de “un enfoque eminentemente cuantitativo, sectorial, desde arriba”.

La estrategia del Gobierno cuenta con 130 medidas repartidas en 10 líneas de actuación en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia para hacer frente al reto demográfico y garantizar la igualdad en todo el territorio.

Esa estrategia nacional “no se basa en evidencias empíricas y analíticas, ni atiende la bibliografía relevante”, dice en su artículo Sáez, que denuncia cómo el plan contra el reto demográfico “afronta fenómenos complejos con enfoques funcionales desde arriba, sin contextualizar, con una redacción aluvional y omisiones graves”.

“Lo que muestra nuestro estudio”, explica Roldán por su lado, “es que hay muchas políticas contra la despoblación que no son efectivas. Por ejemplo, apoyar la natalidad, por sí solo, no es una buena política, porque si no desarrollas los servicios se van a ir igual. Tampoco sirven las grandes infraestructuras de comunicaciones, un aeropuerto o el AVE”.

“Es mejor generar actividad en el territorio y, en todo caso, mejorar la conexión de infraestrucuras con núcleos urbanos de provincias. Funcionan mejor las políticas adaptadas a cada zona que vengan desde abajo: aprovechar industrias nacientes que haya en la zona, por ejemplo. También incentivos fiscales para generar actividades económicas, infraestructuras educativas…”, manifiesta Roldán.

Bustos, además, apunta la necesidad de abordar la reforma de la administración local respecto a los pequeños municipios: “El 61% tienen menos de 1000 habitantes. Y de eso no se está hablando en esos planes”.

En este mismo sentido, Esparcia señala que “hace falta menos municipio y más territorio, estas supuestas soluciones, estos programas lanzados desde arriba a los municipios para ver cuál puede aspirar a los fondos, no tienen el enfoque correcto. La cooperación municipal no es una opción, es una necesidad, pocos municipios pueden afrontar la depoblación por sí solos, desde luego los que tienen menos de 500 habitantes no, de hecho no son viables”.

El plan, para Esparcia, está vedado a los municipios sin los equipos técnicos suficientes para acudir a las convocatorias en pocos meses, o para gastar tanto dinero en pocos años. Además, coincide con Bustos en que “no se trata solo de poner dinero, hay que hacer reformas legislativas de la administración municipal”.