Un año más, con motivo del Día Mundial de la Obesidad, que se celebra el 4 de marzo, los especialistas han vuelto a poner sobre la mesa datos sobre un problema de salud pública alarmante. Si la tendencia no se revierte, en 2030, más de 27 millones de españoles sufrirán exceso de peso, advierte la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) que este martes ha presentado nuevas y preocupantes cifras del impacto de una enfermedad que, insisten, debería considerarse crónica por las múltiples patologías que conlleva asociadas y que, además, denuncian, acarrea un enorme estigma. Además, los médicos se han quejado de que España no financia uno de los fármacos que se ha demostrado más eficaz para combatir la obesidad que, por cierto, afecta más a personas con menos recursos. Cuesta 300 euros al mes, pero la sanidad pública no lo costea.

La SEEDO ha presentado este martes las principales conclusiones de una encuesta realizada a finales de enero, con un tamaño muestral de 1.000 personas, representativas de la población española mayor de 18 años. Antes, a mediados de 2020, cuando ya se habían superado los primeros meses de pandemia y estaba reciente la fase más dura del confinamiento, la sociedad había realizado otro sondeo que, ya entonces, mostraba datos preocupantes: prácticamente la mitad de los españoles, sometidos durante varias semanas al confinamiento domiciliario por la alarma sanitaria, habían experimentado un incremento de su peso medio durante este periodo de tiempo. Hasta un 73% de las personas consultadas habían engordado, de media, entre 1 y 3 kilogramos.La nueva encuesta realizada por la SEEDO, aseguran los especialistas, vuelve a sorprender con sus porcentajes. Desde la sociedad explican que se ha seguido una metodología similar a la primera, con la única diferencia de que ahora las entrevistas se han llevado a cabo vía on-line. Entre los principales titulares: los casos de sobrepeso y obesidad alcanzan a un 53% de la población: un 36,6% con sobrepeso y un 17,2% con obesidad.

Políticas para frenar la epidemia

Son porcentajes que, si bien, como en el resto de Europa, se han estancado en los últimos años, siguen arrojando una foto fija inquietante que habla de una incesante epidemia de obesidad en nuestro país. "Son cifras enormes y no hay señales de que esto se frene. Quizá porque la obesidad sigue sin considerarse una enfermedad crónica y no hay políticas claras para acabar con este problema", señaló en rueda de prensa la doctora María del Mar Malagón, presidenta de la SEEDO, catedrática de la Universidad de Córdoba y subdirectora científica del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC). 

Los especialistas reclaman un tratamiento multidisciplinar de la enfermedad. La encuesta que la SEEDO ha realizado este año se ha centrado en la actividad física. Pero, tal y como ha explicado el doctor Albert Lecube, vicepresidente de la sociedad y jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitari Arnau de Villanova (Lleida), la obesidad no puede tratarse sólo con ejercicio. "Requiere actividad física, una nutrición equilibrada, más horas de sueño o acceso a los fármacos indicados", reseñó.

Un fármaco eficaz pero no financiado

En ese sentido, la doctora doctora Sharona Azriel, secretaria de la sociedad científica, explicó que actualmente existen en España varios fármacos comercializados para combatir la obesidad pero el que es más eficaz -se conoce como liraglutida, reduce considerablemente el apetito y da una sensación de saciedad- no está financiado por la sanidad pública -pese a que cuenta con el visto bueno de la Agencia Europea del Medicamento (EMA por sus siglas en inglés)- y cuesta 300 euros al mes. Un problema, añadieron los especialistas, ya que son precisamente las personas con menos recursos las que más altas tasas de obesidad presentan entre la población española.

Los médicos subrayan la "mala suerte" de tener a su alcance una medicación que podría ayudar a sus pacientes, pero no poder recetarla porque esos pacientes no pueden costearla de su bolsillo. "Las personas con menos medios no pueden beneficiarse y, desde punto el punto de vista de la práctica clínica, es complicado saber que tienen un problema, que necesitan una solución y como especialistas, al menos en cuestión farmacológica, no se les puede ayudar de ninguna manera", criticaron.

A comienzos del pasado febrero, Canarias daba un paso adelante en esa dirección. El pleno del Parlamento acordaba por unanimidad solicitar al Gobierno regional que inste al Ejecutivo central a que incluya la obesidad en la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud y que financie los tratamientos farmacológicos.

Un problema de enorme calado

En la rueda de prensa, los especialistas también reclamaron mayor formación de los sanitarios en Atención Primaria para abordar el exceso de peso. A veces, indicó la doctora Azriel, adjunta del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Infanta Sofía de Madrid, pasa una media de seis años hasta que un paciente es derivado a un especialista. Además, añadió su compañero el doctor Lecube, cuando acudieron a consulta, según los datos de la encuesta, sólo el 51% de los encuestados había recibido consejos para reducir el exceso de grasa. El médico dibujó el retrato de las personas con obesidad en España. Es más frecuente en el sexo masculino y se incrementa incrementa con la edad, el 66% de quien la padecen tiene más de 65 años. Además, el 59% de los encuestados lucha contra el sobrepeso desde hace más de 25 años. La muestra arroja datos como que el índice de masa corporal medio (IMC) de la población encuestada se sitúa en 25,97. Las mujeres y las cohortes de personas más jóvenes registran un IMC más bajo (las mujeres son también las que documentan tasas más elevadas de bajo peso). Las tres principales causas que están detrás del exceso de peso se relacionan con hábitos de ejercicio, en primer lugar, de alimentación, en segundo lugar, y de gestión emocional o personal (psicología), en tercero. Cuando a las personas afectadas por ese exceso de grasa se les preguntó a qué lo atribuyen, un 31% contesta que es a la falta de ejercicio, un 20% contesta que por malos hábitos nutricionales y un 19%, "a ese componente ansioso que facilita el picoteo", desgranó el doctor Albert Lecube quien, además, denunció el estigma y la discriminación que sufren muchos pacientes -un 14% de los encuestados confesó que se sintió rechazado por su obesidad-, un aspecto que afecta especialmente a las mujeres. El efecto de la pandemia

La pandemia y el cambio de hábitos de vida se refleja en un incremento del número de personas obesas en comparación con la encuesta SEEDO de hace dos años, destacaron también los médicos. "La implantación del teletrabajo, más horas sentados delante del ordenador y cerca de la cocina, el estrés, las limitaciones para acudir a los centros deportivos por las restricciones covid y el miedo a salir a la calle en las personas de mayor edad han contribuido, sin duda, a que en la actualidad más de la mitad de nuestra población deba preocuparse por las consecuencias negativas para su salud que ocasiona el exceso de peso", advirtió el doctor Lecube.

La encuesta también muestra otras conclusiones interesantes. Según César Bustos, vocal de la Junta Directiva de SEEDO y CEO de No Hay Excusas (NHE), más de la mitad de los encuestados considera que tiene exceso de peso. Es en la franja de edad a partir de los 35 años, donde la percepción se ve más definida. A un 70,9% de los encuestados les gustaría estar más delgados, pero son las mujeres las que declaran en mayor medida haber intentado perder peso en algún momento de su vida (un 78,2 frente a un 67,2 de los hombres).

En la presentación del sondeo se puso de manifiesto como el sedentarismo está detrás de esa epidemia de obesidad. "Se evidencia un marcado y extendido sedentarismo y se señala a la falta de ejercicio como la principal causa de exceso ponderal", subrayó César Bustos. Casi la mitad de los encuestados (un 42,6%) reconoce que no realiza ningún tipo de ejercicio físico o le dedica menos de 1 hora a la semana (incluyéndose todas las actividades, como andar a paso ligero, correr, trotar, montar en bicicleta, hacer gimnasia, o cualquier otra modalidad o actividad deportiva). Además, un 47,2% indican que se pasan entre 1 y 5 horas al día sentados, tumbados o inactivos (sin contar las horas de sueño).

Motivos para la esperanza

Pero la fotografía que ofrece este sondeo exhibe también motivos para la esperanza, indican desde la sociedad científica: de la población sedentaria, el 80,7% reconoce que le podría dedicar a ese ejercicio al menos 15 minutos al día, 4 ó 5 días a la semana; y prácticamente todos los jóvenes encuestados (un 94,9%), aseguran que podrían hacerlo durante más de una hora a la semana.

¿Y por qué no lo hacen?. "El principal motivo que se argumenta es que no les gusta y, entre los más jóvenes, la principal razón para no hacer ejercicio es el alto precio de los centros deportivos", apunta la doctora Azriel. Entre las sugerencias de la sociedad, se pone el foco en la prescripción de un ejercicio físico adecuado y óptimo para cada persona. En este sentido, César Bustos explicó que se ha demostrado que los entrenamientos de alta intensidad, siempre que sean pautados de forma correcta, mejoran la respuesta cardiorrespiratoria y de resistencia, con volúmenes de tiempo mucho menores que los entrenamientos tradicionales.

La encuesta también refleja una mayor presencia de lesiones asociadas a la cadena posterior (espalda -lumbalgias-, caderas, rodillas o tobillos) entre las personas con sobrepeso u obesidad. De ellas, un 54,4% (respecto al 47,6% de la población general) constatan una lesión de este tipo en el último año, muy relacionadas con la desviación del centro de gravedad, por el exceso de grasa y por los desequilibrios biomecánicos que presentan.