Por la cuesta abajo de la sexta ola van cayendo las escasas medidas preventivas contra el COVID-19 que aún siguen vigentes en España. Ayer fue el turno de las cuarentenas de contactos estrechos en no vacunados, ya que los vacunados ya fueron exentos de hacerlas hace meses. Lo determinó la Comisión de Salud Pública, en la que están representadas las comunidades autónomas y el Ministerio de Sanidad. El nuevo escenario, en el que tampoco se realizarán rastreos de contactos estrechos, entrará en vigor el próximo sábado, 5 de marzo.

Dado que el 91,1% de la población española mayor de doce años está vacunada, se considera que esta medida beneficiará, sobre todo, a los niños entre los cinco y los once años, con tasas de vacunación todavía bajas, sobre todo en el resto de España. Sin embargo, no se retirarán por ahora las mascarillas en las aulas escolares, algo que apremiaban Cataluña —que ya había eliminado la cuarentena en sus colegios— y Andalucía.

En cualquier caso, la Comisión de Salud Pública recomienda que, durante los diez días posteriores a la última exposición, los contactos estrechos de casos confirmados “extremen las precauciones y reduzcan todo lo posible las interacciones sociales utilizando de forma constante la mascarilla y manteniendo una adecuada higiene de manos”.

La Comisión acordó también emitir la recomendación de “extremar las medidas preventivas dirigidas a la protección de las personas más vulnerables”.

Por su parte, el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, criticó haberse enterado por la prensa de que esta comisión debatiría la retirada total de las cuarentenas. Recordó que Galicia ya había planteado reducir de diez a siete días el plazo y, posteriormente, a cinco.

Respecto a las mascarillas en interiores, Comesaña hizo un llamamiento a la “prudencia” al considerar que, de momento, es “arriesgado” levantar la obligación de usarlas.