La Opinión de A Coruña

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Julio Alberto Futbolista, participa esta semana en A Coruña en el congreso Lo que de verdad importa

“La vida me ha regalado muchísimas cosas”

La leyenda del barcelonismo habla de segundas oportunidades

Julio Alberto, futbolista.

En lo más alto del rural asturiano, Julio Alberto se toma un café ante las montañas. La leyenda del barcelonismo ha regresado a sus orígenes, a la tierra en la que nació. Este viernes ofrecerá en A Coruña una conferencia sobre segundas oportunidades, dentro del ciclo Lo que de verdad importa. Confiesa que la vida le ha “regalado muchísimas cosas”. Pero en esta ocasión, el regalo es el propio entrevistado.

Nadie mejor que usted para demostrar que hay segundas oportunidades.

La vida me ha regalado muchísimas cosas. Incluso después de haberme equivocado, la vida me ha lanzado segundas oportunidades. El camino ha sido muy duro, pero también muy bonito.

Pero la segunda oportunidad también se la da al final usted a sí mismo.

Soy un hombre de fe, con mucha fuerza interior para levantarme otra vez. Me han ayudado diferentes cosas: las ganas de tener a mis hijas conmigo, de estar con mi familia y poder disfrutarla, el hecho de vivir en el campo... Pero también soy creyente, soy católico de misa todos los domingos... y eso me ha ayudado. Desde que nací siempre tuve fe. En mi primer colegio, además de ser bombero y policía ya quería ser sacerdote. La fe es algo que siento desde un principio.

Como diría Neruda, confieso que he vivido y usted así lo ha hecho. Llegó a lo más alto como futbolista del Barcelona y el Atlético de Madrid. Y cayó en un pozo. Pero ahora no quiere hablar más de lo malo.

Porque cada vez que hablo de lo malo me sacan lo mismo. Llevo 30 años intentando que no se repitan ciertas palabras, que queden en el recuerdo, todo el mundo sabe lo que me ha pasado. Yo ahora soy feliz, tengo una hija adoptada, vivo con mis perros en el campo... Cuando leo ciertos comentarios en Internet me hacen daño y ya no se ajustan a la realidad. Yo ya tengo otra vida.

¿Pero ha sido sanador relatar su experiencia con las drogas?

El relato de mi paso por el mundo de las adicciones lo hago en las charlas con los jóvenes en los institutos, con un lenguaje que no sea agresivo. En las conferencias soy más abierto. Me ayudó mucho que desde el año 2002 trabajo con fundaciones que luchan contra las adicciones, vamos a prisiones de Cataluña o Murcia. Estamos en proyectos de rehabilitaciones, ayudando a gente que ha perdido a sus hijos.

¿Qué ha sido lo más difícil de expresar para usted?

Todo es fácil. Por lo que me ha pasado, yo he visto muchas cosas: he visto morirse a otras personas. Te cambia tu forma de pensar: descubres que la vida no es durar en el tiempo, no es estar por estar. La felicidad no es el destino sino el camino. Aprendes a enamorarte de la vida.

¿Qué mensaje trasladará en A Coruña?

A los chavales les enseñaré que hay que disfrutar cada día de la vida. En la Champions hay varios partidos, pero la vida solo se juega a un partido y hay que aprovecharla. Con mi ejemplo, les diré que hay que intentar equivocarse el menor número de veces posible. Y tus decisiones no pueden cambiar de tal manera tu vida que no puedas volver atrás, o que las consecuencias sean irreversibles.

¿Qué es lo más bonito que le han dicho en una conferencia?

Me han dicho cosas muy bonitas, pero nada como el beso que me da mi hija todas las noches.

¿Las personas con una sensibilidad especial tienen más riesgo de caer en adicciones?

Una sensibilidad exacerbada causa más sufrimiento y así me ha ocurrido. Soy tremendamente sensible, mi infancia me marcó. Soy emocionalmente vulnerable, me afecta todo. Han pasado más de 20 años, pero me siguen afectando una mala palabra, un mal gesto, cuando el que crees que es tu amigo te da la espalda... Pero ahora lo gestiono mejor.

¿Da gracias a la vida?

Doy gracias a Dios por la oportunidad de estar aquí.

Sigue entrenando.

Entreno todos los días en casa y tengo proyectos deportivos. Nos han pedido colaborar con el Gobierno de Bolivia en formación de jóvenes. Sigo muy vinculado al Barça porque estuve 35 años en esa casa y tengo una gran relación con ellos sobre todo desde que está Joan Laporta.

Cuando murió Maradona, usted no dejó de dedicarle palabras de cariño.

Me da mucha pena que Diego falleciese y de la manera que lo hizo. Yo nunca salí con él, pero fuimos compañeros de equipo y era un diez como persona: ayudaba a todo el mundo, daba la cara por el equipo, era generoso con todos. Una semana antes de fallecer, tres amigos buscamos la oportunidad de que se recuperase en una clínica de Barcelona, pero no nos dio tiempo.

Disfrutó mucho del 0-4 del Barça en el Bernabéu.

Fue un regalo de Reyes. Soy amigo personal de Xavi Hernández, lo disfruté como no lo hacía desde hace tiempo. Ganar de ese modo al Madrid tras lo ocurrido con el Barcelona en los últimos dos años es una victoria enorme.

Y eso que tiene una nieta madridista.

Tengo hermanos madridistas, sobrinos madridistas, mi nieta madridista, la pareja de mi hija mayor es madridista. Estoy rodeado, ¡son tremendos! (risas)

Y ahora ha regresado a sus orígenes en Asturias.

Estoy ante las montañas y los ríos. Llevo un tiempo en paz conmigo mismo, con regalos como tomar un café, estar con mi hija adoptiva, recibir a mi hija mayor cuando viene con mi nieta. Una vida sencilla y sin lujos, pero con muchas cosas.

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