La Oncología Médica gallega está de luto y todos en el Servicio de Oncología Médica del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) nos sentimos de alguna manera huérfanos tras el fallecimiento inesperado del profesor Luis Antón Aparicio.

Nacido en León en 1950, en una España de postguerra devastada por el atraso y la pobreza, destacó siempre como buen estudiante y encarriló precozmente sus pasos hacia la ciencia. Tras finalizar la carrera de Medicina y la especialidad en Oncología Médica en Oviedo, completó su formación en Bruselas y dio sus primeros pasos como oncólogo médico en la Clínica Universitaria de Navarra. Es en el año 1987 cuando inicia su andadura en el Chuac, “el Juan Canalejo”, un hospital puntero en esos años de su llegada, pero con escaso recorrido en el terreno de la Oncología. Y en ese contexto comienza a fraguarse el servicio actual, los primeros residentes, el primer hospital de día...

Profesor universitario, referente nacional e internacional en patología genitourinaria, autor de numerosas publicaciones científicas, prolífica esa faceta científica que complementaba con una enorme capacidad creativa y artística que reflejó en su nutrida colección pictórica… la pintura era otra de sus grandes pasiones.

Esposo, padre, abuelo entregado, jefe, amigo, compañero. Los que hemos tenido el privilegio de conocer a Luis como persona y como jefe de Servicio de Oncología Médica del Chuac durante tantos años, lo recordaremos como una mente brillante e inquieta, un visionario en sus ideas, provocadoras muchas y adelantadas a su tiempo otras, un SABIO con mayúsculas, trabajador infatigable, lleno de energía y entusiasmo, exigente, pero siempre generoso en compartir conocimiento, experiencia y oportunidades, respetado y querido. A él le debemos haber creado un Servicio de Oncología Médica puntero, dando libertad y facilitando el crecimiento profesional de sus miembros, aunando el talento y las habilidades de cada uno de nosotros, pero sobre todo le debemos una forma de ser y entender la oncología, por transmitirnos la pasión por nuestro trabajo, buscando siempre la excelencia, la entrega y dedicación en el cuidado y la atención a nuestros pacientes. Ese es parte de tu legado, del que debes, allá donde estés sentirte orgulloso.

Te echaremos de menos Luis, añoraremos tus consejos, tus historias de astronomía y física cuántica, tu tan particular interpretación del destino, a veces tan caprichoso.

Gracias por tanto, gracias por todo.

Hasta siempre, querido Luis.

Servicio de Oncología Médica del Hospital de A Coruña (Chuac)