Seis meses más tarde, los Mossos d’Esquadra han resuelto la brutal violación que sufrió una adolescente de 16 años en Igualada (Barcelona) el pasado 1 de noviembre. Es un caso que conmocionó a la sociedad española por la gravedad de las heridas que sufrió la víctima y por el desprecio que mostró el agresor hacia la vida de una menor de edad que fue abandonada inconsciente en un descampado de las afueras del municipio barcelonés y precisó de varias operaciones quirúrgicas para recuperarse, perdiendo la audición de un oído. El sospechoso de aquel crimen es un joven de 20 años, con antecedentes por delitos de violencia sexual en el ámbito familiar y residía en la misma localidad en la que ocurrieron los hechos.
Hacía varias semanas que los investigadores habían puesto la lupa sobre él, tras descartar a diversos candidatos. Para estrechar el círculo sobre este joven, los policías han recurrido a pistas como la ubicación de su teléfono móvil y o al hecho de que fuera alguien que ya había atacado sexualmente en el pasado. Sin embargo, según remarcan fuentes policiales, aunque cada vez estuviera más claro para los Mossos que este vecino era el hombre que más ansiaban detener dado el revuelo social, ha sido necesario seguirlo durante semanas y continuar recabando indicios contra él antes de arrestarlo para poder reunir indicios que acrediten judicialmente que es culpable y evitar así, entre otras cosas, que su arresto quede sin efecto tras pasar a disposición judicial, el próximo sábado.
Los Mossos consideran al detenido el autor material de la agresión y no están previstas nuevas detenciones.