La Opinión de A Coruña

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Francisco Villar nnficha personal | Psicólogo y coord. del programa de conducta suicida en el menor del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, acaba de publicar el libro ‘Morir antes del suicidio’

“¿Cuántas campañas contra el suicidio podemos recordar?”

“Dejar a un niño solo en una habitación con internet es como dejarlo en un barrio malo”

El psicólogo Francisco Villar. | // JOAN MATEU PARRA

¿Aumentaron los suicidios en menores en 2021?

El aumento lo notaremos a final de este año, cuando salgan los datos. En 2020, durante el confinamiento total, bajaron las tentativas autolíticas, pero luego se recuperaron los niveles de otros años y a finales de 2020 empezó la otra pandemia [de suicidios]. También 2021 fue muy negativo en este sentido, pero aún no tenemos los datos.

¿Cuál es su predicción?

Yo estoy preocupado. A finales de 2020 llegamos a los datos más altos de toda la línea histórica: 3.941 muertos por suicidio en toda España [en la población general]. Es un récord. Y me temo que 2021 será malo, también para los menores de edad. Temo que los datos sean otro récord de suicidios.

¿Bajarán después de la pandemia de COVID?

Estoy convencido de que los números bajarán a la vergonzante cifra de suicidios anuales antes de la pandemia, y lamentablemente nos daremos por satisfechos.

¿Por qué ha escrito el libro Morir antes del suicidio?

Porque me sentí muy desnudo cuando afronté esta realidad. Y me di cuenta de que el suicidio sigue siendo impactante, aunque no es imposible de abordar. Es mucho más sencillo prevenir que predecir. Se puede entender cuáles son los elementos que llevan a pensar en la muerte. Y, una vez comprendido eso, podemos saber qué puede hacer cada uno para prevenirlo.

¿Y qué se puede hacer?

Te pondré un ejemplo. El otro día estaba en una consulta con una chica, a quien en ese momento llamó su entrenador de básquet. Él, que sabía lo que había pasado, dijo que la echaban de menos, que la necesitaban en el equipo, que el sábado había partido y que ella no podría jugar porque no había ido a los entrenamientos, pero que el equipo necesitaba que estuviera ahí. No hay nada que yo, como médico, pueda hacer con mi bata blanca para hacerle entender a esta chica que la gente la necesita. Los chicos que se quieren suicidar sienten que la gente de su entorno estaría mejor sin ellos. Una intervención como la de este entrenador es esencial para recordar a quien está pensando en dejar de vivir que esos lazos están ahí. Enlazarte a la vida es lo que te impide abandonar, aunque estés pasando por un momento doloroso.

Usted recuerda en el libro que hay más suicidios anuales en España que mujeres muertas por violencia machista o personas muertas en accidentes de tráfico.

La cifra es dramática. Yo no comparo sufrimientos, ni digo que unos sean más dolorosos que otros. Lo que digo es que somos capaces de hacer campañas de tráfico —la última es fantástica, nos decía que 39 personas iban a morir esta Semana Santa—, pero ¿cuántas campañas contra el suicidio somos capaces de memorizar? La muerte por accidente de tráfico se ha reducido un 75% en lo que va de siglo. En 2000, las muertes de tráfico eran más del doble que las muertes por suicidio. En 2020, las muertes de tráfico eran casi una tercera parte que las muertes por suicidio. La gráfica del suicidio es una recta que ha tenido un pico el año pasado pero que se mantiene estable, mientras que la de tráfico cae en picado. Sin embargo, los de tráfico no se cuelgan medallas y siguen trabajando por que no haya ninguna muerte en la carretera. Eso, las personas que nos dedicamos al suicidio lo echamos de menos.

¿Hay que hablar del suicidio?

Hay que hablar bien del suicidio. El fenómeno de contagio es verdad. Hay muchos decálogos que piden a los medios, por ejemplo, que no hablen de los métodos utilizados para quitarse la vida. Vosotros tenéis esa responsabilidad también a la hora de transmitir unos valores. Y los padres también. Dejar a un chico de 8 años solo en una habitación con internet es como dejarlo solo en un barrio malo.

Sin embargo, el suicidio sigue siendo un tabú.

Sí. El rechazo es activo. Los propios padres son los primeros que no quieren que se conozca el intento de suicidio. Faltan los niños al colegio y buscan la manera de que no se sepa por qué. Y justamente ahí es cuando están más vulnerables: la mayoría de las muertes por suicidio se producen después del alta. Y esos chicos encuentran que, después de pasar por esto, nadie ajusta su comportamiento, nadie se les acerca más, nadie se aproxima. Los estás privando de la ayuda. Este no mirar de la sociedad los deja solos. Por no hablar de la culpa que le queda después a la familia si se produce la muerte.

¿Qué lleva a un niño a suicidarse?

Ellos no han visto amanecer muchas veces. Es decir, un adulto ya ha visto cómo se le ha complicado mucho la vida y después se le ha resuelto. Ellos no lo han visto y tienen una mecha más corta, necesitan menos para pasar al acto, es lo que les juega en contra. El 10% de los chicos de hasta 19 años piensa en la muerte; un 4% hace algún intento. Ahora mismo, con el COVID, las razones que dan los chicos para matarse son las mismas que en 2014: “No valgo para nada, no me gusto…”.

En su libro cita varios mitos del suicidio. ¿Cuál es para usted el más destacable?

Hay mitos tranquilizadores que llaman a la inacción. Por ejemplo: “Si lo dice, no lo hace”. ¿Cómo te pide ayuda entonces? ¿Haciéndolo? Yo no quería ni hablar de los mitos en el libro, la verdad. Lo que quería es explicar qué puedes hacer tú como profesor de balonmano, como padre para ayudar a tu hijo a gestionar las dificultades con los amigos o con la pareja.

¿Cómo se identifica a alguien que está teniendo ideaciones suicidas?

La OMS recomienda preguntarlo a partir de los 10 años si los vemos una situación de dolor. Si a ti un chico te está explicando una situación muy dura, muy dramática, tú le puedes preguntar: “Con todo esto que me explicas, ¿has pensado alguna vez que la vida no vale la pena vivirla?”. Si no lo ha pensado, te dice que no. Y, si lo ha pensado, encuentra alivio.

¿Toda persona que se quiere suicidar lo verbaliza antes?

La gente no se quiere matar, quiere dejar una forma de vivir. Pero sí, la comunicación de las intenciones de suicidio está prácticamente siempre. Como mínimo antes hay un año de pensamiento suicida. Lo quieren comunicar.

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