Cuando su compañero le pegaba en el recreo, el hijo de Khadija se escondía porque le daba vergüenza que los otros niños le vieran llorar. Ella se enteró cuando la madre de otro alumno del centro le contó que el niño era objeto de agresiones e insultos en el aula y el patio. Hasta entonces Khadija no sabía lo que su hijo de seis años estaba sufriendo. "Solo me decía que quería cambiar de colegio, pero no me decía por qué".

Hoy se celebra el Día contra el Acoso Escolar, un fenómeno que, según la Unesco, afecta a 246 millones de niños y adolescentes en todo el mundo. El hijo de Khadija es uno de ellos y tanto él como ella reciben asistencia psicológica y social por parte de la ONG Save The Children. Hasta que en septiembre de 2020 empezó Primaria había sido un niño feliz en el colegio de Orriols al que acude desde los tres años. Pero en ese curso un nuevo alumno empezó a hacerle la vida imposible. "Ese niño tenía problemas con toda la clase, pero sobre todo con mi hijo. Supongo que porque lo veía más tímido y no sabía defenderse como hacían otros -lamenta la madre-. Los acosadores siempre van a por los más débiles".

Cuando su hijo le confesó que su compañero de pupitre le amenazaba, le insultaba y golpeaba, Khadija entendió por qué había dejado de querer ir al colegio, por qué tenía pesadillas por la noche y por qué había empezado a reproducir sobre sus dos hermanos pequeños la violencia que sufría en la escuela. Mantuvo una reunión con las profesoras, quienes le pidieron que "fuera comprensiva y que solo eran niños -recuerda Khadija. Y aunque reconocieron que el compañero era algo agresivo, me dijeron que seguramente mi hijo estaba exagerando".

Aquel encuentro no solucionó nada, así que Khadija se dirigió a la Conselleria de Educación. "Primero me sugirieron que cambiara al niño de colegio y yo les dije que el que estaba sufriendo la injusticia era mi hijo. Después enviaron a una inspectora al centro para hacer un seguimiento del caso y aprobaron varias medidas como separar a los niños en el aula, alejar al niño que acosaba a mi hijo en el patio y recibir asistencia de una educadora".

No hubo más agresiones, el curso terminó y el hijo de Khadija volvió a ser feliz. Pero en septiembre del año pasado, en 2º de Primaria, la situación se repitió. El alumno investigado por acoso ya no estaba pero un amigo suyo se encargó de mantener las agresiones en forma de insultos y "cachetes por los que le pedía enseguida perdón". Khadija habló de nuevo con los responsables del centro e intentó mediar entre los niños a través de la madre del presunto acosador. "Cuando le conté lo que estaba haciendo su hijo con el mío me dijo: ‘¿y qué’". "Un día -continúa- este niño animó a otros a tirarse encima del mío. Le aplastaron la cabeza contra el suelo y le cogieron de los genitales hasta que llegó un monitor del patio y los separó".

Khadija se entristece al relatar lo que ha sufrido su hijo y al reconocer que ya le daba hasta vergüenza volver a pedir ayuda en el colegio o la conselleria "y estar siempre repitiendo la misma historia sin solucionar nada". Fue entonces cuando recibió el consejo de dirigirse a Save The Children en busca de la ayuda y mediación que "al menos ha permitido que mi hijo vuelva a ir sin miedo a clase".