La Opinión de A Coruña

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Perdidos en los ojos de María Casares

‘Mi patria es el teatro’ reúne artículos sobre la actriz coruñesa de autores como Manuel Rivas, Haro Tecglen o Ramón Chao

Los ojos de María Casares protagonizan la portada de este libro Editorial Trifolium

“Somos un mundo imposible que busca la noche”. Con solo estas ocho palabras, María Casares viajaba hacia tres recuerdos: una antigua canción, su amor por Gerard Philippe y una Europa resquebrajada por la guerra. Cuando se cumplen 100 años de su nacimiento, llueven los libros de homenaje como el último publicado en Granada por la Editorial Trifolium: María Casares. Mi patria es el teatro. En un pequeño formato, recopila artículos inéditos o difundidos en su día por Antonio de Senillosa, César Antonio Molina, Eduardo Haro Tecglen, Manuel Rivas, Miguel Anxo Fernán Vello o Ramón Chao. Todos se pierden en los ojos de la Casares, como símbolo de un universo ya desaparecido: la residente privilegiada en Francia (según sus propias palabras), hija de un represaliado como Santiago Casares Quiroga (presidente del Consejo de Ministros en la II República), dama de la actuación, amante del amor...

Bellos y tenebrosos: Barrault, Casares y Camus. | // LA OPINIÓN LA OPINION

Acompañando a la coruñesa de mirada felina, aparecen hombres como los actores Gerard Philippe, Jean Louis Barrault y Jean Vilar; los escritores Paul Claudel y Jean Genet; otras personalidades del cine como Henri-Georges Clouzot y Jean Servais. O el considerado su gran amor (si descontamos al propio Santiago Casares): “El inolvidable Albert Camus, con quien vivió largos años de íntima relación”. Bellos y tenebrosos, inmortalizados en el misterio del blanco y negro.

María Casares, en una de sus más conocidas imágenes PIM

Entre los escritores gallegos de esta colección de artículos, César Antonio Molina inicia el recorrido por la calle Vaugirard: una de las más largas de París. Y allí busca el piso en el que vivió tres décadas María Casares, y en el que también murieron sus padres. Recuerda historias que definen una época como la de Nina: “La joven judía que (los Casares) acogieron tantas noches y que, finalmente, fue detenida en una redada por los nazis”. Y profundiza sobre todo en la relación entre padre e hija, que tras su entierro realizaba tan dura reflexión: “Odiaba a España entera, a ese pueblo enfangado para siempre en su propio menosprecio, su desdén y la vana jactancia con que se complace en desperdiciar aquello mismo que debería enorgullecerlo” (palabras de la actriz).

Cuenta Manuel Rivas que María Casares nunca quiso volver a Galicia: “Decía que deseaba mantener intactos, como un sueño vivido, los recuerdos de la infancia: la bahía coruñesa, el bosque de Montrove, la lluvia atlántica”. En otro artículo, vuelve a la casa familiar de Panadeiras: “Prisionera”, con sus libros robados y quemados por el fascismo. Ramón Chao se zambulle en su “amor complicado y destructor” con Camus. Y por último, un texto inédito de Fernán Vello para el Instituto Cervantes de París recupera a Casares como fougue ibérique según Jean Genet. Un fuego que no cesa y abrasa aún hoy en día.

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