Las órdenes de los Hermanos Maristas y de los Agustinos pidieron perdón el pasado mes de abril a las víctimas de abusos sexuales cometidos por algunos de sus miembros en sus colegios de València entre las décadas de los 70 y los 90, al igual que ha hecho el Colegio Dominicos San Vicente Ferrer de València con un comunicado en el que lamenta "el profundo dolor" cometido por dos frailes, ambos ya fallecidos. Mientras este centro emitió un escrito en el que constataba los hechos tras ponerse en contacto con los diferentes testimonios, en el caso de los Hermanos Maristas fue la congregación y el propio acusado los que se pusieron en contacto con el denunciante por acoso en su centro de la calle Salamanca, a principios de los 80.

El Delegado de Protección de la Infancia de la Provincia Marista Mediterránea, Fernando Domínguez, contactó con la víctima para ofrecerle todos los recursos necesarios para restablecer el daño causado. Mientras, el ‘hermano religioso’ denunciado también se comunicó con el exalumno, a quien expresó su arrepentimiento por lo ocurrido en relación a una conversación con contenido sexual muy explícito a la entrada al colegio y una invitación a contarle más detalles en su despacho, narrada en primera persona en Levante-EMV el pasado mes de febrero.

Por su parte, la Orden de San Agustín condenó "cualquier tipo de abuso sexual, porque esto supone un ataque a la dignidad de la persona que es contrario al ideario cristiano". Por eso, aseguran lamentar "profundamente cualquier caso probado de abuso, así como el sufrimiento que haya podido ocasionar" y se comprometió a facilitar la comprobación de los hechos y depurar responsabilidades tras haberse puesto "en contacto con las personas que nos lo han pedido para escucharles, pedirles perdón y ofrecerles nuestra ayuda".

Los casos de abusos sexuales en los Agustinos de València se centran en las mismas fechas, entre los años 70 y 80, cuando la pederastia en los centros religiosos era una actitud casi ‘normalizada’. Los dos frailes que actuaban de forma depravada con varios de sus alumnos y alumnas, según los testimonios, son Fray Balbino y el Padre Alfonso.

"Desde Agustinos nos hemos puesto en contacto con las personas que nos lo han pedido para escucharles, pedirles perdón y ofrecerles nuestra ayuda"

Los presuntos abusos del padre Alfonso Martínez se producían durante sus clases de religión y de filosofía en 8 º de EGB, 3ª de BUP y COU. La oleada de acusaciones vienen de los primeros años en los que el centro de la calle Albacete de València pasó a ser un colegio mixto, entre 1972, con la entrada de las alumnas en COU, y en los años posteriores, en los que se extendió al resto cursos. "Nos metía mano a las chicas, nos sacaba a la pizarra para hablar de la masturbación y nos insultaba. Además, se paseaba por la clase y nos ponía los genitales sobre los brazos. El tío era un cerdo", aseguró uno de los testimonios a este periódico. "Conmigo se cebaba. Me sacaba casi todos los días a la palestra a que explicase cosas de sexo y me ridiculizaba. Casi todo el curso estuvimos hablando de sexo en la clase de religión. Todas las chicas sabíamos qué buscaba", añadió. Otros testigos acusan a Fray Balbino, un profesor del mismo centro que grababa las clases y otras actividades del centro con su máquina de súper-8, de realizar tocamientos durante años a alumnos de EGB. "Me hacía quedarme al final de la clase y recuerdo perfectamente que cerraba con llave, que se sentaba en la silla, me cogía entre sus piernas, me bajaba los pantalones y me tocaba", explicó Nacho Barceló a este diario, una de las víctimas. 

Por su parte, el colegio Dominicos-San Vicente Ferrer emitió un comunicado para expresar su "profundo dolor" por los casos de pederastia denunciados por varios exalumnos, uno de ellos de forma firme a través de este periódico. El centro, que no tenía recogida ninguna queja ni denuncia en los años en los que dos frailes cometieron sus abusos, reconoce en el escrito la veracidad de lo ocurrido tras haberlo constatado con varios testimonios de la época, y ha ofrecido su ayuda para intentar restaurar en todo lo posible el daño causado por Fray José y Fray Villa durante los años 80 y 90, cuando aprovechaban su autoridad para realizar tocamientos en las instalaciones del colegio.

Desde que apareció la ola de denuncias por casos de pederastia cometidas en en el entorno de la Iglesia Católica en España, el año pasado, las órdenes religiosas han dictado una serie de protocolos para la protección de los menores. En los documentos se especifican obligaciones por parte de los religiosos como dónde deben evitarse mostrarse las muestras de afecto ("tocando zonas seguras como espalda, hombros, cabeza o brazos"), la prohibición de entrar en los vestuarios excepto si es acompañado por otro adulto, máxima visibilidad en los despachos y en otras estancias donde se atiende a los alumnos o la prohibición absoluta de juegos, bromas o castigos que impliquen desnudarse, besarse, u otras conductas que puedan tener connotación sexual.