El Hospital Universitario de A Coruña (Chuac) albergará, la próxima semana, el primer Congreso Gallego de Formación Sanitaria Especializada, una cita que reunirá a profesionales de las ciencias de la salud ya graduados que están ahora especializándose en hospitales y centros sanitarios de toda Galicia y a sus formadores. Bajo el lema Formación, compromiso y futuro, médicos, enfermeras, psicólogos, biólogos y farmacéuticos abordarán cuestiones como los retos de la formación sanitaria especializada tras dos años largos de pandemia de SARS-CoV-2. Un periodo duro y convulso que, sin embargo, “ayudó mucho a fomentar la parte humana” de su profesión, tal y como resalta la presidenta de la Comisión de Docencia del Chuac, Rosario López Rico, al frente del comité organizador. En esta entrevista desgrana las claves de ese encuentro, que dirige junto a la responsable de Docencia de Atención Primaria del área sanitaria coruñesa, Nieves Domínguez, quien preside el comité científico.
¿Cómo afrontan esta cita?
Con mucha ilusión. Reunir a profesionales con las mismas inquietudes y dificultades es siempre positivo. Poner sobre el tapete las ideas que pueden aportar todos y cada uno de ellos resulta muy interesante. El primer Congreso Gallego de Formación Sanitaria Especializada nace con la idea de poder celebrarse, cada año, en un área sanitaria de Galicia, como se hace ya con los congresos de las distintas sociedades científicas, y que todos participen. En esta ocasión nos toca a nosotros ser los anfitriones y lo hacemos con un gran honor y con la responsabilidad de que todo vaya bien y los compañeros se sientan muy cómodos aquí.
Este encuentro llega en un momento en que la formación sanitaria especializada está en boca de todos.
Es que la formación sanitaria especializada es un tema muy importante. Estamos hablando del futuro de los profesionales que van a mantener el sistema sanitario. De darles una formación de calidad, en excelencia, sin limitarse a las competencias y a la parte técnica, sino incluyendo, también, el profesionalismo. El lema de este año es Formación, compromiso y futuro, tres palabras que transmiten a la perfección lo que tiene que ser la formación sanitaria especializada: algo muy serio y a lo que todos debemos dar el valor que tiene.
Formar a los profesionales que nos cuidarán en el futuro es una gran responsabilidad.
Cualquier profesión implica compromiso y responsabilidad, pero la sanitaria, probablemente, tenga un plus. Los profesionales sanitarios tenemos en nuestras manos el bien más preciado de las personas, su salud, y esto requiere, obviamente, estar a la altura.
¿Qué temas abordarán en los dos días que dura el primer Congreso Gallego de Formación Sanitaria Especializada?
Arrancaremos el jueves 16, por la tarde, con cuatro talleres impartidos por un grupo muy reducido de tutores, sobre cuestiones tan importantes como el manejo de situaciones complejas durante la formación sanitaria especializada, el acompañamiento del tutor o los programas formativos.
Los tutores tienen un peso importantísimo en la programación.
Porque los tutores son clave. Sostienen la formación sanitaria especializada y se encargan de guiar a los profesionales durante todo el periodo de residencia, siempre con un esfuerzo personal que es de agradecer. Sin ellos, esto no sería posible.
¿Qué otras cuestiones tratarán?
El mismo jueves, contaremos con la presidenta de la Sociedad Española de Formación Sanitaria Especializada (Sefse), María José Cerqueira, quien abordará, en una conferencia magistral, los retos de futuro: qué profesionales sanitarios tenemos que formar y cuáles demandan los pacientes del siglo XXI. El viernes 17, por la mañana, se celebrarán varias mesas redondas, en las que diferentes especialistas hablarán sobre las competencias que han de tener los residentes, sobre su evaluación y sobre las cuestiones que se pueden mejorar. El encuentro finalizará, al mediodía, con un foro en el que intervendrán residentes de todas las áreas sanitarias de Galicia, porque ellos son, sin duda, los grandes protagonistas. Harán una puesta en común de lo que les gustaría mejorar en su formación o de las fortalezas que ven, y de ahí saldrán, seguro, conclusiones que nos ayudarán a todos a mejorar.
El título de una de las mesas redondas del congreso plantea si la evaluación actual es “garante de una buena formación” sanitaria. ¿Usted qué opina?
La evaluación es garante de la formación y no se puede contemplar la una sin la otra. En lo que respecta a la evaluación, ha habido grandes progresos en los últimos años, se ha unificado y existe una normativa que la rige, aunque siempre se puede avanzar más. Las competencias olvidadas, el trabajo en equipo, la gestión de recursos, el compromiso de pertenencia a una organización, el garantizar la relación médico-paciente, enfermería-paciente, e incluso con el resto de los profesionales... todas estas cuestiones deberían tener un peso tan importante en la evaluación como la parte de competencias técnicas.
¿Se adapta la formación sanitaria a la demanda social actual?
Esta es una cuestión que a todo el equipo de docencia del área sanitaria de A Coruña nos preocupa mucho. Los profesionales que se forman en el momento actual no tienen nada que ver con los que se formaban antes, cuando las necesidades eran otras. Siempre procuramos la excelencia, pero la demanda social implica que hayamos tenido que incluir en la formación sanitaria especializada cambios o competencias que, probablemente, antes no se precisaban. Los pacientes tienen, en la actualidad, un protagonismo muy importante dentro de la rueda asistencial y, por ende, de la formación. Empoderarlos en su salud, hacer campañas de prevención e implicarlos en las necesidades que pueden tener requiere un conocimiento por parte de los residentes.
¿Cómo ha impactado la pandemia de SARS-CoV-2 en la formación sanitaria especializada?
Ha sido un tsunami que ninguno estábamos preparados para afrontar. Cierto es que en nuestra profesión estamos acostumbrados a manejar la incertidumbre, pero en esta pandemia ha sido máxima y nos tuvimos que reinventar porque era nuestra obligación. Los residentes afrontaron la situación de forma brillante, implicándose desde el minuto cero. Aún sabiendo que el periodo de formación es corto y que tenían su programación docente, supieron adaptarse y ver la oportunidad que la emergencia sanitaria les brindaba para formarse dentro del drama que estábamos viviendo.
¿Qué les enseñó la emergencia sanitaria del COVID que no se aprende en los libros?
La importancia del trabajo en equipo o la comunicación con el paciente, que se dificultó un montón, sobre todo en la primera ola, debido a que muchas veces tenía que ser telefónica. Manejar eso, y hacerlo transmitiendo tranquilidad y sosiego al paciente y su familia, fue todo un aprendizaje. La pandemia ayudó mucho a fomentar toda esa parte humana tan importante en nuestra profesión. Cierto es que los residentes de especialidades quirúrgicas, con más formación técnica y manual, se vieron un poco frenados, sobre todo en el momento inicial, aunque luego se trató de suplir ese parón con otro tipo de actividades, como cursos de simulación. Con un abanico de cuestiones que nos iban planteando los tutores debido a su preocupación por la pérdida docente, se fue paliando todo eso. De hecho, la mayoría de los residentes nos transmitieron que no tuvieron esa sensación de pérdida.
Una nueva remesa de 115 residentes acaba de aterrizar en los hospitales y centros de salud del área sanitaria coruñesa. ¿Ha cumplido, esta última convocatoria, sus expectativas?
Estamos muy contentos. Los resultados de la elección han sido muy buenos, puesto que hemos tenido mucha demanda. El 80% de los graduados que aprobaron el examen de la especialidad y se incorporaron a nuestra área sanitaria habían participado en la jornada de puertas abiertas que organizamos a principios de abril, ya sea de forma telemática o presencial. Ahí se demostró ya, por tanto, su intención de venir a formarse con nosotros. La bienvenida fue muy satisfactoria, y ahora todos ellos están rodando ya por sus correspondientes servicios y con los cursos de formación a tope. Con el motor, en definitiva, a toda su revolución.
