La Opinión de A Coruña

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Avances tecnológicos en la sanidad coruñesa

La máquina que 'recupera' hígados para trasplantar en A Coruña

El Chuac estrena en Galicia una tecnología que recrea las condiciones para que el órgano extraído a un donante sobreviva e incluso mejore su estado fuera del organismo hasta ser implantado al receptor

Personal quirúrgico manipula el equipo de perfusión para hígados que acaba de incorporar el Chuac | L.O.

El Complexo Hospitalario Universitario A Coruña (Chuac) acaba de incorporar una máquina de perfusión para hígados, la primera de Galicia, con la finalidad principal de “optimizar” esos órganos para trasplantar. El nuevo equipo, instalado en el centro de As Xubias la pasada semana y que aún no ha sido utilizado —aunque los especialistas del Chuac acaban de completar el curso de formación y están listos para usarlo en cuanto se presente la necesidad—, imita la función que realiza el cuerpo humano y recrea las condiciones ideales para que un hígado, procedente de un donante cadáver, sobreviva fuera del organismo e incluso mejore sus condiciones para ser implantado a un receptor.

El doctor Javier Aguirrezabalaga González, en el Hospital Universitario de A Coruña (Chuac). CARLOS PARDELLAS

“La incorporación de esta máquina de perfusión supone para nuestro hospital continuar siendo punteros en el área del trasplantes y seguir estando a la cabeza en todo lo que es integrar los avances investigadores, así como en la práctica asistencial diaria, pues se trata de una tecnología que aporta beneficios claros”, resalta Javier Aguirrezabalaga González, médico adjunto del Servicio de Medicina general y del Aparato Digestivo y miembro del programa de trasplante hepático del Chuac, quien avanza que el nuevo equipo permitirá “poder trasplantar más cada año”, recuperando hígados “que a veces no eran óptimos o que tardaban en empezar a funcionar una vez implantados al receptor y que, por tanto, podían dar problemas en el posoperatorio”.

Frente a otros órganos, como los pulmones, que aguantan pocas horas una vez extraídos del cuerpo del donante en lo que se denomina “isquemia fría”, el doctor Aguirrezabalaga González especifica que el hígado puede almacenarse de forma segura, en esas condiciones, hasta medio día, después de “lavarlo con un líquido especial para preservarlo y conservarlo en frío, a 4ºC”. “Este sistema ha funcionado muy bien y lo sigue haciendo, pero puede mejorarse, y es lo que se pretende con estas máquinas de perfusión como la que acabamos de incorporar, que permiten hacer recircular el líquido de preservación, modificado y mejorado, y que además también lo oxigenan, con lo cual el órgano apenas sufre daño, al permanecer en condiciones similares a las del cuerpo humano. Y si el órgano se daña menos, funcionará mejor en cuanto a arranque”, reitera el cirujano general y miembro del programa de trasplante hepático del Chuac, quien subraya que, con esta nueva tecnología, los hígados “dudosos” en cuanto a su validez pueden mantenerse en mejores condiciones, evitando esos daños habituales que se pueden producir desde que el órgano se extrae hasta que se implanta.

“La incorporación de esta máquina supone para nuestro hospital continuar siendo punteros en el área del trasplantes y seguir estando a la cabeza en todo lo que es integrar los avances investigadores, así como en la práctica asistencial diaria”

Javier Aguirrezabalaga González - Médico adjunto del Servicio de Cirugía general y del Aparato Digestivo y miembro del programa de trasplante hepático del Chuac

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Y es que, incide el doctor Aguirrezabalaga González, el estado en el que llegue el hígado al trasplante condiciona una cascada de reacciones “cuando lo metes en el receptor”, algo que “no ocasiona ningún problema con órganos óptimos”, no obstante, “cada vez hay menos donantes óptimos porque, afortunadamente, fallece menos gente joven”. “Los donantes son cada vez más añosos, generalmente por encima de los 65, con lo cual tienen otras patologías asociadas, tipo diabetes, así como problemas de sobrepeso, obesidad, etc... que pueden afectar también al hígado”, indica el especialista del complejo hospitalario coruñés, quien hace de nuevo hincapié en que contar con un sistema de preservación más avanzado permitirá recuperarlos, “por lo que el trasplante irá mejor” y se podrán “utilizar más órganos”. “Estimamos que entre ocho y diez más el primer año”, destaca.

La máquina que acaba de incorporar el Chuac podría prolongar, por encima de las 12 horas, el tiempo entre donante y receptor, pero el doctor Aguirrezabalaga González asegura que no es lo que buscan. “En casos muy concretos, sí puede aportar este beneficio. Por ejemplo, cuando se ha seleccionado un receptor y, por lo que sea, sucede algo y hay que descartarlo. Ahí sí que podría dar ese margen extra mientras se busca otro receptor, pero nuestra prioridad no es esta”, asegura.

Una veintena de injertos hepáticos en lo que va de 2022

El Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) estrenó, en mayo de 1994, su programa de trasplante hepático, que un lustro después completaría con el inicio de los injertos pancreáticos. En los quirófanos de As Xubias se han llevado a cabo, desde entonces, unos 110 trasplantes de páncreas y más de 1.350 de hígado, 22 en lo que va de este año, una cifra similar a la registrada en junio de 2021, que se cerró con 51.

Entre los principales hitos de estos tres decenios, destacan “la puesta en marcha y consolidación de los trasplantes hepáticos con órganos de donantes en asistolia controlada”, es decir, a corazón parado. Una modalidad de donación a la que el Chuac recurre para otros muchos tipos de trasplantes, y que se plantea en el caso de pacientes ingresados en las unidades de cuidados intensivos (UCI), con un daño neurológico muy severo e irreversible, que entran en situación de coma vegetativo y que no son subsidiarios de recibir ningún tratamiento más allá de medidas de soporte vital. “Uno de nuestros grandes retos es seguir potenciando este tipo de donación ante el descenso de los donantes clásicos, es decir, en muerte encefálica”, destacado el doctor Javier Aguirrezabalaga González, médico adjunto de Cirugía general y del Aparato Digestivo y miembro del programa de trasplante hepático del Chuac.

Otro de los grandes desafíos, a medio plazo, es la renovación de los equipos de trasplante, una cuestión que preocupa sobremanera a los especialistas que trabajan en ese ámbito. “El trasplante hepático arrancó en España de la mano de un grupo de profesionales relativamente jóvenes, y con el paso de los años se ha alcanzado un nivel de excelencia muy bueno, no obstante, esos profesionales van llegando a la edad de jubilación y urge que venga una segunda línea detrás que los sustituya”, apuntaba recientemente el experto, con motivo de un encuentro organizado en el marco de la Semana de las Enfermedades Hepáticas, y subrayaba que, desde el punto de vista técnico, “el trasplante hepático es una intervención muy compleja” que requiere “años de formación”. “En nuestro equipo creo que hemos iniciado bien ese relevo generacional, pero es un tema que preocupa a nivel nacional”.

El doctor Aguirrezabalaga González recordaba entonces que, en un artículo publicado en la revista de la Asociación Española de Cirujanos, se preguntaba a los médicos residentes (MIR) de la especialidad si les gustaría implicarse, en el futuro, en este tipo de operaciones, y “la mayoría de los participantes en el sondeo contestaban que no, argumentando su respuesta en la gran exigencia que implica esa actividad y en que les atraían más otras ramas de la cirugía”, advertía el especialista del Chuac, quien insistía en que los trasplantes hepáticos son intervenciones “muy complicadas”, que requieren una gran pericia y especialización por parte de los equipos quirúrgicos. “Para sentirte seguro durante un trasplante es preciso acumular muchos años de experiencia, es un ámbito de la cirugía muy vocacional”, aseguraba.

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